Mi respiración se aceleraba, y deseaba correr. No sabia que hacer ni a donde ir. Garfio caminó un poco, sin acercarse demasiado, pero a la distancia en la que pueden clavarte un cuchillo en la garganta con facilidad.
— Peter —susurró Garfio, con un tono mortal en su voz. Me prepare para entrometerme en cualquier momento.
Tan solo se miraban. No hacían mas nada, solo mirarse. Se me hacia inquietante y aburrido, pues esperaba que algo malo pasara, y esperaba que fuera emocionante. Entonces, mientras Garfio y Peter posaban sus manos en las fundas de sus espadas, Alex apareció de la nada. Jamas estuve tan feliz de que ver a Alex, jamas... enserio,
— ¿Crees que no vayamos pronto a casa, Vera? —preguntó el chico, mientras examinaba su mochila—. Necesito mis medicinas para los dolores de cabeza.
Antes de que pudiera yo decir algo, Garfio y Peter gritaron al unisono:
— ¡Ella no se ira!
Sentí, además de un sentimiento de importancia, impotencia. ¿Quienes se creían para decir si yo me iría o no? No era que yo quisiera irme, era que no me gustaba que me dijeran que hacer o que no hacer. Me hacia sentir... como una niña.
— ¡Puedo irme cuando quiera! Y cuando sepa cómo...
Los tres me miraron perplejos, pues había gritado como nunca lo hice. Al mismo tiempo, yo misma estaba perpleja. Ahora no sabia que decir.
— Vera... tú... ¿Quieres irte?
El tono de voz de Peter me llegó profundamente en mi corazón, su mirada. No, no quería irme. No podía decirle que me iba, como tampoco que no no me iría. Yo tendría que, en cualquier momento, decir adiós. Y esto terminaría... eso pasaría.
Narrador:
Mientras nuestros protagonista debatían en el camarote de Garfio, James se escabullía entre los arboles, siguiendo a un par de piratas y a Smee.
— Tendran que apurarse ─ordenaba Smee—. Los niños perdidos llegaran en cualquier momento, Peter también. Solo rocien el veneno en los vasos.
Pensó, entonces, que debía hacer algo. Estaba claro que no estaban los niños, pero... ¿y Campanilla durmiendo? ¿Qué tal si le daba sed? Entonces... se dormiría pos siempre. Al mismo tiempo, si estaba despierta, la atraparían y secuestrarían. Apoyando su espalda en el árbol, se dispusó a esperar a que los piratas se fueran, así seria mas fácil deshacerse del veneno. Rezó por que Campanilla o algún Niño Perdido no estuviese allí.
Pasaron alrededor de veinte o treinta minutos, y James oia los pasos de los piratas, se estaban yendo, y él entraria.
Se levantó y se colocó una capucha. Caminó con cuidado y sigilo hacia la casita del árbol, y antes de entrar, algo lo atacó con polvo brillante... entonces se durmió. Intentó luchar por no dormirse, y pudo ver a Campanilla, luego se durmió.
Campanilla arrastró con dificultad al Niño hacia un tronco cercano, dejándolo a cargo de los NIños Perdidos, cuando se dignaran a regresar. Sacudió sus manos y sonrió, había atrapado a un pirata. Casi no hacia cosas heroicas en su rutina como niñera de los Niños Perdidos, y ahora habia atrapado a un pequeño rufián que quien sabe que quería hacer. Satisfecha, entró a la casita.
Fijó su mirada en la mesa de madera de arbol, sobre ella habian varias bebidas, ó, como dijo una vez Wendy, medicinas. Le pareció algo tonto llamarle así. Pero, tenía sed, y no iba a desperdiciar algo frio.
Tomó, con sus manitas, dos gotas de bebidas, que eran del tamaño de su cabeza. Y bebió de la medicina.
Habia estado fría y un poco amarga, pero ignoro eso y se encogió de hombros. Se dirigió hacia su pequeña casa, pero no pudo llegar...
Vera:
Peter y Garfio seguían mirándome, yo me había sentado en la cama, cruzada de brazos y negandome a decir nada, Alex también estaba con Garfio y Peter.
Peter se desvaneció por un momento, pero Alex... y Garfio los sostuvieron. Di un pequeño grito y los ayude a cargarlo.
— ¿Qué rayos, Pan? —Preguntó Garfio, sin ocultar su preocupación.
— No sé que me sucedió... pero... algo anda mal —dijo despertando.
Yo también pude sentir que algo andaba mal. O algo no era bueno.
— Campanilla... —murmuró Peter, antes de volverse a desmayar.
Esta vez grité, y Alex también. Garfio nos mandó a callar y cargó a Peter.
— Busquemos al hada —dijo sin más el Capitan, saliendo de la puerta con Peter en sus brazos.
Alex me miró, y yo lo miré. Seguimos a Garfio, preocupados de que lanzara a Peter al mar o algo así.
Narrador:
James gimió, y se incorporó. Recordó lo que había pasado. Campanilla, fue lo primero que pensó, antes de correr y adentrarse en la casita del árbol.
— ¡Campanilla! —gritó al ver el cuerpecito del hada en el piso...
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Peter Pan, el chico en mi ventana
FanfictionVera es una jovencita soñadora que a pesar de no decirlo en voz alta, desea crecer antes de tiempo. Crecer de la manera aburrida: Trabajar, no jugar. Sumar y restar, no dibujar. Dejar la niñez atrás, muy atrás... O eso al menos hasta que un día, mi...