CAPITULO 16

3.3K 335 133
                                    

TATÚM

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

TATÚM

Una gran caja con gruesos y numerosos libros de medicina infantil, siendo necesaria ser bajada por mi mudanza por dos persona, papá la mueve como si nada hasta en centro de lo que va ser la sala.

Para luego tomando asiento en ella y en el movimiento desabotonando su saco de vestir, sentarse en ella frente y a pocos metros nuestro que con Cristiano en el único sofá de tres cuerpos en color verde uva viejito, pero que me gusta mucho ya estamos sentados, envueltos para contrarrestar el frío de nuestras ropas mojadas, con un par de sábanas que encontré en otra.

Su rostro inclinado de un lado y muy pensativo pasa al otro, sin dejar de mirarnos callado sobre el silencio que inunda en todo la habitación.

Mierda.

Cruza una pierna sobre la otra al igual que sus brazos sobre su poderoso pecho, con su mirada fija en nosotros.

Y seria.

Aclara su garganta.

- ¿Percance? - Por fin dice mirando a Cristiano, para luego a mi persona y otra vez a él.

- Si, tío.

- Pero, tocaste a mi bebita.

- Si, tío.

- ¿Para salvarla? - Resopla.

- No había opción, tío. - Responde sincero.

- ¿Entonces, no había pensamientos lujuriosos con mi bebé? - Suelta y yo oculto mi risita sobre mi pelo suelto que libre de mis adoradas hebillitas, intento secar parte de él, con la sábana que me cubre.

La mirada de Cristiano reposa por unos leves segundos en la suya que lo envuelve y a los diseños de esta, sin pasarme desapercibida en ese breve tiempo, los pensamientos que lo embargan por algo, borran totalmente mi sonrisa.

¿Pero repito, qué?

Su mirada verde se eleva luego, sin dudar y a la vez dibujando otra, pero esta es triste.

¿Eh?

- Jamás, tío. - Contesta y ante ello papá eleva una ceja.

La que tiene una cicatriz por una pelea o algo así, de hace muchos años.

La inquisidora.

Huy.

- ¿Y el beso? - No se da por vencido.

- Amor, tío... - Responde rápido sin titubear y sincero, que me giro de lleno sentada al lado suyo por ello y ante el menor pudor de decirlo frente a papá.

Para luego, mirar a mi padre.

Mientras verifico con disimulo que la vena derecha de su cuello no se infló acusando su aneurisma en camino.

Y suspiro, tranquila.

Porque ese estado tipo coma sentado y sin gesticular movimiento de papá, mirándonos a ambos, solo es sorpresa ante la sinceridad sin preámbulos del idiota.

Todo por Lulú ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora