Albus evaluó por enésima vez sentarse en el lugar vacante en el sofá azul, junto a Scorpius. Finalmente decidió sentarse junto a Narcissa, que lo recibió con una serena sonrisa y comentarios alagadores sobre su creme brule.
Sin que lo notara, la astuta mujer comenzó a llevar la conversación hacia la relación de Albus y Scorpius. Albus se encontró, en menos de tres minutos y medio, farfullando respuestas del tipo de: "Por supuesto, no hay otra persona más hermo... apuesta que su nieto."
Narcissa le tomó una mano, lo miró directo a los rincones del alma con sus penetrantes ojos grises y dijo en voz tan baja que solo Albus pudo escucharla:- Me alegra que lo veas de ese modo, querido, pero voy a advertirte algo: si alguna vez te atreves a dañarlo de cualquier manera, te maldeciré con todo mi poder. Y es mucho más del que se me atribuye, créeme.
A Albus se le erizaron los cabellos de la nuca y asintió como un muñeco a resorte.
Y entonces ocurrió lo más extraño: Narcissa comenzó a reír, con una risa cristalina y franca, muy parecida a la de su nieto, y le dio un abrazo.
- ¡Cariño! ¡Debiste ver tu cara! La advertencia va en serio, de todos modos.
Frente a ellos, Scorpius soltó la carcajada que estaba aguantando y Draco comentó: - Nunca creí que ese discurso hiciera efecto una segunda vez. Astoria se murió de miedo la primera vez que lo usaste, madre.
Albus soltó la respiración, aunque no había notado que la contenía.
- Ya me veía perdiendo otro duelo...
Cuando los Malfoy se despidieron, tras muchos cafés y risas, Albus apenas si pudo dar un discreto beso a Scorpius y un firme apretón de manos a Draco, antes de recibir un gran e inesperado abrazo de Narcissa, que le hizo prometer una visita en las vacaciones de verano.
- Me encantaría que vinieras con Scorpius a mi cabaña de la Riviera, jovencito. Será muy bueno para ustedes tomar sol. ¡Es muy saludable después de pasar el año entero en Escocia!
Asintiendo, Albus los vio esfumarse a los 3 en el aire.
