Capitulo 11

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Capítulo 11

La miré, dejó el tenedor que ya había cogido para empezar a cenar y centró sus ojos en los míos. Esperó unos segundos hasta que por fin cogió aire y habló.

-Quiero conocerte... se... se lo debo a mi hermano... Quizás no lo hemos hecho bien, y no sé porque me he comportado así, ni siquiera sé porque tú también lo has hecho, pero él... él no se lo merece. (Dejé de mirarla) Quiero llevarme bien contigo y olvidar lo que pasó, porque no tengo una explicación para ello. Quiero que estemos de acuerdo y que mi hermano...
-Si... Tú, tu hermano no se va a enterar.
-Fue una locura y necesito saber porque pasó... (La miré) Necesito saber que me pasa contigo... Pero, no sé si ha sido una bueno idea...

Se levantó, la miré y reaccioné al instante, me levanté con ella y cogí su brazo, ella giró su cabeza hasta mi mano.

-Pasó... pasó porque no puedo parar de pensar en ti, pasó porque teníamos ganas de que fuera (negó con la cabeza, la solté)... ¿No? (Me sonrió)
-No teníamos... (Me miró) Tenemos Vanesa... (Sonreí) No fue una locura, lo es... (Asentí mientras apartaba su mirada de la mía)
-Lo sé, y... me duele...

Me aparté de ella, di un pequeño paseo en mi salón acabando sentada en el sofá, hundí mi cara en mis manos y resoplé, noté que segundos después ella se sentaba a mi lado. Levanté mi cabeza y la miré.

-No me arrepiento Malú, necesito que lo sepas.
-Yo tampoco Vanesa...
-Tu voz... tu voz dijo lo contrario, y por eso me fui de tu casa. (Dejó de mirarme)
-Quizás tenías que haber escuchado mejor. (Volvió a mirarme) Fuiste tú quién dijo que no tenías que haber vuelto a mi casa...
-Lo dije para que no te sintieras culpable, lo dije porque no era tu culpa, lo dije porque... porque no podía más...

Volví a esconder mi cara en mis manos, pero rápidamente Malú colocó una de las suyas en mi espalda y levanté mi cabeza para volver a mirarla. Me sonrió, se acercó a mi mejilla y apoyó su frente.

-¿Cómo lo resolvemos?

Sonreí cuando oí esa pregunta en un susurro cerca de oreja, me estremecí y lo notó. Me giré sin dejar de tener contacto con ella, su frente acabó estando en la mía, la miré a los ojos, a los labios, me sonrojé y volví a sus ojos.

-No tengo respuesta a eso... Solo sé que, si no estás... me falta hasta la sed...

Sonrió, se acercó un poco más y noté su respiración encima de la mía. Me miró a los ojos después de pasar por mis labios. Un escalofrío recorrió mi espalda, cerré los ojos cuando recordé que Manuel me hacía sentir así, solo él sabía sonreírme con los ojos, y de repente ella también lo había hecho. Era la mejor sensación que sentía mi cuerpo, respiré, volví a abrir los ojos y choqué con los suyos de nuevo.

-Quiero encontrar el sentido de lo que nos está pasando...

Sonreí cuando añadió aquella última frase, no dije nada más, solo cogí su cuello con una de mis manos, miré sus ojos por última vez antes de besarla, y lo hice. Empezó siendo un beso tímido, noté que nos necesitábamos, hacía mucho tiempo que no sentía aquello con alguien. Quizás mi primer amor en el instituto, aquella primera vez que me sentí atraída por una chica que apenas conocía, y por supuesto con Manuel. Y ahora, ella llegaba impaciente y desbordante. Sacándome de los cajones todos los incendios que nos merecemos, sin llevarme la contraria con recelos sin conciencia. No se cómo resolver todo esto, solo quiero saciar mis ganas de ella, pero lo veo casi imposible, cada vez son más fuertes, más grandes. Cada vez que la veo mi sentimiento se agranda, se llena. Como se está llenando esta sala de pasión, mientras nuestros besos van olvidando la timidez y han dejado entrar a la pasión. Y nuestras manos se buscan, quitándonos la ropa mientras nuestras respiraciones cada vez están más alteradas pidiéndonos más.
Me separé un momento de sus labios, nuestras camisetas ya estaban en el suelo desde hacía un buen rato, miré su cuerpo medio desnudo y volví a sus ojos, se había sonrojado, sonreí. Me levanté, la cogí de la mano y sin dejar de mirarnos fuimos a la habitación. En la puerta hice que se subiera encima de mí, rio y la besé callándola. Con un ligero movimiento de mis dedos el sujetador desapareció. Giré, y la dejé sentada en mi cama, se tumbó sin decir nada, hice lo mismo pero encima de ella. Acaricié todo su lado izquierdo haciéndolo mío, besé su cuello pero me frenó pillándome desprevenida mientras me giró y quedó ella encima de mi. Bajó directa a mis pantalones, me los quitó mientras oía su risa, cerré los ojos cuando noté que se callaba y se centraba bajó mi vientre. Subió y me besó haciendo que la mirase, noté sus dedos dentro de mí y grité. Cerré de nuevo los ojos, pasó por mi oreja y me susurró 'Siento complicidad en tus ojos...'. Los abrí, me estaba mirando mientras sus mano no paraba de moverse dentro de mí, me sonrió, nuestras respiraciones no estaban en las mismas condiciones así que giré un poco mi cuerpo y he hice que nos pusiéramos de lado en la cama, paró un poco sus movimientos cuando notó que bajaba su cremallera de los tejanos y sin previo aviso colaba mis dedos en su interior, y ahí, cuando nuestras respiraciones se acompasaron, nuestras ganas llegaban a limites insospechados, las sabanas se arrugaban, y nuestras melenas se despeinaban, llegamos a lo más alto mirándonos a los ojos. Cogimos nuestras manos encima de las sabanas que subí para taparnos, ella se abrazó a mi cuerpo mientras observaba como mi abdomen bajaba y subía volviendo a una respiración decente.

-Malú... (Noté como asintió encima de mí y continué) ¿Tus padres... (Subió su cabeza y me miró) saben que te gustan las mujeres?

Subió sus cejas y se rio. Volvió a bajar la cabeza y sus dedos continuaron acariciarme mi mano.

-Pues no... pero son mis padres... Lo entenderían.
-¿Tu crees?
-Sí. (Se rio) Claro que sí... Si alguien que te quiere te ve feliz, ¿Qué más da todo lo demás?

Acaricié su pelo mientras pensaba en ello. Tiene que ser así, pienso lo mismo que ella ha dicho, a mi me paso con mi hermana, no se lo esperaba pero lo aceptó sin más, sin pedirme explicaciones, me veía feliz y eso es lo único que importa.

-¿A qué viene esta pregunta?
-Bue...

Iba a contestarle, pero oí la puerta de la entrada abrirse, Malú levantó la cabeza y se apartó, susurré un 'tranquila' pero no sirvió de mucho.

-Será Alba...

Me iba a levantar pero vi sus pies en la puerta de mi habitación, esos zapatos no eran de mi hermana.

Dejemos las excusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora