Capitulo 3

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Capítulo 3

El domingo llegó, y con él seguían los nervios que llevaban en mi cuerpo desde el viernes. No había vuelto a hablar con Malú, ni siquiera con Alex. Que se había ido de viaje a causa de unas reuniones de última hora en su empresa. Me mandó un mensaje el viernes antes de subir al avión, y no he podido aun hablar con él. El timbre de mi casa sonó y fui corriendo, en bata, a abrir.

-Hoooola...
-Te prometo que en diez minutos estoy...

Mi hermana se rio cuando me dirigí rápidamente hasta la habitación. Nunca llegaba tarde a los sitios, pero me había entretenido más que nunca buscando algo decente que ponerme.

-¿Qué es todo esto? (Dijo Alba al entrar en mi cuarto y ver toda la ropa en la cama)
-Bueno... es que... no sé qué ponerme...
-¿Perdón? (Salí del baño con una toalla en la cabeza y el secador en una mano) Siempre vas con tejanos y camiseta, es trabajo.
-Si... ya... (Murmuré)
-¡Uhhh! ¡Es por Malú!
-¡No! (Exclamé cogiendo ahora el peine) Es... es simplemente que quiero dar una buena imagen...
-¿Desde cuándo a mi hermana Vanesa le ha importado eso? (Dejé de mirarla y me centré en arreglarme) Entendido, te dejo que acabes... (Se dirigió hasta la salida de mi habitación, pero antes se giró) Pero, si te sirve de algo, el mono negro con cinturón de plata en la cintura es monísimo.

Le sonreí, me mordí el labio y le hice caso. En diez minutos estaba lista para salir por la puerta. Cogimos la furgoneta y nos plantamos en la tienda para recoger el pedido, un par de cajas y el ramo. Llegamos y pudimos arreglarlo fácilmente. No había mucho que hacer, solo faltaba entregar el ramo a la novia. Nos dirigimos hasta su casa, creo que es el momento más bonito que puede vivir alguien. Al menos, es el que me gusta más a mí. Ver la emoción de la novia cuando ve uno de los detalles más especiales de su día. La puerta de su casa estaba abierta, oía alguna risa proveniente de una habitación, y fui hasta allí. Di unos golpes en la puerta, no estaba cerrada del todo pero no quería molestar. Esperé unos segundos hasta que me abrieron, o mejor dicho, me abrió. Sus ojos marrones y su sonrisa, me quedé muda cuando bajé mi vista y observé lo increíblemente guapa que estaba.

-¡Vanesa! ¿Qué tal? (Volví a sus ojos, y le sonreí)
-Bien... le... le traigo el ramo a Ana.
-Pasa, te está esperando.

Se puso a un lado sin dejar de sonreír, pasé y vi a Ana en el fondo, de espaldas a mí. Estaba ya vestida de blanco. Me observó por el espejo, me sonrió y se giró.

-Estás... estás increíble...
-Muchas gracias. (Sonrió aún más fuerte)
-Esto es tuyo.

Estiré mis brazos con la caja blanca que llevaba, se hizo el silencio, sus amigas se pusieron detrás de ella, y una mujer más mayor cogió su brazo emocionada. Estiro del lazo que puse, cayó al suelo, y abrió la caja. Siempre que les llevo el ramo a las novias y llega el momento de que la novia descubra el ramo todo el mundo está mirando dentro de aquella caja, yo... yo miró sus ojos. Le brillan por ser un día especial, pero, cuando ven aquello, se llenan de lágrimas y me emociona. Me hace sentir que les hago felices haciendo algo que se me da bien. Lo cogen con sus manos y detrás de él siempre se encuentran una tarjeta. La cogió y me miró, le sonreí y la leyó en voz alta.

-No temas, yo tampoco conozco besos de regreso sin pudor, ni adiós sin dudas, ni sé de huesos que no crujan tras la tormenta, no sé tampoco si hay ojos que no sequen después de ver demasiado.

Me miró y le sonreí. Esperé unos segundos, siempre espero esos segundos de margen. Para respirar y relajarme.

-Nadie sabe nada, no sé si tienes miedo o no, si estás segura de lo que vas a hacer o piensas que es una locura. Lo único que te puedo decir es que vivan las locuras, que vivan los sueños, y no dejes de temer nunca. Temer no siempre es malo, a veces te salva. (Le sonreí, y ella hizo lo mismo) Solo espero que temáis de la mano, y os salvéis juntos.

