PRÓLOGO 1.1

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10 años de edad

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10 años de edad...

  TATÚM

- ¡Listo! - Digo dando la última puntada y cortando con mucho cuidado con mi tijerita roja, el hilo donde suturé el brazo algo descocido del peluche de Hello Kitty de Juno.

Mi hermanita limpia su última lágrima, dibujando una gran sonrisa al ver que le entrego su peluche favorito, sano y sin rastro ya de su rotura.

- ¡Lo sanaste! - Chilla, apretujándola contra ella de forma feliz.

Y mi pecho se infla de orgullo guardando la aguja y el hilo en el costurero de nuestro nana Marcello.

Pero saco mi estetoscopio de juguete rosa de mi valijita también de ese color, para apoyarlo en el pecho de su peluche y chequear su corazón.

Acomodo mi lentes mejor en el puente de mi nariz.

- Mnmm... - Solo sale de mí, escuchando sus latidos.

Juno sentada tipo indio como yo en la casita del árbol y sobre la pequeña alfombra con motivos de personajes Disney, me mira suplicante.

- ¿Kitty, va a estar bien? - Me murmura, acariciando su brazo herido y dándole un beso.

Sonrío, guardando todo.

El clic de mi valijita cerrándola, bajo el trinar de unos pajaritos en el árbol, es lo único que se siente entre nosotras.

- Kitty solo necesita una semana de reposo y una gran dosis de amor como abrazos... - Digo sería como doctora de muñecos que soy y mi fama me precede en la cuadra de casa, arreglando y sanando lo juguetes de todos los niños que viven en nuestra manzana.

Elevo un dedito.

- ...tres veces al día... - Finalizo, diciendo la dosis de amor.

Juno suspira aliviada y abraza más su Kitty contra ella, mientras escribo en un cuaderno que mamita me compró, las recomendaciones a seguir con mi bolígrafo de corazones, ya que gusta mucho todo lo que tiene forma de corazón.

Y el color rojo en especial.

De un tirón, arranco la hoja para que lo guarde dentro de su gran bolsillo delantero de su overol de jeans.

Se pone de pie, sacudiendo sus rodillas.

- ¿Cuánto le debo, doctora?

Hago una mueca pensativa y deliberando.

- Solo dos galletas rellenas con crema de vainilla. - Mis favoritas.

Sonríe sacando de su bolsillo trasero el par y la deja en un platito sobre la pequeña mesa en madera blanca, donde hay cinco caramelos y dos paletitas de limón.

Mi hermana ya en la puerta de la casita del árbol, se detiene para mirar hacia afuera.

- ¿Oye, Tatúm? - Siento su voz.

Todo por Lulú ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora