- ¿En qué nos equivocamos como padres para ahora ver a nuestros hijos sobrevivir como adultos responsables que se alimentan sólo de comida rápida y chatarra? – inquirió su madre al abrir el refrigerador de su apartamento, soltando un fingido suspiro de decepción y negando con la cabeza – Desearía que mi única hija hubiera prestado atención en sus clases particulares de cocina en lugar de jugar baloncesto todo el tiempo.
- Y yo desearía que tú también supieras algo de cocina para haberme enseñado – se defendió Ha Neul, sentada sobre la mesada de la cocina mientras engullía su tazón de arroz.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que tuvo su último desayuno coreano?
- ¿Te haces la graciosa? – La mujer se dirigió a la sala para tomar un álbum de fotografías de su bolso. – Si eso quieres, entonces llevaré tus fotografías de bebé.
- ¡Ani, eomma! – profirió ella, bajándose de un salto para correr en dirección a su madre - ¡Mianhae! ¡Creo que eres la mejor cocinera que existe en Corea del Sur! ¡Es más, la mejor cocinera del mundo!
Riendo a carcajadas, su padre y su hermano aparecieron por el pasillo vistiendo, el primero, un elegante traje oscuro y, el otro, una camisa blanca impecable y unos pantalones de vestir negros.
- Ya... ¿Todavía no se han cambiado? ¿Qué están esperando?
- Tenemos dos horas antes de que empiece la ceremonia, appa – justificó la muchacha, queriendo volver a la cocina después de recuperar el álbum.
Baek Hyeon le tapó el paso y su padre hizo lo mismo con su madre cuando ésta quiso seguirla.
- Habrá un tráfico terrible, sólo les quedan treinta minutos para estar listas.
- ¿Mwo? – exclamaron a coro.
- Muévanse.
Apresurándose y tropezándose en el camino, ambas llegaron a la habitación de Ha Neul donde su ropa ya estaba lista y comenzaron a prepararse. Su madre, usando un vestido tubo de cintura alta azul marino con un escote cuadrado y una falda ajustada que le llegaba a la altura de las rodillas, una chaqueta fina blanca y zapatos de tacón del mismo color, fue la primera en dirigirse al cuarto de baño para terminar de maquillarse y peinarse. Por el otro lado, la joven se tomó algunos minutos para terminar de acomodar su atuendo, el cual trató de un vestido de un apasionado color rojo que Chun Hei le había obligado a comprar, estilo evasé con un escote de hombros caídos, ajustado a la cintura y largo hasta un poco más arriba de las rodillas. Unas horas antes, su madre le había preparado el el maquillaje y el peinado; éste último consistía en una trenza que rodeaba su cabeza haciendo el papel de corona y el resto de su cabello recogido en la parte de atrás, abultado y algo desordenado, dándole el aspecto que ella quería con algunos mechones cayendo por su rostro. Dio un último vistazo en el espejo, encontrándose con sus ojos delineados y sombreados, pestañas arqueadas, mejillas sonrosadas y los labios delicadamente brillantes. Por suerte se había decidido por usar sus lentes de contacto.
- Deséame suerte, Tae Hyung – pidió al volver al altar, esbozando una sonrisa al encontrarse con aquella sonrisa cuadrada -. Festejaré por ti hoy. También es tu graduación.
- Buena suerte. Gomawo – le agradeció.
Escuchando su estómago rugir, salió del cuarto hacia la cocina, pasando desapercibida por su padre y su hermano, que estaban sentados frente a la televisión viendo un partido. Colocó una servilleta en su escote, sin querer manchar el vestido, y tomó uno de los panqueques de zucchini y zanahoria que su madre había preparado el día anterior cuando llegaron a Seúl. Habían pasado casi veinticuatro horas desde que estaban con ellos pero ni Baek Hyeon ni ellos parecían tener intenciones de hablar sobre aquellas vacaciones. ¿Estarían al tanto de que ella había estado haciendo preguntas? ¿Estarían ignorando el tema a propósito? No estaba segura. Después de todo, su relación siempre había sido buena y divertida, en especial con su madre, a quien consideraba también una de sus mejores amigas desde que tenía memoria. Ella no me mentiría... ¿verdad? Se preguntó a sí misma con desconfianza.
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Don't Leave [Yoon Gi - BTS]
Hayran Kurgu1ra Temporada Quiso convencerse de que se trataba de una equivocación, de que lo que sentía era un error, pero terminó quedándose estática cuando distinguió cómo Yoon Gi hacía a un lado su flequillo con un movimiento de cabeza y dejaba atisbar una l...