Albus despertó sintiéndose apaleado, con el cuello torcido por haberse dormido en la silla y una sensación general de confusión, fruto del rápido parlotear de su prima Rose.
- Por Dumbledore, Albus... ¿Por qué no me dijiste que habían traído a Scorpius aquí? Estaba haciendo un análisis numerológico sobre ustedes dos, ya sabes, para Aritmancia. Y los números eran muy extraños. Siniestros. Casi muero de miedo cuando no los vi en el Gran Salón. Y los busqué por todas partes. Pero Scorpius no estaba en la biblioteca ni en la torre de Astronomía. Y luego me tropecé con el señor Malfoy, que me dijo que estaban aquí. ¿Qué diablos ocurrió?
Albus se tomó la cabeza con una mano y le pidió tiempo con la otra a la chica. Necesitaba algo más de lucidez para responder a esa pregunta.
- Rose, si quieres saber qué pasó, tienes que prometer que no repetirás nada de lo que te diga.
Rose asintió efusivamente.
-Scorpius tomó por error un poco de Amortencia que preparé para alguien más.
- ¿Y lo envenenaste? ¡Albus! Ya te he dicho que no eres tan bueno en Pociones como crees.
- ¡Claro que lo soy! ¡Cállate, Rose! No fue eso... Es que comenzó a ponerse cariñoso y tuve que ocultarlo en el baño de Myrtle para preparar el antídoto. Luego fuimos a los invernaderos y casi lo asfixió una mata de fresas radiantes.
Rose tenía la boca abierta de par en par. Pero la cerró rápidamente para preguntar: - ¿Y ya le has dado el antídoto?
- No, lo olvidé. Pero... ¿no será peligroso mezclar el antídoto con lo que sea que le haya dado Pomfrey?
- Tienes razón. Sólo resta esperar. ¿Estás bien?
- Sí, sólo preocupado. Por suerte comió apenas un mordisco.
- Por suerte- murmuró Rose, con la duda en la voz. Se quedó en silencio un momento, pero comenzó a mover nerviosamente una pierna.
Albus la miró, irritado:
-Ya dilo.
- ¿No te preocupa que el efecto enmascare la verdad?
- ¡¿Qué?!- se horrorizó Albus.
- Ya sabes. La Amortencia no crea amor, crea ensoñación. Pero si el amor ya existe, lo saca a la superficie y lo fortalece.
Albus lanzó un quejido de dolor y se tomó la cabeza con las manos.
- Tranquilo. Sólo te preparo para el peor escenario posible. Aunque es improbable. Ya sabemos que siempre estuvo enamorado de mí.
La risa se congeló en el rostro de Rose al ver las lágrimas brillar en los ojos verdes de su primo.
- Lo siento tanto, Albus... Yo... Realmente nunca hubiera imaginado que tú...
Albus la interrumpió bruscamente: - No hay nada que imaginar. Casi mato a mi único amigo. Me siento muy mal. Eso es todo.
- No mientas, primo.
La respuesta de Albus sorprendió a Rose: -Por favor, Rosie, sólo déjalo ir...
- Disculpame, pero creo que deberías ser sincero contigo mismo. Por ti y por Scorpius...
- Nunca te reservas tu opinión, ¿no?
- Ey, si tu propia prima no puede ser ruda contigo y decirte unas cuantas verdades, entonces...- respondió Rose a la defensiva, poniéndose de pie.
Pero Albus la detuvo con un gesto que no hacía desde el verano previo a Hogwarts: un fuerte abrazo.
Rose correspondió con entusiasmo, diciendo: -Los números también dicen que ustedes están destinados uno al otro. Pero sé que no estás preparado. Solamente quiero que seas feliz, que... que sean felices.
Se soltó y se dio vuelta para irse. Albus la siguió con la mirada.
- Gracias, Rosie- susurró él, volviendo a su sitio junto a Scorpius.