Capitulo XI: Lágrimas en la oscuridad

124 6 0
                                    

Detective Clark

Los periodistas aguardaban afuera de la comisaria <<Demonios son más de cien>> Pensó al verlos afueras, con sus grandes cámaras y micrófonos de colores. Aún no salía del auto y ya se sentía sofocado con todas las preguntas que le harían. Tomo su carpeta y miro al chico que Caroline Peyton le había disparado. <<Mike Lancaster>> Un chico que estaba en el tercer semestre de segundo año en la universidad de ingeniera. Para Clark era ilógico que fuese un asesino, Era un triunfador, un chico que estaba en la pobreza y ahora se mantenía en una situación económicamente estable, de 24 años. Por fin cerró la carpeta y tomo el arma colocándola en su funda que se encontraba en su cadera, el acero estaba helado y negro. Inhalo y exhalo el aire por sus pulmones. Salió.
-Detective, detective Clark –Se acerco una periodista baja y rubia. –Ahora que atraparon al asesino ¿Significa que el supuesto “Juego de Miedo” ya acabo?
-Estamos por averiguarlo. –Respondió tratando de caminar rápidamente
-Detective –Exclamo un hombre alto de aproximada 45 años, con pelo blanco. – ¿Se siente responsable por la desaparición de una de las chicas, porque uno de ellos este ciego y Caroline Peyton este gravemente herida, siendo ella misma quien ataco al asesino?
-No puedo responder a eso –Dijo en voz baja <<Maldito imbécil>> Pensó mientras trataba de avanzar, era casi imposible. Las luces de las cámaras lo cegaban por completo por un momento no supo a donde iba. Los comentarios cada vez se hacían más fuertes e hirientes.
-Y ahora que posiblemente ya atrapo al asesino, ¿Luis Peletier saldrá Libre? –Pregunto otra periodista joven.
-No puedo decir nada… -Replico.  
-Podría al menos decir el nombre del asesino ¿Quién es? –Insistió la mujer.
-El es un monstruo. Es lo único que necesitan saber. –Entro a la comisaria, nunca se había sentido tan feliz de estar allí adentro. Se sostuvo de un muro y respiro profundamente.
-¿Clark estás bien? –Pregunto Félix, el encargado de la recepción.
-Si… -Respondió jadeando un poco. – ¿Donde está Mike?
-Sala 17B.
-Gracias amigo. –Contesto caminando el pasillo de piso blanco con dos rayas azules en el centro. La sala era una de interrogación. Sabía que sus superiores estarían allí. Entro y miro a la Agente Samantha Collins, junto al Juez idiota del caso de Luis Peletier. Y su jefe quien le había asignado el caso Tobías Tuby. Los tres detuvieron lo que parecía una plática muy interesante, Clark sintió un silencio incomodo.
-Detective Clark –Dijo su jefe. –Lo esperábamos.
-¿Si?
-Si –Interrumpió Samantha cruzada de brazos –Queríamos compartir contigo una noticia. –La mujer lo dijo en un noto sínico y cruel, supo que sería una mala noticia.
-¿Qué es? –Dijo lanzando la carpeta amarilla a una de las mesas grises. Al frente de ellos se encontraba el espejo y del otro lado Mike. Mirando con una vista extraña sus manos. Sonriendo.
-Mejor yo se lo diré agente –Replico su jefe. Lo miro a los ojos, pudo notar que sus ojos verdes brillaban. –Pues, agradecemos su servicio pero no…
-No. –Contesto. Incluso antes de que comenzara la oración sabía lo que quería decir –No lo acepto. –Negó con su cabeza. Comenzó a morderse los labios, sentía sus tripas calientes de la ira que contenía.
-No te estamos pidiendo permiso… Es una orden. –Respondió su jefe sonando con un acento de acero.
-No, no, no lo puedo aceptar, Simplemente no. –Comenzó a golpear la mesa son sus dedos.
-Te hacemos un favor… -Dijo el Juez.
-¿Favor? ¿Qué clase de favor? ¿A quién colocaran si no es a mí?
-A Samanthan. –Su jefe señalo a la agente.
-No –Continúo negando con la cabeza. –No puedes hacer eso –Grito. –Ella… Ella… ella es una mujer. –No sabía lo que decía, simplemente no quería perder el caso así tan fácil, lo sentía ya como algo personal. –Yo tengo trabajo hecho.
-¿Qué trabajo? Las personas que debías proteger están siendo eliminadas. Una de ellas está en un hospital herida. Otra de ella desaparecida –Comenzó a explicar el juez. –Uno en la cárcel, que tú mismo te encargaste de encerrarlo allí...
-Hice lo correcto… –Interrumpió
-Otro de ellos está ciego –Continuo el juez. –Creo que si esa es la clase de protección que das, sería mejor que no protegieras a nadie. –Se burlo.
-No dejare que nadie se quede con el caso –Grito impotente. Mike escucho desde adentro lo pudo observar. Todos quedaron en blanco. << ¿Qué demonios hice?>> pensó.
-Pueden dejarnos a solas –Ordeno su jefe. La sala queda vacía, sentía que Mike veía toda la escena. –Sabes –Comenzó a hablar pausadamente. –Recuerdo la primera vez que te vi aquí, era un chico, con problemas, muchos problemas. Cuando era pequeño mi madre siempre dijo “Árbol que nace torcido, nunca se endereza”  Pero tú lo hiciste –Sonrió cálidamente. –Me gustaría decirle: Madre aquí está el árbol más torcido que se restauro por sí solo. –Se acerco y coloco sus manos en los hombros de Clark. –No quiero que este caso te consuma amigo.
-No lo hará –Replico. –Siempre seré el mismo árbol que cambio. –Bromeo.
-Te dejaré este caso, no hay más discusión. No sé que estaba pensando –El hombre se veía apenado. –Con una opción.
-Camila pasara esta navidad junto a Brianna, tu y Lori pueden venir también.
-¿Puedo pensarlo? –Pregunto sonriendo, ya no había tensión.
-Sabes que no mi amigo. –Tobías camino a la puerta. –Sácale lo más que puedas. Enterraremos a ese desgraciado en lo más profundo.
Dejo su arma antes de entrar.
-¿Te gustan los juego, pequeño hombre? –Escucho decir al chico cuando solo apenas entraba a la sala. 
-Muy poco –Dijo. –Hablemos.
-Hablemos –Replico con una sonrisa que todo psicópata tiene.
-Primero quiero saber si ya todo esto termino. ¿No hay más asesinos?
El chico solo una carcajada. <<Todo un asesino enfermo>> pensó.
-Veamos si en la cárcel te reirás con el mismo entusiasmo.
-Vete a la mierda, no te diré nada. Si lo hago, me matan.
-Te protegeremos. –Prometió.
-¿Tú? –Pregunto con una ceja alzada.
-S… Sí.
-Seguro. –Soltó una sonrisa sínica.
-¿Entonces hay alguien más allá afuera?
-Quizás, quizás hay muchos, quizás ninguno. Solo sé que nadie está preparado para eso. Y si juegas, pagas.
-Solo quiero terminar esta mierda –Dijo ya cansado de los rodeos.
-Puedes terminarlo, o claro que puedes. De hecho no te tomaría ni siquiera una hora. Y todo desaparecería. Toda esta tontería terminaría.
-¿Cómo?
-Mátalos, a los 5. Serás Libre y no morirá más gente inocente. No más muerte ¿No es eso lo que quieres?
-Me pides que mate a 5 personas. –Respondió sarcásticamente
-Son mejor que 20 personas más ¿No crees?
-¿Quieres ser libre sí o no? –Propuso Clark con los dedos entrecruzados.
-¿No es lo que todos quieren? –Dijo pausadamente mientras veía el techo. –Pero es falso, Nunca somos realmente libres. Siempre hay algo que nos lo impide, cosas como: El amor, La familia e incluso los amigos. En fin –Hizo un gesto de cansancio mientras pasaba su mano en la nuca. –Nunca seré libre aunque quieras, el único sentimiento que me hace sentir libre ya lo sabes…
-Te equivocas, no sé nada sobre ti.
-Oh sí, lo sabes muy bien. El único sentimiento que nos hace sentir libre realmente es… -Hizo sonido de tambores con sus dedos. –Matar mi querido detective. –Aplaudió fuertemente sonriendo.
(…)    
Después de un día de cansancio fue hasta su estacionamiento y poder llegar a su casa que era el único lugar donde lo acusaban de no proteger a nadie. También quería llegar y ver a su pequeña, su pequeña Camila, la niña que siempre hacia que su peores días pareciesen los mejores. Camila fue un milagro para su familia cuando el Detective Clark apenas tenía 17 años nació su hija, pero al nacer casi se ahorca con el cordón umbilical, después de horas de preocupación, nació su hija… Su pequeña, le coloco Camila como nombre por su abuela que fue la mejor parte de su infancia, luego que su abuela muriera, empezó a ir mal en el colegio, con sus amigos, con su familia se hizo adicto a la “Éxtasis” por muchos años antes de conocer la madre de Camila, Lori, que lo cuido y lo ayudo a ser mejor hombre. Últimamente la relación entre él y Lori no parecía estar bien quizás porque ella le pidió que se retirara de el caso pero él se rehusó <<Si tan solo fuera escuchado a mi esposa>> Pensó. Camino por el vacio estacionamiento, entro a su auto antes de encenderlo pudo notar una carta en el limpiaparabrisas. Miro alrededor y la tomo inmediatamente.
“Un cordial saludo para Leonardo Clark, le envió esta carta para amablemente pedirle que se retire del caso, esto para mí es un juego muy importante y no quisiera que usted lo arruinara si quiere seguir con vida y que su hija siga con vida… Simplemente aléjese, sin más nada que decir me despido, nos veremos en sus pesadillas –Su asesino favorito” Se enfrían sus manos, dejando caer la carta, queda en pánico tanto que empieza a golpear el volante y gritar dejando notar su desesperado, sentía miedo porque le pase algo a su hija, llega a su casa rápidamente, corre hasta el comedor donde está su familia sin decir nada abraza a su hija fuertemente.
-¿Papi estas llorando? –Pregunto Camila con los ojos llenos de inocencia como cualquier niña de 8 años lo haría.
-¿Qué pasa Leo? –Exclamo Lori
-Tienen que irse… lejos de aquí, el Bufón, el asesino, me amenazo con matarlas, tienen que irse ¡Ya! –La cara de Lori cambio a una cara de horror
-Está Bien –Fue rápidamente al cuarto a recoger lo mas que pudo de ropa para ella y la niña –Cariño ve a tu cuarto –Ordeno a Camila desde la habitación
-Lo siento… -Dijo el Detective Clark
-No está bien, Merezco esto, Merezco estar con un hombre que ni siquiera me escucha, todo esto es tu culpa, te lo dije, te lo dije tantas veces y no me prestaste ni un minuto de atención, Esto terminara Leonardo.
-Sí, Lo sé cuando estén lejos todo esto se acabara, ya tenemos a uno de ellos.
-Hablo de esto, nuestro matrimonio terminamos –Dejo caer la maleta en la cama. –Quiero el divorcio Leonardo. –Lori no lo dijo fuerte, pero si lo suficiente como para que esas palabras no salieran de la cabeza de El detective Clark
-¿Qué? Porque…. –Su labios temblaban era un hombre fuerte pero en ese momento juro que lloraría, todos los años, todos los momentos se perdieron recordó claramente cuando se casaron, como estaba vestida incluso como sonreía aquel día, pero después había dicho no sabía que pasaría.
-Preguntas Porque… –Se sienta en la cama –Porque no me siento segura, no hablemos de que puedes arriesgar la vida de Camila no podría soportar eso…
Ella tenía razón y no podía hacer eso, quizás después de todo eso era lo que debería pasar <<Cuando todo esto termine –Pensó. Volveré con ella, ahora más que nunca tengo que atrapar al asesino, ella dice todo esto por miedo quizás ni lo dice enserio>> Pensó aunque sonaba poco ilógico era lo que tenia reconfortante por ahora. 
-Está bien, se irán mañana después hablaremos de todo esto- -Contesto cansado. 
Esa noche durmió en el mueble, Pensando en todo ¿Quién sería el jefe de Mike? ¿Debería abandonar todo? Tenía miedo, se sentía como aquel adolecente que no podía dejar el “Éxtasis” ahora todo lo que tenia estaba en un hilo, su trabajo y su familia las sabanas rosaban sus manos apretó fuertemente repitiendo
-Todo estará bien mañana, todo estará Bien mañana.

Katherine

Katherine despertó sudada otra vez, se levanto en un suelo húmedo, su respiración era ruidosa no podía ver más allá de su nariz todo estaba en oscuridad <<Dos días>> pensó. Antes de sentir dolor en sus manos que al aparecer estaban rotas, probo el liquido que estaban en ellas y era sangre sus labios estaban resecos, trato de levantarse pero tenía una cadena sujetada de su pierna derecha trato de ver de dónde provenía pero había mucha oscuridad en la habitación se pregunto si alguien saldría a buscarla, si el mundo notaria que estaba desaparecida, abrazo sus piernas y se mantuvo en esa posición, esperaba lo peor, pero no le importaba, tuvo que ser fuerte, tenía que sobrevivir se lo había prometido a Sarah. 
-Mi piel se ha convertido en acero. Puedo con esto, Puedo con esto… –Se dijo mientras se levantaba.
Tocando las paredes consiguió el final de su cadena que terminaba en una pared, jalo con fuerzas pero parecía estar reforzada junto al muro, sus manos rotas no le ayudaron mucho se le ocurrió tratar de buscar una puerta como a 5 pasos de donde estaba la cadena jalo su pierna, no logro llegar al muro de al frente <<Si tan solo fuera fuerte como Bryan o valiente como Caroline>> Pensó mientras seguía empujando su pie con fuerza sus cadenas hacían mucho ruido de pronto escucho como una manilla se giraba, dejando entrar una gran luz, que hizo que tapara sus ojos, cayo sentada en el suelo, volviendo a la primera posición. Al levantar la mirada estaba allí, el bufón <<Me matará, -Pensó asustada. Peleare hasta el final>> busco con la mirada algo en la habitación con que defenderse, el bufón parecía traer algo en sus manos, era comida tenía una bandeja ella estaba hambrienta parecía que no comía en días << ¿Pero y si esta envenenada?, No quiero morir así. No debes confiar en él>> Ella Pensó. El Bufón no estaba vestido como el otro día, esta vez estaba completamente rojo, Su vestimenta roja hacia que recordara aun más la noche en la granja, parecía apacible no parecía el monstruo violento que vio matando a Riley o que le disparo a Sebastián en el hombro, este parecía no querer herirla. Bajo lentamente colocando la bandeja en el piso, le dio un pequeño empujón hacia ella, Katherine pudo ver 2 Sándwiches junto a un jugo y una manzana, estaba tan hambrienta que no le importo que estaba envenenada lo comió el primer mordisco le pareció tan placentero, comió como si nunca hubiera probado comida y el asesino seguía en la puerta observándola, sin hacer nada, solo allí viéndola. Después de devorar todo lo de la bandeja, se detuvo por un momento, se sintió culpable estaba comiendo de la mano de la persona que mato a sus amigos, que los mato cruelmente, Se sintió llena de ira.
-Aléjate de mi imbécil –Grito Empujando la bandeja hacia él. Su voz sonó más débil de lo que hubiese querido. Al bufón pareció no interesarle solo giro y se marcho dejándola en oscuridad nuevamente.
Pasaron Días, Todo era lo mismo El bufón le traía sus comidas, sin decir nada y la dejaba en la oscuridad. Sus ojos estaban llenos de lagrimas quería irse a casa Katherine Pensó en los juegos de pequeños caballeros y pequeñas princesa de la escuela, siempre insistiendo en que Bryan se uniera a jugar con ellos. Nunca pudo rechazarla y así el seria el valiente caballero que debía rescatar a su dulce princesa, con Diego o Daniel jugando a ser el malvado villano. Siempre terminaba en una lucha de espadas o una gran batalla entre los buenos y los malos, y cuando ganaba él, la recogía y giraba a su alrededor mientras ella se echaba a reír alegremente, besando su mejilla y declarándolo el caballero más valiente de todo el colegio. Aunque eran juegos tontos e infantiles, todavía Katherine esperaba en ese oscuro lugar con la esperanza de que Bryan fuera su caballero sólo una vez más.
Extrañaba la luz, Extrañaba el azul del cielo, aunque en ese hueco no podía saber si era de día o de noche. Dormía cuando tenía sueño y se levantaba, sabía que tenía días hay porque cada día pasaba el Bufón con sus comidas, podría ser que se había obsesionado con ella ó también que sus amigos estaban en salones como el de ella, también podrían estar muertos todos y cada uno de ellos. Lo único que podía sentir allí era miedo, escucho de nuevo la puerta abrirse pero esta vez se levanto, pelearía por salir de allí <<Aun queda mucho que pelear>> pensó, la cadena no la dejaba estar muy cerca  así que solo podía empujarlo y buscar si tenía alguna llave para ella poder escapar de donde sea que estuviera espero a que el extraño entrara a la habitación como siempre lo hacía.
-No quiero eso –Le dijo Katherine el bufón. El asesino hundió sus hombros y tomo la bandeja nuevamente dejándola en la oscuridad –Por favor déjame ir, Por favor –Grito Katherine con desesperación y golpeando el suelo. Con esperanza de que la liberara.
   

Un Juego Llamado VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora