Se preguntarán por qué el mensaje al principio. Bueno los que me comentaron dijeron que querían algo diferente. Pues seguí mis ideas 💡. Como dije el capítulo iba hacer fuerte. Así que espero sus comentarios. Es la primera vez que hago esto en alguna de mis historias. No les quito más de su tiempo.
¡Disfruten de la lectura!
«§»
No me cuesta nada en reconocer que se trata del mismo hombre de la mañana. Se pasa su mano por su barbilla como si estuviera pensando en lo que va a decir. Intento de irme, pero rápidamente se para frente a mí, evitando el paso. Resoplo y lo miro a los ojos.
-Me alegro verte por aquí- suelta sus primeras palabras.
-Solo vine por un trago, necesitaba despejar mi mente un momento- comento.
-Preciosa, tus ojos de color marrón claro están triste. ¿Problemas? - parece averiguar.
-Si fueran problemas se arreglarían, pero el tiempo no se recupera- suelto.
Me siento en el taburete y le doy un sorbo grande a mi bebida vaciando el vaso. Miro al hombre que me invito tiene los ojos como plato por mi gesto. Me encojo los hombros restándole importancia. Le hago señas al barman para que me sirva otro trago.
-No es agua... te puedes emborrachar- comenta.
Lo miro alzando mi ceja derecha, al tiempo arrugo mi frente. La verdad tiene razón, estoy en una cuidad desconocida. Algún idiota se podría aprovechar. De él me dejaría aprovechar en mis cinco sentidos.
-Tienes razón. Una copa más y me voy a dormir. Gracias por el consejo- digo.
Le hace una seña al bartender. Volteo para mirar que hace. ¡No me está preparando el trago! Arrugo mi cara.
-No te arrugues que te ves fea mejor sonríe- Expresa.
-Gracias por lo de fea- sulto sarcastica.
-Oye no te moleste... mejor vamos a bailar- comenta.
Me agarra la mano y una electricidad se crea. ¡Lo habrá sentido el! Me levante de la silla jalándome por el local y chocando con otros cuerpos hasta llegar a la pista de baile. Pega su cuerpo al mío. La música paso de algo movido a algo más suave. Paso mis manos por sus hombros, mientras el agarra mi cintura con sus manos y otra electricidad se produce por mi columna. Una sensación rara, pero placentera.
-Tienes que divertirte para que no tengas esa mirada triste- comenta.
Asiento. No quiero mirarlo a los ojos por eso miro por encima de su hombro. Sin darme cuenta recuesto mi barbilla en su hombro. Moviéndonos despacio al ritmo de la música. Recuero como si fuera ayer cuando Adán me invito a bailar y no sabía. Después de unas semanas de la muerte de mi madre, Rocío me convenció de ir a tomar clases de baile. En estos momentos le agradezco que me insistiera en que aprendiera a bailar.
La canción termina y me separo automáticamente. Caminamos fuera de la pista de baila en dirección de la barra. Nos entrega mi bebida sin pedirla y le doy un sorbo.
-¿Cuánto tiempo vas a estar en el hotel? -pregunta
-No lo sé... como una o dos semanas a lo mucho- respondo. Le doy un sorbo grande por la sed que me provoco el baile.
-Te gustaría hablar en otro lado, sin tanto ruido- propone a lo que acepto con un adame de cabeza.
Le doy un sorbo grande bebiéndome lo que queda del vaso. Me agarra la mano llevándome hacia afuera del bar y caminando por el área de recepción hasta llegar al área de la piscina. Nos sentamos en una silla de tomar sol, uno al lado del otro mirando la piscina.
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¡Prohibido!
Teen FictionElla tiene un carácter fuerte, pero al mismo tiempo es una joven sensible, carismática. Él, le gusta las fiestas, bromista, le huye al compromiso y no le gusta encariñarse con las personas. Todos los derechos reservados © 2016-2017