Capítulo 5
El timbre sonó, bajé un poco la música, dejé el té en la mesa y me levanté del sofá. Apenas me miré en el espejo, iba desarreglada y con una coleta mal hecha. Estaba esperando a Alex, llegaba tarde, como siempre. Abrí sin mirar.
-Ya era hora...
Me callé, subí mis ojos cuando vi que los zapatos no eran de hombre. Llegué a su cara y mi respiración se paró. Nos miramos a los ojos, pero ninguna dejo nada. Bajé mi cara, estaba avergonzada y no podía mirarle más.
-¿Puedo... puedo pasar? (Me puse a un lado)
-Claro.
Cerré la puerta tras ella, la indiqué que se sentara en el sofá, y le pregunté si quería tomar algo, no quiso nada, así que asentí y me senté en la butaca que había a un lado.
-Perdona... no quería molestarte...
-Tranquila.
-Sé que mi hermano está a punto de llegar y...
-¿Él te ha dado la dirección? (Asintió)
-Le he dicho que tenía que traerte el detalle de la boda de Ana... te lo dejaste en el restaurante... (Sacó el detalle de su bolso, sonreí)
-Gracias.
-Pero... en realidad... yo... (Bajé la cabeza y le interrumpí)
-No, no te preocupes. Está... está olvidado.
Noté como sus ojos se habían clavado en mí, respiré, cerré los ojos para que las lágrimas que se estaban formando no cayesen, ni se me notaran, iba a costar, pero tenía que hacerlo. La miré.
-Gracias... El alcohol (sonrió) nos vuelve locos...
No pude sonreír, no pude disimular más.
-Unos locos reales.
Nuestros ojos habían conectado, no podían dejar de mirarse, pero de repente les fui infiel, cambié sus ojos por su boca. Se puso nerviosa y volví a su mirada.
-Vanesa...
Iba a hablar pero la puerta la interrumpió, me levanté, respiré, y ahora sí que era él.
-¡Hola!
Le sonreí algo cansada, miró dentro mientras pasaba, dejó la maleta a un lado y volvió a girarse hacia mí y me besó. Bajé la vista al suelo cuando se separó de mi, y fue hasta el sofá a saludar a su hermana. Apenas hacia un par de días que esta mentira rondaba en nuestras vidas y ya no podía más, y menos después de haber besado a Malú y sentir lo que me hace sentir ella. Cerré la puerta a desgana, me acerqué a ellos y Alex estiró su mano, la cogí, ya no podía perder nada por hacerlo, hizo que me sentara al borde de la butaca mientras me abrazaba. Se estaba tomando muy enserio fingir que éramos pareja, Malú me miró y yo aparté mis ojos de su cara, miré a Alex, estaba sonriente.
-¿Qué el viaje hermanito? (Preguntó Malú rompiendo el hielo)
-Bien, trabajo... (Me miró, le conocía bien)
-Deben pagarte muy bien para trabajar un fin de semana, y fuera de casa... (Miré a Malú, ¿Por qué decía aquello?)
-No me quejo. Todo lo hago por nuestro futuro.
Le miré, ¿qué estaba diciendo? Me levanté, estaba a punto de explotar y lo mejor era salir de allí, o que ellos se fueran. No podía más.
-Bueno... yo... (Dijo levantándose Malú) será mejor que me vaya...
-Podríamos cenar mañana juntos, ¿Qué os parece?
No contesté, Malú asintió y yo quise morir, o matar a Alex.
-Podemos cenar en tu piso nuevo. (Añadió)
-Bueno... (Malú no sabía que contestar, me miró y luego volvió a su hermano) Claro... Emm... Podría venir también... (me miró de nuevo) tu hermana... Así nos conocemos mejor.
-Qué buena idea. (Contestó Alex mirándonos)
Asentí, no tuve remedio. Nos despedimos de Malú en la puerta y quedamos ya con la hora de mañana. Cuando cerramos la puerta, me quedé de pie en medio del salón, mientras Alex se sentaba en el sofá exhausto.
-Estoy tan casando...
-Alex... no me cabrees. (Me senté a su lado) Alex... tu hermana no se merece que le mientas. Nadie. Basta ya.
-Lo sé...
-Lo sabes pero no haces nada. Me dijiste que de este fin de semana no pasaba, y de repente tienes un viaje de última hora. (Sonrió) ¿Qué?
-Vaya viaje... (Se rio y yo me quedé seria mirándole) ¡No sabía que en Londres se ligaba tanto!
No me lo podía creer. Me levanté. Se acabó.
-Basta. Alex, yo no... no puedo seguir... no...
-¿Cómo? (Se levantó) ¿No me vas a ayudar?
-No... (No podía mirarle a la cara) No puedo...
-¡Ah , claro...! Yo puedo ayudarte en todo... pero tu... (Le miré) Te ayudé al llegar a Madrid, fui tu hombro mientras tu hermana apenas hablaba contigo, estuve aquí a tu lado... Y así me lo pagas...
Pasó por mi lado, su mirada triste chocó con la mía, cerré los ojos y antes de que cerrara la puerta le llamé.
-Lo... lo siento Alex... no... no te preocupes. (Le miré y sonrió) Mañana cenaremos y cuando estés preparado...
Me abrazó sin dejar terminar, me dio las gracias mil veces mientras besaba toda mi cara. Me reí. Tenía razón, él era el único que me había ayudado, que había estado a mi lado al cien por cien. No podía fallarle.
La noche siguiente llegó, y con ella el coche de Alex esperaba en la puerta, bajé y encontré también a Alba, me sonrió algo forzada, no le había hecho mucha gracia aquella invitación, ni mucho menos ser cómplice de nuestro engaño y la entendía perfectamente.
-Estás increíble...
Le sonreí, me había puesto un vestido por debajo de las rodillas, negro, un poco ajustado. Me había hecho una coleta alta, maquillaje muy suave, y unos zapatos de tacón. Bolso de mano también negro. Y una cazadora de color mostaza. Me encantaba como lo combinaba. Él también iba guapo, la verdad es que Alex siempre iba impecable. Alto, moreno, ojos claros, un chico muy guapo, y con un físico envidiable. Trabajaba en una empresa que se estaba extendiendo como la espuma y era uno de los primeros que había entrado, tenía el futuro asegurado. Solo le faltaba un poco de seguridad, o eso creía yo. Llegamos a La Latina, después de dar alguna vuelta para intentar aparcar, lo logramos. Me gusta tanto este barrio, siempre está vivo, era una gozada poder vivir allí. Hasta en eso Malú, me ganaba.
-¡Bienvenidos!
Nos abrió sonriente, el pelo alborotado le caía por sus hombros, besó a su hermano y luego llegó mi turno. Esperé que el tiempo se parase, que su olor se quedara impregnado en mi nariz, pero el tiempo pasa demasiado rápido, y cuando me quise dar tiempo ya íbamos por el postre. Estuve bastante ausente durante toda la cena, mi hermana había hecho buenas migas con Malú y me gustaba, en cambio con Alex... casi ni había mediado palabra, no le reía ninguna gracia ni mucho menos le daba conversación.
-Ahora vuelvo, voy al baño.
Me levanté de la mesa, necesitaba respirar. Alex no había parado de cogerme la mano, y de estar pendiente de mí en toda la noche, en vez de alejarnos parecía que quisiera no parar con todo esto. Me estaba agobiando, acabando con mi paciencia, estaba a punto de ahogarme.
-¿Estás bien?
Me giré y aparté mis manos del lavabo donde las tenía apoyadas. Coloqué mi espalda en él y la miré. No había cerrado la puerta y Malú había entrado sin avisar. Asentí no muy segura para contestarle a aquella pregunta. Di un paso para salir, pero se interpuso en mi camino, se paró delante de mí, y volvimos al punto del que nunca quise irme. Sus ojos en mis labios.
-Malú... (Susurré)
Me miró a los ojos, cogió mi cara, apoyé mi frente sobre la suya, sentía la respiración en mi nariz, rocé sus labios.
-¡Chicas!
Nos separamos al oír a Alex desde el comedor, di un paso al lado y crucé la puerta. Eso no estaba bien, Alex era mi amigo y para ella nosotros éramos pareja. Tampoco se merecía aquello. Volvía la mesa y me senté, cogí el té que tenía delante de mí, ya frío, y di un sorbo. Miré a Alba, y me entendió a la primera.
-Es muy tarde...
-¿Tarde? (Preguntó Alex)
-Mucho. (Añadió Alba) Será mejor que empecemos a retirarnos...
No dije nada he imité a mi hermana mientras se levantaba.
-Pero Vanesa... (Me giré hacia Alex)
-Mañana tengo mucho que hacer, me llega un pedido para un evento de este fin de semana.
Se terminó el café mientras Malú también se levantaba para despedirnos. Llegamos al coche y Alex aún no había abierto la boca, nos subimos y cuando arrancó habló.
-No me puedo creer que te hayas comportado así. (Me giré)
-¿Yo? ¿He hecho algo mal?
-Vamos Vanesa. (Rio sarcástico) No hace falta que disimules lo mal que te cae mi hermana.
-Uy, si tú supieras... (Susurró Alba detrás de mí)
-¿Perdón?
-Nada Alex, no le hagas caso... Tu hermana me cae bien, simplemente estoy cansada.
-Cansada... no estamos haciendo nada malo.
-¿En serio? ¡Estás mintiendo a tu familia! Eso... eso es malo.
Freno de golpe al llegar a casa de Alba, estaba callado con su mirada al frente, mi hermana bajó después de darme un beso en la mejilla, arrancó. A los pocos minutos llegamos a mi casa, paró delante de la puerta y me miró.
-No hables de familias Vanesa... De lo que está bien o mal. Porque puedes perder en la batalla...No contesté, quizás tenía razón. Había dolido, di un portazo con toda la fuerza que pude. Vi como arrancaba, me dirigí a la puerta del portal pero no subí a casa, me fui hasta el almacén, cogí mi furgoneta y conducí decidida. Aparqué cerca y bajé, encontré el portal abierto, subí rápida por las escaleras, cada paso era más fuerte que el anterior, llamé al tiembre, abrió y miré sus ojos. Una lágrima traviesa le bailavaba por la mejilla, no dije nada y no dejé que tampoco dijera ni una palabra. Cogi su cara, con mi pulgar limpié aquella lágrimas y la besé. Di unos pasos hacia delante aun teniendo nuestros labios unidos, cerré la puerta con mi pie, me separé del beso pero junté nuestras frentes, como hacia unos minutos en el baño.
-Vanesa, no...
-Malú... (miré sus ojos) Dejemos de pensar...------------------------
¡Capítulo especial!
No por lo ocurrido, que también, sino porque creo que es el más largo que he escrito en mi corta vida como escritora... 😂
¡Os dejo besos, y gracias!
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Dejemos las excusas
FanfictionQué fácil ponerse en la piel de los demás mientras ves la vida pasar desde la barrera. Que difícil tener la felicidad a tu lado pero no poder hacer nada para cogerla fuerte. ¿No poder o no querer? Miedo, una de las causas más sonadas por el amo. Dej...