Una noche de muchas preguntas sin respuesta. Tendrá que ver esa pesadilla con su actitud reacia a involucrarse sentimentalmente con una mujer. Será que lo traumatizo alguna vivencia con su madre. Una mujer a la que quiso mucho. Pueden ser varias hipótesis. Pero por donde puedo empezar a investigar.«Tonta por Carmela -me dice mi conciencia».
Tienes razón. Voy a preguntarle. Pero tengo que tener mucho cuidado. Ella tiene un sexto sentido para saber algo sin ni siquiera saberlo. Puedo hacer el intento, como si no quisiera la cosa. Debe de estar en la cocina. Me apuro antes que todos bajen a desayunar.
Guardo mi móvil en mi bolsillo del pantalón para llamar a Roció. Agarro el bastón que me subió hace un rato para apoyarme y no lastimarme mi pierna. Salgo de la habitación un poco incomoda por tener que usar el batón. Camino despacio por todo el pasillo. ¿Qué me invento? Tengo que ser muy convincente a la hora de preguntar. Diosito ayúdame a que no me descubra o empiece a sospechar. Empiezo a bajar las escaleras poco a poco. Espero tener buenos resultados en mi investigación. Ella lleva muchos años en esta casa, incluso antes de que yo naciera. Termino de bajar las escaleras, sigo mi camino torturador hasta la cocina encontrándome a Carmela y las chicas de servicio.
-Buenos días- pronuncio. Las chicas me sonríen, mientras Carmela se voltea y me abraza.
-Buenos días mi niña- me responde.
Me siento en la barra de la cocina, ya está preparada con varios tapetes. Recuesto mi cabeza en mi mano. Carmela me mira curiosa.
-Alguna preocupación- cuestiona.
-Ninguna. ¿Por qué? -pregunto.
-Se te nota en la cara- responde.
-Bueno... solo me preguntaba- en ese instante entra Sebastián con un pantalón de correr largo, sin camisa y todo sudado. Trago saliva y desvió la mirada hacia la nevera para no mirarlo como idiota.
-Buenos días- dice con una sonrisa.
Le da un beso en la mejilla a Carmela y camina hasta la nevera sacando una botella de agua. Definitivamente puedo entender porque todas las mujeres caen derretidas con él, sin excepción alguna. Dejo de respirar par de segundos en cuanto lo observo caminar hasta mi lado sentándose en el taburete.
-Hola Camila- pronuncia.
-Hola- susurro.
-No deberías de estar en la cocina, sino en tu cama. ¿Cómo bajaste? -pregunta.
-Lo sé, pero no me gusta estar acostada. A tu pregunta baje con mis pies- le digo.
-Porque no me avisaron, te hubiera bajado para que no hagas fuerza con tu pie herido- dice. Carmela nos interrumpe.
-Van a desayunar aquí o en la terraza- dice, pero pareció una pregunta. Nos observa a ambos.
-Donde vayan a desayunar- digo levantando mis hombros.
-Aquí está bien- dice Sebastián.
Carmela pone los platos de ambos y luego los cubiertos en la barra. Nos mira curiosa. ¿será que sospecha? Deja de imaginarte cosas Camila. Imposible que sospeche. Apenas hemos cruzado palabra. No puedo ser tan paranoica, porque entonces si se puede dar cuenta. Camila no te tortures.
-No vas a desayunar- dice Carmela sacándome de mis pensamientos.
-Sí... claro. Solo estaba pensando en lo que quiero hacer- respondo.
-¿Qué quieres hacer? -indaga Sebastián.
-No lo sé- evado su pregunta y lo ignoro.
Empiezo a desayunar, veo a Sebastián comer con mucho gusto. Sonrió. Definitivamente es adorable. Lástima que es un mujeriego y ellos no suelen cambiar. Carmela se sienta a mi lado a desayunar, mientras las muchachas se van a la mesa que hay en la cocina. Le doy un sorbo a mi jugo. Tengo que hablar con Carmela, pero en qué momento. Ya veré donde. En el área familiar. En cuanto termino me levanto para recoger lo que ensucie.
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¡Prohibido!
Teen FictionElla tiene un carácter fuerte, pero al mismo tiempo es una joven sensible, carismática. Él, le gusta las fiestas, bromista, le huye al compromiso y no le gusta encariñarse con las personas. Todos los derechos reservados © 2016-2017