Capítulo XI: La Chica Valiente

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Cristine

Despertó con calor, se alzo en la cama preguntándose donde estaba y porque no estaba en su hogar. Tardo solo unos pocos segundos en que toda la pesadilla se hiciera real. <<Quiero irme a casa>> pensó aun en la cama mientras veía la pequeña habitación. La luz de la mañana llenaba todo el lugar, un aroma a café lo impregnaba. Hoy era el día en el que sus padres volverían a la ciudad, dejándola allí sola. Se levanto vagamente, llego al baño se cepillo y lavo su rostro, al levantar el rostro se miro al espejo <<Me veo como una cobarde. -Pensó. No debería estar aquí, sigo siendo Sarah, siempre seré Sarah>> bajo la vista y miro una tijera negra. Se miro al espejo y después de nuevo a la tijera. La tomo casi como por impulso y comenzó a cortar su cabello, mientras caía sus lizos cabellos negros, caían también sus claras lagrimas. El cabello era algo que Sarah amaba, pero ella ya no era Sarah. Ella era Cristine. No había vuelta atrás. Se miro al espejo y vio lo que había hecho. Su cabello estaba hasta más arriba de sus hombros, ya no era largo y hermoso. Cristine se vistió con algo simple, otra camisa de tela ligera y un mono ancho y largo que tapaba sus pequeños pies. Salió y el rechinido de la puerta avisaba que tenía que dar la cara como si nada pasara. Como si no estuviese destrozada por dentro.

-Buenos días -Le dijo su tío mientras caminaba por el pasillo. -WOW Un nuevo peinado... -Cristine se detuvo y lo miro fríamente. -Me gusta. -Afirmo él.

-Gracias -Dijo hipócritamente. Bajo las escalera y llego al comedor. Toda su familia se encontraba allí.

-Buenos días cariño -Le dijo su padre, por la forma que estaba vestido supo que ya pronto se marcharían.

-Buenos días padre -Respondió sentándose. El desayuno eran huevos fritos y pan tostado con un poco de salsa de champiñones que había sobrado la noche anterior. Tuvo cortas conversaciones con los miembros de su familia. Ninguno dijo nada respecto al cabello. Después paso algún momento con ellos en la sala. Platicando de cosas sin importancia.

-Ya es hora de irnos -Aviso su padre.

-¿Tan pronto? -Dijo su madre.

-Si queremos llegar al anochecer allá, deberíamos ir saliendo ahora.

-Está bien -Su madre asintió tristemente, ella sabía que no la quería dejar allí. Pero era el único modo de tenerla en un lugar seguro.

-Brandon... Ve por tus cosas -Ordeno a su pequeño hermano. El niño asintió y subió las escaleras. A mitad de las escaleras él le hizo unas señas. Ella se levanto del sofá y lo siguió. Llegaron al cuarto ambos y antes de colocarse el bolso saco una hoja, con un dibujo.

-El te protegerá -Dijo con un noto de inocencia. Ella lo tomo en sus manos, sonrió.

-Estoy segura de que lo hará. -Contesto. El dibujo era de un superhéroes que ella no conocía muy bien.

Su hermano la tomo de la mano y la ayudo a pegar el dibujo en la pared que se encontraba al frente de su cama. Salió de la habitación.

-Les diré a mis padres que vengan pronto, cada vez que podamos. -Se devolvió y la abrazo. Sintió como su corazón se hacía más pequeño y lo abrazo con más fuerza. Bajo junto a él y su padre estaban saliendo. Colocando los bolsos en el auto. Jugó con el cabello de su hermano mientras se marchaba.

-Estarás bien cariño -Aseguro su madre. -Vendremos en navidad. Esta cerca, pasaras al menos unos 2 meses aquí solamente.

-Y no estarás sola, esta tu abuela, tu tío... y a Karina -Interrumpió su padre desde el auto acercándose.

Un Juego Llamado VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora