Capitulo 12

1.2K 72 13
                                        

Capítulo 12

Miré a Malú, estaba sentada en el otro lado de la cama, quieta, ella también conocía aquellos zapatos. Miré hacia la puerta cuando oí que gritaba mi nombre. Cerré los ojos ante su grito, segundos después los volvía abrir y le miré.

-Alex... yo...

Miré sus manos, las tenía apretadas, en forma de puño. Respiraba fuerte. Pero no me miraba a mí, sino a ella. Me vestí con la sábana blanca que había a mi lado, me levanté, tenía miedo.

-Alex...

Dio un paso más dentro de la habitación, me miró, noté como la rabia se había apoderado de él. Como sus dientes apretaban fuertes su mandíbula. No se lo pensó, corrió hasta a mí y me levantó por el cuello. Parte de mi sabana cayó al suelo.

-¡Alex! ¡Por favor!

Miré detrás de él, Malú al fin se había levantado cuando oyó mi grito ahogado al chocar los dedos de Alex en mi cuello.

-Cállate hermanita... es ella o tu... elige...
-N...no...

Apenas podía hablar, pero prefería mil veces que me hiciera algo a mí que se lo hiciera a ella. No podría soportarlo.

-Veo que ella ha respondido por ti. (Dijo Alex girando su cabeza hacia atrás mirando a Malú)
-Por favor Alex... bájala... Nosotras... No queremos hacerte daño... Nosotras...
-Demasiado tarde hermanita. ¿No crees? (Me apretó un poco más, mis lágrimas caían sin parar por mis mejillas) Nunca pensé que me harías esto Vanesa... (Cerré los ojos, quería que eso se terminara lo antes posible) Nuestra amistad... Nuestro cariño... Solo te había pedido un favor, y así me lo pagas...
-¿Un favor? (Abrí los ojos y miré a Malú) ¿Amistad? Alex... ¿De qué estás hablando?

Se rio en mi cara, me soltó de golpe y caí al suelo, llevé mis manos a mi cuello intentando tranquilizarme.

-Veo que... no le has dicho nada... (Miré a Alex y después a Malú)
-¿Decirme qué? (Clavó sus ojos en los míos y los aparté)
-Vaya, vaya, vaya... ¿Jugando a dos bandas Vanesa?
-¡No! (Intenté ponerme de pie, pero aún me costaba respirar, levanté la cabeza y me mareé) Yo...
-Tú... Tú siempre tú Vanesa...
-Dile... dile la verdad... Alex... Dile... (Le miré y me desafió, volví a hacerme pequeña)
-No hay nada que decir. (Miró a Malú) Vístete, nos vamos de aquí ya.

Se fue de esa habitación después de mirarme de arriba abajo, me tapé con la sabana rápidamente, sonrió y se fue dando un portazo. Miré a Malú que aun estaba quieta unos pasos más lejos de mí, iba a decirle algo pero empezó a vestirse rápido.

-Por favor Malú, escúchame...

No dijo anda, puso sus pantalones, la blusa que llevaba, y se salió de la habitación. Me levanté apoyando mi mano en mi cama, me costó algún tropezón llegar hasta la sala donde al encontré cogiendo su abrigo y su bolso.

-Malú...

Se giró antes de abrir la puerta.

-Olvídate de mí... Ha sido un gran error.

Cerró la puerta y volvía caer al suelo. No solo mi cuerpo sino toda mi felicidad ganada durante todos aquellos años se la había llevado con ella. ¿Cómo se podía querer tanto a alguien en tan poco tiempo? ¿Cómo podías dejar de vivir sin que aquella persona estuviera a tu lado? Esa sensación la conocía, pero no había dolido tanto como la que estaba sintiendo ahora. 'Ha sido un gran error' se repetía una y otra vez en mi cabeza. Minutos después, cuando ya no quedaba más que llorar, me levanté del frio suelo, busqué con mis ojos el móvil, cuando lo encontré encima de la encimera lo cogí. Marqué y al segundo tono lo cogió.

-Haz las maletas... quiero irme de aquí lo antes posible... Por favor...

Dos semanas más tarde...

-¡Pues ya estamos aquí!
-Si... (Miré a Alba, estaba sonriente, me gustaba verla así)
-¿Dónde has quedado con él?
-Pues... en teoría tenía que estar aquí, en el aeropuerto... pero... (Hice puntillas para poder ver más allá) No le veo.
-Después de tanto tiempo quizás no le reconozcas...
-Alba (la miré), cuando lo encontré en Facebook tenía una foto reciente, así que... tranquila.
-Yo estoy muy tranquila, tu no tanto hermanita...

Me reí, cogí la maleta y di unos pasos, y a lo lejos, sonriente, corriendo, lo vi. Dejé la maleta a una lado, miré a Alba y asintió sonriente, volví a mirar al frente y cuando le faltaba tan solo unos metros avancé mi paso, unos centímetros, y lo abracé.

-Manuel... (Le susurré)
-¡Bienvenida a la bella Italia!

Dejemos las excusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora