Encantamientos

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Madame Pomfrey aseguró que Scorpius despertaría tras unas horas, una vez que la poción para su cuello estrangulado hiciera efecto.
Albus estuvo a punto de irse para comer algo, ya que su permanencia allí tenía poco  sentido. Pero su determinación se esfumó cuando Scorpius
se quejó en sueños y murmuró su nombre.
Albus no podía dejarlo. Era su culpa que Scorpius estuviera inconsciente.
Agotado, el chico apoyó la frente en la almohada, junto a la rubia cabeza de su amigo y murmuró: -Lo siento, amigo.
Un doloroso suspiro de Scorpius fue toda su respuesta. Eso y el gruñido de su estómago famélico.
Entonces recordó que sobre su baúl había dejado un plato repleto de magdalenas rellenas, un tentempié para esperar hasta el horario de la clase de Astronomía. Se preguntó si podría hacer un encantamiento convocador desde la enfermería hasta su cuarto. Realmente no estaban tan lejos.
Era un encantamiento que habían estado practicando con Scorpius hasta el cansancio. Albus era consciente de que trabajaba mucho mejor si realizaba encantamientos fuera de la clase. Le hubiera encantado contar con el apoyo de su amigo, pero era imposible. Sin embargo, le parecía oír su voz indicándole que se concentrara.
Se imaginó el plato sobre su baúl, cargado de magdalenas. Respiró hondo y dijo: -¡Accio!
Pudo sentir el plato elevarse y flotar sobre las cabezas de los alumnos, a lo largo de tres pasillos. En el instante en que atravesaba la puerta, apareció también Draco Malfoy, el padre de Scorpius, con una mirada preocupada en el rostro. Albus se sobresaltó y su concentración se rompió. El plato de magdalenas cayó exactamente en la cabeza del señor Malfoy. El hombre lucía extrañamente digno, aún con crema y migas de magdalenas sobre los hombros y el cabello. Mientras oía las farfulladas disculpas de Albus, desvaneció todo aquel desastre con un floreo de su varita. Cuando habló, su voz oscilaba entre la diversión y la irritación: - ¿Se puede saber qué pasó esta vez?
Albus explicó que Scorpius había tomado por error una poción (no dijo cuál), que habían ido a buscar ingredientes para el antídoto y que una mata de fresas radiantes se había defendido de forma violenta.
El señor Malfoy suspiró y le dijo: -Albus, sé que no fue tu intención lastimar a Scorpius, pero debes pensar lo que haces. Te estás volviendo alguien peligroso para mi hijo. Y tal vez sea mejor que...
- Por favor, señor Malfoy- imploró Albus.
Draco se veía implacable. El chico no pudo soportarlo más y se echó a llorar. Malfoy titubeó y le dio unas débiles palmadas en la espalda.
-Por Merlín, Albus, quería decir que tal vez sea mejor que seas algo menos Potter y un poco más un Slytherin.
Albus dejó escapar una risita.
-Además, es imposible separarlos a ustedes dos.
En ese momento, Scorpius volvió a murmurar el nombre de su mejor amigo.

Año Nuevo con Los PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora