Capitulo 18 | No seas inmaduro

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Dos semanas han transcurrido desde que me entere de la herencia que mi madre me dejo en Estados Unidos a cargo de mi padre y el licenciado. Todavía no logro comprender como no me dijo nada. Puedo entender que confiaba en mi padre y sabía que en cuanto se entera de su muerte me entregaría todos los bienes que estaban a su cargo a mi nombre.

Sebastián desde esa noche no se me ha insinuado, después que le dije que perdía la dignidad. Esa noche tuvimos teniendo relaciones hasta entrada la madrugada. Esa noche acabamos los condones que llevo. El suceso en la oficina él se volvió distante. Ni me gusta que esté indiferente, que ni un saludo cuando no hay nadie, lo que hace es ignórame y seguir su camino. Puedo percibir una tristeza en su mirada. Me duele qué hay días que no llega a dormir y saber puede estar con otra mujer. Lo peor es que no sé, ¿por qué?

Llaman a la puerta de mi oficina sacándome de mis pensamientos. -Adelante- ordenó. Miro mi escritorio y busco el expediente. Debe ser Gustavo que lo mande a buscar para hablar con él. Un carraspeo me saca de mi concentración y elevó mi vista. Para encontrarme la desagradable presencia de Sandy.

-No me esperabas- dice para después sentarse en la silla frente a mi escritorio.

-¿Que se te ofrece? -pregunto.

-Mucho y a la misma vez nada- responde.

-Dime que tengo una reunión- expresó.

-¡Quiero enseñarte algo! -exclama y me enseña un sobre con una sonrisa maliciosa.

Arrugo mi rostro en forma confusa, ya que no logró comprender su juego. No le encuentro otra lógica. Suspiro. Es una loca. ¿Cómo Sebastián se pudo involucrar con ella? Pienso que puede tener en ese sobre, pero no sé me ocurre nada.

-¿Qué es? -pregunto sin ánimos.

-Toma- dice y extiende el sobre con lentitud como si estuviera en una grabación de una película de suspensos. Resopló con desagrado. Abro el sobre con su misma estratega. Me tomo todo el tiempo del mundo le doy una mirada constante para ver y analizad su rostro. Al tenerlo abierto, introduzco la mano y saco unas fotos al revés.

Al voltearlas me encuentro a Sebastián y a mi besándonos a la afuera del restaurante. Mi corazón se acelera por saber que estoy retratada y porque pueden llegar a manos equivocadas. Veo las siguientes fotos, montados en la motora. Me muerdo el labio inferior. Trago saliva. Siento la sangre hervir.

-¿Cómo te atreves? -digo, levantándome de la silla y pongo las manos en el escritorio.

-Con el derecho de que te estás metiendo con lo que es mío- expresa.

-Una falta de respeto contra mi persona -rompo las fotos- no sé qué pretendes, pero te estás metiendo con la persona equivocada- digo.

-La que estás equivocada eres tú. Escúchame bien. Por ahí están diciendo que vas a botar a algunas personas, ni si quieras te atrevas a botarme. Porque tengo más respaldo de esa foto. Segundo aléjate de Sebastián- exige.

-Está bien tú ganas, pero entrégame todas tus supuestas copias y pasó tu falta académica- exijo.

-Cómo crees que voy a entregarte la copia- dice.

-Solo te queda confiar en mi palabra, no me voy a arriesgar a que paren en manos equivocadas. Las entregas o no cumpliré mi palabra- expreso.

-Si... si no cumples te vas a arrepentir -tocan la puerta- me vas a conocer- añade.

-Solo entrégame las fotos -hago una pausa- adelante- ordeno. La puerta se abre y pasa Gustavo con una libreta.

-Buenas tardes- dice. Esté arruga su frente al ver a Sandy en mi oficina. La miro sería, mientras ella eleva su ceja derecha. Le hago un gesto con la mano para que se retire de mi oficina. Sale de la oficina echa una furia.

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