Capitulo 21: No eres Wendy, no te importa Peter...

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Me olvidé completamente de mi vida, y cuando me dí cuenta, ya casi había olvidado que no tenía que olvidarme de todo eso. Sé que tal vez no tiene sentido, pero nada aquí lo tiene. Es un mundo dónde los niños, lejos de ser como adultos, saben como sobrevivir como ellos. Piratas, hadas y juraría haber visto un par de sirenas a través de loa hoyos de ése sombrío sótano del barco. Suspiré hasta perder las pocas fuerzas que me quedaban.

¿En qué estaba pensando? ¿Acaso creía que iba a vivir feliz con Peter Pan y un Garfio que obviamente podría ser el nieto del original? Tal vez.

Mis manos estaban sudando, pero cómo no si podría estar en un horno y no habría diferencia. Alguien gimió a mi lado, con una voz aguda y maltratada. No supe quién estaría allí desde que se llevaron a Alex y James a hacer algo como trabajadores. Los niños perdidos dejaron de quejarse y los perdí de vista, al igual que Garfio podría estar muerto en lo más profundo de esa tumba humana.

Y Peter, Dioa sabría que había sido de él después de haber sido capturados. Sólo sé que estaba en el barco, debía de estarlo o no tendría sentido.

─ Tengo miedo, Vera.

¿Había, Wendy, pronunciado mi nombre hasta ahora? Porque no me gustaba como lo hacía, me sentía más culpable porque esto, el desastre del cuento de hadas, era mi culpa. Yo ni quería hablarle, y no iba a hablarle ahora. Todo por tenerte envidia, todo por ti, pensé, siente lo que quieras pero cállate.  Sólo cállate.

─ Vera ─sollozó, cada vez más fuerte para llamar mi atención. Pero yo no quiero hablarte.

Silencio. Hubo un gran y cómodo silencio.

─ Vera, por favor dime que estás viva.

─ Desearían que no. ─Así no tendría que oírte.

─ ¡Vera! ─se alarmó, en un momento tan peligroso como ése era lo único que Wendy podía hacer... ¡que fuese la primera en caer por la borda!. ─. Eres muy importante, y mi amiga.

─ ¿Tu amiga? ¿Cómo que...?

─ Sí ─hablaba en serio─. Si no... entonces no mr hubieses acompañado a venir...

Dí un salto hacia adelante impulsada por la rabia. Las sogas que me ataban se encajaron en mis  extremidades y no pude evitar pensar en cómo explicarles esas marcas a mi madre.

Mi madre, mi padre, mi hermano... ¿sabrían acaso que yo estaba allí? ¿Alguno se preguntaría por mí? No, no lo creo. Ellos no se inmutaban mucho de mí cuando salían, y mi hermanito dormía como un animal muerto. Hasta Alex, quién sólo había llegado aquí por accidente, me ignoraría de ser otro el caso.

Pero Peter... él sí piensa en mí. Le gusta cuando leo y no le resulto fea fastidiosa. Aun cuando soy tan diferente a...

─ Wendy ─un pirata se asomó a la puertecilla y balbuceó un par de incoherencias─. El niño quiere verte. ¿Quién rayos es Wendy?

El niño... Pan. Peter Pan era el niño.

Y quería ver a Wendy. Él y Garfio, el verdadero, sólo se interesaban en Wendy. Después de todo yo era Vera, y yo no importaba.

Y nada de esto me importa. Se suponía que Nunca Jamás, y Peter, no me importaban.

Peter Pan, el chico en mi ventanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora