Me da un beso intenso después de recuperarse del orgasmo que acabamos de tener y se echa para el lado sentándose. Se quita el condón y lo tira en el cesto del lado de mi mesita de noche. Me acomodo entre mis sabanas tapándome, mientras observo una su espalda ancha y musculosa.
-¡Cuéntame de ti! - me pide.
-Sabes bastante- digo.
-De tu vida en España- dice.
-Como sabes me mudé con mi madre que estaba paralitica, tuve una infancia feliz. No me puedo quejar. Tengo una amiga y mi madre murió de cáncer hace año y dos meses- expreso.
-Wao... me dejas sorprendida con tu historia- dice con sarcasmo. Se acuesta a mi lado y fija su mirada en mí, pero guardando su espacio personal.
-Mejor cuéntame de ti, no sé nada- comento.
-Mis padres murieron y a los siete años mi tía me recogió- dice despectivamente.
-Pero cuéntame de tu infancia- pido.
-No hay mucho que contar, mis abuelas una era alcohólica y la otra me despreciaba. Si no fuera por mi tía y tu padre, me hubiera criado en un centro y ahora mismo estaría en la calle o quizás muerto- dice sin ninguna expresión en su rostro. Paso mi mano por su mejilla.
-Lo siento, no debí preguntar- me disculpo.
-No te preocupes, muy pocas personas se preocupan por mí, por preguntarme- dice.
-¿Querías a tus papas? ¿Los extrañas? ¿algún recuerdo bonito? - cuestiono. Veo como se sienta en la cama y se tensa al escuchar mis palabras.
-Estas muy curiosa y son muchas preguntas para contestarte. Confórmate que te dije algo. No suelo hablar de nadie de mi pasado. Solo de mi presente espáticamente de mi tía y Camilo- expresa.
-No pregunto- susurro. Mi intención no fue incomodarlo. Miro la hora que es son las tres de la madrugada. Veo como se pone el bóxer.
-No te vayas, es temprano- digo.
-Es lo mejor, no quiero que sigas preguntando y también tienes razón en sentirte sin dignidad cuando estás conmigo. Prometo no volver a molestarte. Yo no tengo nada bueno que ofrecer- expresa con cabizbajo.
-Yo no he dicho eso...- digo, pero abre la puerta y sale de la habitación dejándome sola.
Como fui tan bruta de decirle eso. Lo que provocaste es que se alejara de mí. Bueno en parte es lo que quiero, pero al mismo lo siento parte de mí. Es una droga para mí. Tan inalcanzable y tan cerca a la vez. Cómo arreglar el error que cometí. Eres una idiota. Me levanto de la cama y busco un camisón en el closet. Regresó y me cuesto acurrucándome entre las sabanas.
-Tonta- susurró.
Bostezo. Ay, Sebastián. Que daño te hicieron para no relacionarte con nadie. Presiento que puede ser en tu infancia, pero qué. Mis ojos se van cerrando poco a poco. ¡Sebastián, voy a averiguar qué fue eso que te tiene alejados de todos. Mis ojos se cierran en total oscuridad.
Bajo las escaleras con mi cartera y agenda en mano. Las dejo en el sofá de la sala y camino hacia el comedor. Me encuentro con toda la familia sentada esperando por mí. Me acomodo en mi asiento al lado de Sebastián. Le regaló una sonrisa, pero su mirada está sin expresión alguna. Una punzada se apodera de mi corazón. Le sonrió a mi padre y a Miranda.
-Buenos días- susurro.
-¿Cómo amaneciste hija? -pregunto.
-Gracias a Dios bien, ¿ustedes? -devuelvo la pregunta.
ESTÁS LEYENDO
¡Prohibido!
Ficção AdolescenteElla tiene un carácter fuerte, pero al mismo tiempo es una joven sensible, carismática. Él, le gusta las fiestas, bromista, le huye al compromiso y no le gusta encariñarse con las personas. Todos los derechos reservados © 2016-2017