Capítulo XX: De peón a Jugador

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Caroline

Se levanto tarde. Su cabello estaba mucho más desordenado de lo usual, se levanto corriendo al baño, cepillo sus dientes y tomo una ducha rápida. Mientras estaba en el baño pensaba en muchas maneras de golpear a Damián por no despertarla <<Se marcho, y ni siquiera puedo avisarme, completo idiota>> pensó. Aunque sabía que Damián no quería que fuese a las prácticas, era una manera muy infantil de demostrarlo. Se seco y vistió un jean y un suéter ajustado, noto que en su closet, solo había vestidos, faldas y ropa muy colorida. <<Mierda, me vestía como una total estúpida>> pensó contemplando su amplio closet, tomo todos los tacones y vestidos, los metió en una bolsa, sacando toda esa ropa de niña de 15 años de allí. <<Ya no soy una niña, ella murió junto a sus amigos>> Salió y lanzo la ropa al basurero más cercano. Se monto en su auto y tomo unas galletas de la guantera, desayuno mientras iba a la comisaria, donde entrenaban a los futuros policías, Clark la ayudo a ingresar sin necesidad de estar postulada para estudiar esa profesión. Mientras conducía, miro su teléfono y para llamar a Bryan por quincuagésima vez, pero no contesto. Era triste que fuera la única persona que le quedaba y no podía estar con él. Llego a la comisaria al sudoeste de la ciudad, miro la hora y eran las 8:25AM

-Mierda, mierda, mierda. –Dijo mientras se estacionaba apresuradamente. Bajo y cerro el auto, camino a paso rápido hasta llegar a la recepción.

-Buenos Días. –Dijo llegando a la recepción

-Buenos días –Dijo la recepcionista, la miro con los ojos bien abiertos. –Por dios, eres hermosa.

-Gracias.

-Tu cabello...

-Gracias, Gracias –Interrumpió. – ¿Me puedes decir dónde está la sala S30PB?

-Claro. –Sonrió. –Es la sala del fondo, S30PB significa sala 30 de plata baja.

-Interesante. –Dijo sarcásticamente. –Fue un gusto. –Dijo marchándose.

-Puedes venir cuando quieras. –Grito la mujer. <<Que patético, Su lesbianismo sale por sus poros>> pensó. Camino hasta la sala del fondo y llego a una gran puerta blanco, la empujo y se abrió par en par, en el fondo parecía que interrumpió una pelea entre dos chicos de aproximadamente 18 años, todos los ojos se clavaron en ella junto a un silencio incomodo.

-Buenos días, soy...

-Caroline Peyton, si, lo sé, a nadie le importa, entra y toma asiento. –Exclamo una mujer, alta y con brazos fuertes, rubia y con lentes de sol. Era la chica ruda que Caroline esperaba algún día ser. Entro y se sentó, miro que todos seguían mirando la lucha, uno de los chicos tenia tomado al otro del cuello contra el piso, y este trataba por lo visto cambiar la posición.

-Suficiente, Colins. Ganaste esta vez. –Dijo la mujer tomando nota en su carpeta. –Ahora Rounsont. Al centro. –La sala era grande y como el de ring de boxeo solo que estaba poco elevado, unos poco centímetros y el piso era de de colchón azul. Su manos comenzaron a sudar y su corazón a latir rápidamente. <<Me destrozaran –Pensó. El dolor solo me hace más fuerte, solo necesito ser fuerte>> De pronto volvió su vista al ring y Colins ya estaba en el piso, con la nariz sangrando. Miro a su alrededor y noto que solo habían 8 personas. El chico que acababa de perder ya no estaba allí << ¿Se marcho? ¿En qué momento?>> se pregunto

-Peyton. –Exclamo la amargada mujer. –Tu turno. Rounsont enséñale algo a esta niña.

Caroline se levanto lentamente, asustada y aterrada. <<Al menos no tiene la máscara de un bufón>> pensó.

Un Juego Llamado VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora