Capitulo 08 | Sueltame animal

812 78 36
                                    

Una semana desde que lo vi después del adiós. Como es posible que mi mente lo recuerde una y otra vez. Cuando más me empeño en no pensar en Sebastián más pienso y sueño con él. No sé cómo voy a superar todo esto. Todo mi cuerpo me pide a gritos que lo vea, pero no es posible. Yo no estoy para un "date" o algo ocasional, necesito a alguien a mi lado responsable, que me ayude a resolver problemas, que me sostenga cuando más lo necesite. Una relación estable.

La puerta se abre dejándome ver a mi padre con la bata de dormir. Tiene una sonrisa en su rostro a pesar de su delicada operación. Deshago las sabanas para que se acueste. Sé que está feliz porque voy a vivir con ellos unas semanas.

-Estoy feliz que estés aquí- comenta muy alegre. Tiene un brillo especial en sus ojos.

-Yo también, pero tengo que decirte algo que a lo mejor no te va a gustar- le digo.

-¿Qué es? -pregunta.

-Que pronto tengo que regresar a Madrid para estar al pendiente de la empresa de mi madre- respondo e instantáneamente su sonrisa se apaga.

-Yo pensé que te ibas a radicar en Los Ángeles- comenta.

-Bueno, no te pongas triste. Voy a programar mi agenda para estar todo lo que pueda aquí, pero siempre tendré que estar viajando- expreso.

-Entiendo. Después que no me abandones quince largos años. Está bien- dice con una sonrisa.

-Solo quiero ser sincera. Estoy pensando en vender o todas las acciones si me decido radicar o trasladar la empresa para aquí, pero es muy costoso- me sincero.

-La decisión que tomes estará bien y te apoyare- indica.

La puerta se abre dejándome ver a Miranda que trae la merienda para mi padre. Me alejo un poco para que tenga más espacio y no se vaya a virar alguno. Coloca la bandeja en las piernas de mi padre.

-Espero que te comas todo lo que te traje- indica.

Sonrió. La verdad es que lo trata como a un niño. Lo que le falta es que le dé unas buenas nalgadas. Lo quiere mucho. Me alegro que haya encontrado una buena mujer. Él le sonríe como un adolescente enamorado. Es hora de darle la privacidad que necesitan.

-Bueno yo me retiro a organizar la poca ropa que traje- comento.

-Cualquier cosa que necesites solo pídela- me dice Miranda.

-Gracias lo tomare en cuenta- respondo.

Le doy un beso en la frente a mi padre y otro a Miranda. Salgo de la habitación escuchando los quejidos de mi padre que esta que no tiene azúcar el jugo. Sonrió. Parece un nene pequeño haciendo una rabieta. Lo que le espera a miranda. Entro en la habitación de invitados que me dieron. De hoy en adelante ni siquiera me lo encontrare, ni estaré pendiente en la salida del hotel, en el restaurante, en el bar o en el área de la piscina. Voy a tener paz. Me siento en la cama. Mirando mi alrededor. La puerta se abre dejándome ver a mi nana.

-Tus maletas están en el closet. Vine a ayudarte a acomodar todo- expresa con una sonrisa.

-Gracias, no es mucho, pero te agradezco la ayuda- le dejo saber.

Me levanto de la cama y camino hasta el closet. Abro la maleta comienzo a colgar la ropa en diferentes partes con la ayuda de Carmela. Que le agradezco un montón, ya que estoy agotada. En ese momento mis estomago ruge. Escucho una risa.

-Ya la cena va a estar lista en cualquier momento- me informa.

-No almorcé muy bien que digamos en la cafetería del hotel- me justificar.

¡Prohibido!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora