Capitulo 2

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Capítulo 2

Por fin era viernes, me levanté y mi rutina empezó. Puse música mientras me vestía, el frío ya calaba en Madrid y hoy tenía bastante trabajo dentro de la cámara con el pedido que tenía para una boda de este mismo fin de semana. Menos mal que vendría mi hermana para ayudarme, yo sé que haría sin ella. Desayuné y me fui directa a buscar la línea de metro que llevaba hasta el trabajo.
Abrí después de dar los buenos días a los comercios vecinos, preparé algunos papeles que la noche anterior con las prisas de la cena no había podido terminar.

-¡Buenos días hermana!

Sonreí cuando dirigí mi mirada hasta la puerta y entraba, la observé hasta que llegó a mi lado y me dejó un beso en la mejilla. Le correspondí con una sonrisa que desapareció cuando se quitó el abrigo y lo dejó caer encima del mostrador.

-Oye, ¡Alba! (Dije mientras corría a quitar todo aquello de allí) Puede entrar gente... no es una buena imagen.
-¡Uuuh! Tranquilita, eh... (Resoplé) En vez de este recibimiento esperaba un café calentito.
-Ahí tienes la cafetera. (Dije volviéndome a sentar mientras señala la nespresso que tenía detrás de mí)
-¿Has dormido mal? (Me preguntó poniéndose delante de mi)
-No... he dormido bien... (Le contesté con mi mirada puesta en el ordenador, hasta que ella bajó la pantalla del portátil) Alba...
-¿Pasó algo ayer? ¿No fue bien la cena? Te dije que no era buena idea...
-Fue todo bien. ¿Vale? (Volví a levantar la pantalla)
-¿Segura? (Asentí) No me fío de él...
-Es un buen chico... (La miré, y alzó una ceja) ¿Qué?
-Le conoces desde hace mucho tiempo, lo sé... pero...
-Alba... (Cerré el ordenador, me levanté y me puse delante de ella) Alex me ha ayudado mucho, me abrió su casa cuando apenas nadie me conocía aquí, cuando...
-Ya... (Bajó su mirada) Cuando no me tenías ni a mi... lo sé.
-Ey... (Cogí su barbilla) Eso es pasado. (Le sonreí) Ahora todo está bien. (Asintió) Así que, ¡a trabajar!

Apreté una de sus manos para que nos relajáramos y me fui hasta el almacén. Necesitaba concentrarme, el pedido había llegado y una boda para este mismo domingo tenía que acabar. Se celebraba en una pequeña iglesia en un pueblo cercano de Madrid, algo íntimo, me pidieron que hiciera algunas flores para el pasillo, y por supuesto, lo más especial, el ramo. Me senté en mi silla, y antes de empezar respiré, mi giré un momento y dirigí mi vista hasta mi hermana, estaba observando las orquídeas que teníamos a la venta. Es su flor favorita, recuerdo como papá le regalaba cada año por su cumpleaños esa flor, desde hacía ya tres años Alba no había tenido una orquídea en casa. La enfermedad de nuestro padre llegó como un huracán a nuestras vidas, y su muerte... su muerte fue el peor de los recuerdos que mi hermana guardaba. Supongo que una de las razones por la que abrí esta tienda fue por él, por su lucha, por su claridad y sinceridad. Por sus ganas de vivir. Tuve suerte encontrando este local, los antiguos dueños se jubilaban y me lo dejaron a muy bien precio, el banco no me puso impedimento para conseguir el crédito. Me gustaba esto, estar parada en un punto donde quería estar. Oí la puerta abrirse, no levanté mi cabeza del ramo que estaba a punto de terminar, mi hermana les atendería sin ningún problema.

-Así que este es tu pequeño escondite...

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escuchar aquella voz, me giré y ahí la vi.

-¿Malú? (Sonrió y me levanté) ¿Qué... qué haces aquí?
-Tengo que hacer un regalo a una amiga, y he pensado... ¿qué mejor que ir a la floristería de mi cuñada?

Sonrió y yo hice todo lo contrario, estaba claro que en tan pocas horas su querido hermano no le había contado nada. No pude hacer otra cosa que forzar una sonrisa y seguirle el juego. Me levanté y me dirigí hasta la entrada de la tienda, Alba me miraba divertida. No sé porque me había puesto nerviosa, pero había algo en Malú que... me hacía sentir así.

-Qué bonito el ramo. (Dijo detrás de mí, me giré) Digo, el que había encima de la mesa...
-Si...  La novia todo de rosas blancas menos una de color roja. Su abuela murió hace unos meses...
-Un momento, (la miré sorprendida) ¿haces la boda de Ana? ¿Ana y Luis? (Asentí y sonrió) ¡Es una de mis mejores amigas!
-Vaaaya... (Miré a Alba que se reí escondiéndose detrás del mostrador, volví a observar a Malú) Qué casualidad.
-Si... el destino, supongo...

Se sonrojó después de decir aquello, o eso quise ver, aparté su mirada de la mía. ¿Qué me estaba pasando? La volvía mirar, observaba alguna de las flores que había en la tienda, pero yo no podía apartar mi mirada de sus ojos, de su cara, de su pelo largo y alborotado, de su sonrisa, tiene una sonrisa perfecta.

-Creo... Creo que me llevaré esa de ahí. (Me miró y asentí) Nos ha pedido que nada de regalos, pero... no puedo resistirme.

Se rio. No podía dejar de mirarla, hasta que mi hermana carraspeó y reaccioné. Cogí la planta que había elegido y la llevé hasta el mostrador. La preparé para regalo, no dijo mucho más. Salió por la puerta varios minutos después, nos veríamos el domingo.

-Muy guapa tu... cuñada...

Me giré y miré mal a Alba, estaba sonriendo de lado, muy graciosa mi hermana.

Dejemos las excusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora