Capitulo 02 | Desilusionada

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Abro mis ojos poco a poco adaptándose a la luz que me molesta. Estoy en una habitación sus paredes son blancas. Observo todo a mí alrededor. Estoy acostada en una cama con una bata de color azul.

-Mi mamita- Logro pronunciar recordando que ya no la tendré.

Me acurruco en la cama poniendo mis pies cerca de mi abdomen. Cierro los ojos, mis lágrimas quieren salir, pero intento ser fuerte.

«Ella no quería verte triste- dice mi consciencia».

Sollozo. Una presión se apodera de mi pecho. Siento que en algún momento mi corazón va a desaparecer de tanta tristeza que siento. Escucho la manilla le dan vuelta y miro en dirección a la puerta y veo a María y a Rocío.

María se me para frente a la cama, mientras que Rocío se acerca a mí, abrazándome con todas sus fuerzas y besa mi cabeza. Sollozo. Me aparta de sus brazos y me arregla un poco el cabello mirándome a los ojos.

-Se me fue... mami. Se fue-. le digo con un nudo en mi garganta.

-Lucia, está en un lugar mejor donde no sufre-. Me dice con la voz entrecortada.

-Me tengo que ir, tengo que preparar todo para el funeral de mi mama-. Le digo sin contener mis lágrimas, miro a María que tiene un bolso.

-Para eso me tienes a mí, ya me encargué de todo el papeleo-. me dice mirándome con sus ojos aguados.

-Fui a buscarte ropa limpia para irnos directo a la funeraria- Por primera vez dice algo desde que entro a la habitación.

-Gracias, no sabría qué haría sin ustedes-. Le digo limpiándome las mejillas por donde pasaron mis lágrimas hace unos instantes.

-María ayúdale a Camila, mientras voy a firmar los papeles de su salida-. Le dice a mi amiga y María.

Asiente con una sonrisa que parece más una mueca. Sale de la habitación escuchando la puerta cerrarse. Miro el techo, respiro profundo. Me pregunto cuanto he pasado aquí. Miro a María.

-¿Qué hora es? -Le pregunto con un nudo en la garganta. Mira su muñeca fijándose en su reloj.

-Son las cuatro de la tarde-. Me informa, quedo de piedra al escuchar su hora.

-Tanto dormí-. Le expreso con asombro. Asiente.

-Te dieron un sedante, para que descansaras unas horas, después que te descompusiste en la sala de espera-. Me comenta lo que me sucedió. Asiento.

Me pasa el bolso, me voy directo al baño. Pongo el bolso en encima del lavamanos y busco el jabón y la toalla. Enciendo la ducha, espero que caliente un poco. Me hago una coleta alta en el cabello para que no se me moje.

Entro con cuidado y dejo caer el agua en mi cuerpo, al igual que salen mis lágrimas confundiéndose entre sí. Me enjabono todo mi cuerpo, para luego dejar que se vaya con el agua. Cierro la ducha, me seco muy despacio, saliendo de la ducha.

Me acerco al bolso y saco la ropa interior de color negro, colocándome la tanga y abrocho el sostén y ajustando el tirante. Me pongo por encima el vestido negro de cuello ovalado de mangas corta y hasta mitad de muslo. Me quito la coleta dejándome el pelo según cae.

Me pongo un poco de base y polvo, para no verme tan pálida. Salgo del baño, observo a María sentada en el sillón, se levanta en cuanto me ve. Me siento en la cama y me coloco los zapatos negros.

-Estuve a punto de entrar-. Me informa con una voz de preocupación.

-Perdón, no quise asustarte, pero necesitaba una ducha y pensar-. Le digo en un susurro.

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