Daniel
Oscuridad, oscuridad y mucha más oscuridad, en la oscuridad podría ver el rostro de su hermano era lo único que pudo ver cuando empezó con la ceguera. Sus otros sentidos como olfato y audición mejoraron. Pero a él no le importaba, quería ver de nuevo. Aunque sabía que duraría así por mucho tiempo o quizás lo mataban antes de recuperar su vista. Busco con su mano el interruptor para llamar a la enfermera para que esta lo ayudara. Lo tomo y coloco su dedo en el botón sin presionarlo
-Vamos muchachote, tu puedes solo. –Se dijo así mismo. Era algo que siempre hacia hablar con él mismo. Soltó el interruptor y se alzo en su camilla. Quito la sabana y se levanto. Tenía tanto tiempo que no se levantaba solo, siempre estaba alguien allí para ayudarlo. Lo hacían sentir como un inútil, y el odiaba eso. Comenzó a caminar con los brazos adelantes con cuidado de no chocar con alguna pared o tumbar algún instrumento de los doctores.
-¡Mierda! –Exclamo cuando golpeo su rodilla con una de las paredes. Siguió aun así <<Aun puedo hacer cosas por mi solo –Pensó ¿Dónde estará mi comida?>> Siguió caminando por la habitación, estando solo la sentía mucho más grande. Cuando era pequeño y su hermano aún vivía jugaban un juego llamado "El gallo ciego" donde se cubrían los ojos con vendas y comenzaban a buscarse el uno y el otro. A Stanley siempre se le fue muy fácil encontrarlo, Daniel era muy ruidoso, en cambio, su hermano siempre era callado y cauteloso. A veces, pasaba horas buscándolo y siempre se rendía y se quitaba las vendas. Molesto por no conseguir a su hermano. Pero esos días ya se fueron y ahora estaba realmente ciego. Sintió poco a poco como su corazón se arrugaba y se hacía más pequeño
-No debes llorar, no te permito que llores –Se dijo así mismo con la voz rota. De pronto se desmorono y comenzó a llorar como un niño abandonado. Se tiro al piso y abrazo sus piernas. Golpeo el suelo hasta que sintió que un líquido salía de sus manos en la parte de los nudillos. –Maldita sea todo, mi vida, todo, soy un inútil, no sirvo para nada. –Sollozo descontroladamente. Sus ojos le ardían cada vez que lloraba. Quería detenerse pero allí estaban los recuerdos que lo hacían sufrir y el futuro, su futuro era lo que más le aterraba ¿Qué pasaría con él? ¿Por qué el bufón no lo ha matado ya? Escucho al puerta abrirse y de inmediato la voz de su padre.
-¡Daniel! –Exclamo él. Con la voz gruesa e imponente que tenía. Su padre es un hombre bueno, no merece estar perdiendo a sus hijos de esta manera, ningún padre merece eso. –Hijo levántate. –Ordeno él. Daniel se detuvo, no lloro más. Odiaba que pensaran que era débil. –Levántate. –Repitió su papá. Daniel Espero la ayuda pero nunca llego, él sabía al igual que su padre que lo tenía que ser por sí mismo. No tenia que necesitar de nadie.
<<Sé valiente –Pensó. Se valiente como tu hermano lo fuese hecho>> Se sostuvo de sus nudillos sangrantes y se levanto con las piernas temblando.
-Ven hijo, oye mi voz, guíate por ella. –Escucho decir a su padre que parecía estar metros cerca de él. Daniel también escucho susurros de algunas enfermeras <<Soy imparables –Pensó. –Soy invencible, debo serlo. >> Camino firmemente hasta donde creyó que estaría su padre y dos brazos abiertos lo recibieron. Termino de llorar en los hombros de su padre.
-Estarás bien, hijo. Tú eres mucho más fuerte de lo que crees. –Le dijo él. El aliento de su padre olía a café y manzanilla. Tenía la colonia que su madre le había regalado en su aniversario hace ya 7 meses antes de que todo empeorara. –Ven... Acuéstate.
-No quiero –Se negó. –No quiero estar en esa cama jamás.
-Lo sé. –Sintió la sonrisa de su padre aunque no la podía ver. –Sabes... hoy nos iremos de aquí –Afirmo él.
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Un Juego Llamado Venganza
Mystery / Thriller¿Piensas que estas a salvo? Amargamente es solo una ilusión. Una confortable mentira dicha para protegerte. Disfruta estos últimos momentos de paz. Porque he vuelto... Para tener mi Venganza. Entonces... ¿Comenzamos ya?