Asintió emocionada, dejó el ramo a un lado y me abrazó. Me susurró un 'gracias' bonito cerca de mi oreja, apreté mi mano en su espalda. Me separé de ella, le sonreí, salí de aquella sala mirando a mi hermana mientras se ponía a mi lado y cogía mi brazo.

-Eres... eres especial...

Le miré, y le sonreí. Estábamos a punto de llegar a la furgoneta para llevar a mi hermana a su casa cuando oímos mi nombre. Me giré y la vi salir del portal.

-¿Pasa algo? (Pregunté)
-No... está todo bien... solo que...

Me sonrió, la noté nerviosa y no entendía porque. Esperé unos segundos, se movió el pelo a un lado, llevaba una trenza que hacia un pequeño recogido cerca de su oreja izquierda. Paré de observarla cuando mi hermana me dio un codazo, me quejé y la miré enfadada.

-Ya que ella no nos presenta... (Dio un paso adelante y estiró su mano) Soy Alba, su hermana.
-¡Ah! Hola... yo.... Yo soy Malú la hermana de su chico.
-De su chico... (Ahora le di yo el codazo a Alba) ¡Sí! De... ¡de Alex!
-Aun... aun no le conoce... (Comenté yo para que no pareciera todo tan raro, Malú asintió y yo volví a respirar)
-Bueno, pues si no quieres nada nosotras nos vamos.
-Alba...
-¿Tenéis mucho trabajo aun? (Preguntó Malú)
-No... ya nos íbamos a casa.
-¿Queréis... queréis veniros a la boda? (Alba y yo nos miramos, no entendíamos nada) Bueno... Ana está emocionadísima y... le gustaría que estuvieseis.
-¡Uy! (Miré a Alba, la iba a matar como dijera algo) Yo tengo mucho que hacer en casa... pero aquí, (se acercó a mi) mi hermana, me ha comentado que tenía tooodo el día libre.

Oficialmente la quería matar, la miré con cara de muy pocos amigos mientras ella me sonreía.

-Yo... yo tengo que llevarte... (Le dije)
-Puedo coger un taxi, además, (me miró de arriba abajo) estás monísima. Que te dejen un pintalabios, y lista.

Miré a Malú, sonreía, y asentí. No sé como pero a los pocos minutos estaba sentada al lado de la que era mi cuñada, celebrando el matrimonio de una clienta que apenas conocía.
Comimos en una pequeña bodega del mismo pueblo, un vino riquísimo que bajaba rápido y subía aun con más velocidad. Malú y su risa habían estado presentes todo el rato, creo que podría estar toda una vida escuchando como ríe, viendo como el ceño se le frunce cuando algo no le gusta, o la cara de niña que hace cuando te pide algo. Las horas habían pasado tan rápidas que cuando no me quise dar cuentas los invitados ya se despedían de la pareja, y a nosotras nos tocaba también. Era ya un poco tarde, y el despertador apenas sonaba en unas horas.

-Gracias por todo Vane.
-Ana, de verdad... ha sido todo muy bonito. 8Les miré a ambos) Que seáis muy felices. (Sonrieron)
-Tener cuidado, ¿vale?
-Amiga, no te preocupes (le dijo Malú), estamos bien. (Dijo apoyándose a mi brazo, la miré y me reí).
-Menos mal que hemos puesto un bus de vuelta a la ciudad... (Dijo el ya marido de Ana)

Nos reímos, y cogidas de nuestros brazos fuimos directas a buscar el transporte que nos llevaría a casa. Malú se subió primera y la seguí. Me puse a su lado, y apoyó su cabeza en mi hombro. El conductor arrancó poco después, y yo no podía dejar de mirarla. Es... es perfecta. Tenía los ojos cerrados, se movió un poco y me reí, los abrió y miró mis labios, después mis ojos, dejé de sonreír. Noté como me faltaba el aire, su cabeza volvió a moverse para mirarme mejor, y dejé de pensar, por un momento se me nubló la vista, cerré los ojos y lo hice. La besé, cogí su cara con mi mano derecha, volvió a apoyarse en mi hombro mientras nuestros labios se juntaban sin miedo. Nos separamos cuando el bus paró, me paralicé. Malú me miró y vi arrepentimiento en sus ojos, se separó de inmediato hasta quedar pegada a la ventana. Me puse recta en mi asiento, quería que el bus de repente volase, salir de allí, correr, llegar a mi casa y no salir de allí.





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Y el besó llegó... ¡¡Aaayy!!
Gracias por leer y comentar❤️

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