Capitulo 14: Raro es poco...

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   Me levante de la cama como un rayo, en plan de víctima de secuestro, y caí en el  suelo, gritando y revolviendo mi cabello como una desquiciada poseída.

   Busqué con la mirada quién había sido el que prácticamente me manoseó. Y allí estaba un James muerto de risa.

─ Lo siento —se disculpó él entre largas pausas y tiernas carcajadas─. Pensé que era una almohada.

─ Sí ─dije con sorna─, una almohada amorfa y con cabello.

   James rió.

─ No pensé que presenciaría un exorcismo por abrazarte, lo siento, de verdad.

─ Yo tampoco tenía planeado que un chico desconocido me abrazara como si fuera su esposa. Por lo visto no siempre se esperan muchas cosas...

─ ¿Vas a dormir o no?

─ Sí, en la otra cama, desesperado.

   Me levanté, mostrando mi dignidad con el rostro alzado, y sacudí mi ropa, luego tome asiento la cama de enfrente. Tiré de la sábana y me acosté mirando odiosamente a un divertido James.

   Cerré los ojos y le di la espalda cuando el sueño volvió a reclamarme, él no se iba a reír de mí como si fuera una tonta.

   Sentí una pequeñísima brisa en mi cuello que me dio cosquillas. No pudo tratarse de mi cabello o mi camisa, lo que me hizo abrir ojos de a golpe para hallarme, esta vez, con Alex dormido en mi cuello.

   Volví a gritar y a salir de la cama como si hubiera una piraña, o un Alex, en mi particular caso.

   El chico-piraña se despertó al rato y se sentó en la cama. Se veía tan ajeno a la situación que en serio me preocupaba.

─ ¿Por qué gritas? ─preguntó con una voz muy alta, lo que me hizo notar que no recobraba todavía todos sus sentidos.

─ Son unos... Unos... ¡Ah! ¡Pervertidos! ─Fue lo único que dije, mientras salía y azotaba la puerta. Preferiría dormir en una caja que con esos dos.

   Cuando volteé de cerrar la puerta, me golpeé con algo. Algo vestido en un oscuro traje de pirata. Nada más y nada menos que el pecho de Garfio.

─ ¿Qué sucede, Sirena? ¿No puedes dormir?

"Princesa"

   Pestañeé atónita... ¿Sirena? Bueno, por lo menos era original. "Princesa" y "Ángel" estaban muy usados. Y me gustan las sirenas.

─ ¿Ahora soy tu perro o cómo? No me pongas nombrecitos, no soy tuya.

─ Por ahora —dijo, ¡y hola otra vez, voz ronca y seductora!

   La sensación extraña me recorrió, haciendo que se alarmasen las mariposas.  Este Garfio me trataba raro... MUY raro.

─ Puedes dormir en mi camarote. Claro, si quieres...

  Tentadora idea. Siempre me pregunté dónde y cómo dormía un pirata.

─ ¿Yo sola, cierto?

─ Si quieres te acompaño. Pero, no tengo sueño. No creo poder dormir. Aunque si podemos...

─ ¡Ya! ¡Ya! ¡Para! ¡No termines esa frase! ─grité y me tape los oidos. Se pasaba, de verdad que se pasaba.

   Garfio rió, y acto seguido hizo un ademán hacia una puerta en el centro del barco. Una muy linda puerta en el centro del barco. ¡Típico! El jefe, lo mejor.

Peter Pan, el chico en mi ventanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora