Capítulo 8
Respiré hondo, no iba a ser fácil pero necesitaba explicarle todo lo que ha ocurrido duramente mi vida. Necesitaba que me entendiera. Me senté enfrente de ella, puse las piernas en modo hundió y le miré a los ojos.
-Manuel... ¿te acuerdas de él? (Asintió)
-Tu novio de universidad... el chico que tiene la culpa de todo esto...
-¡Eh! (Exclamé) Ni se te ocurra decir eso. (Se calló al ver mis ojos llenos de lágrimas) Él... Él me salvó... Le pedí que no lo hiciera pero me abrió los ojos, no fue fácil créeme pero él lo consiguió. (Sonreí) Como conseguía que me levantase cada mañana, me hacía reír, él me hizo aprender tanto... Me llevo a Argentina para vivir una vida que nos mereciéramos, y lo hicimos. Ayudamos a miles de niños que no tenían nada, les enseñamos a escribir y leer, era... era una vida maravillosa. Me llamaste, recuerdo el día que me dijiste que papá estaba enfermo, me obligó a que me fuera otra vez a España pero no podía dejarle allí. Dos días después de esa llamada me enteré que... (Cerré los ojos, respiré) Qué estaba embarazada. Era una vida maravillosa pero muy difícil, algunos niños enfermaron, Manuel no podía hacer más horas en las escuelas, y yo intentaba ayudar a las familias que no tenían apenas nada... Una de las niñas nos confesó que su padre... que su padre abusaba de ella. (Apreté fuerte los dientes recordando aquello) La cogimos y la escondimos en casa... aquella misma noche el padre se presentó allí, lo rompió todo hasta llegar a uno de los armarios y encontrarla, intenté pararlo pero era más fuerte que yo, me tiró al suelo y me dio una patada en el vientre... (Y una lágrima cayó de mi mejilla)
-Vane...
-Espera... (Cogí una mano, y sonreí mientras empezaba a llorar) Manuel llegó tarde aquel día, me encontró aun en el suelo, demasiada sangre perdida, demasiado tiempo... (Puse una de mis manos en mi vientre) Lo perdimos, igual que ese padre perdió a su hija por ser un...
-Un desgraciado... (Asentí)
-Allí decidí que todo había acabado, no podía más. Llegué a un límite insospechado... Paré y pensé que, aunque fuera tarde, era hora de volver a casa... No para contaros todo esto, sino para apoyaron y estar cerca. Para olvidarme de todo. Para poder vivir...
-Y... (Apretó mis manos) ¿Y Manuel? (Sonreí)
-Cogió otro avión, no me dijo donde... pero estoy segura que estará donde más le necesiten...
Sonrió conmigo, no dijo nada más, me había acompañado en alguna de mis lágrimas, y acabó abrazándome fuerte. Mi hermana. Se merecía esta explicación. Necesitábamos esta conversación. Por fin. Me separé de ella, acaricié su mejilla secándole alguna de aquellas lágrimas. Mi pequeña.
-No quiero que te vayas, ¿Qué yo aquí sin ti?
Sonreí, volví a coger sus manos y la miré a los ojos.
-Ven conmigo. Empecemos juntas. (Sonrió mientras negaba con la cabeza y la bajaba)
-Yo... no soy tan valiente.
Moví sus brazos para que volviera a mirarme, cuando lo hizo le sonreí.
-Eres mucho más valiente que yo. Muchísimo más. Los has demostrado desde hace años. Lo único que tienes que hacer es no tener miedo. El tiempo es difícil, pero... hay que enfrentarse a él. Y podemos hacerlo juntas...
Me levanté para irme, cogí mi bolso y di unos pasos, cuando tenía la mano en el pomo de la puerta, Alba hizo que me girase.
-Y... ¿Dónde nos vamos?
Sonreí, tiré el bolso al suelo y la abracé fuerte. Aun no sabía dónde ir, pero lo haríamos. Nos tomamos un té, creo que es la primera vez que reíamos en aquel piso juntas. Y quizás, era la última. Venderíamos nuestras casas, no sería fácil, pero, todo era intentarlo. La tienda también intentaría traspasarla, aunque sea por poco dinero.
-Tengo que irme...
-Puedes quedarte a cenar, si quieres.
-He... he quedado con Alex... (Lo dije casi en un susurro)
-Vanesa...
-Ya, lo sé. (Me levanté) Voy a hablar con él para que todo esto se termine.
-Por favor... (Asentí) Que no te manipule más...
Me fui pensando en aquella última frase. Alex no me manipulaba... simplemente quería que estuviera con él, a su lado, apoyándole. Eso es todo. Era mi amigo. Llegué a casa minutos después, me di una ducha y me vestí. Esa noche le diría lo que quería hacer con mi vida y que por tanto él tendría que hablar por fin con su familia. Llamó al timbre, y bajé. Nos saludamos con un par de besos y nos montamos en el coche.
-¿Dónde vamos a cenar? (Pregunté)
-Me han recomendado un restaurante cerca del centro, te gustará.
Asentí y sonreí mientras miraba Madrid por la ventana. Me gustaba esto, la ciudad, el ambiente, su ente, me tenía enamorada. Pero, como otras veces, hay momentos en la ida que tienes que olvidarte de algo o de alguien. En mi caso, voy a tener que olvidarme de las dos.
Aparcó y nos dirigimos al restaurante, había bastante gente en la terraza con grandes estufas, el frio noviembre de la capital no fallaba. Entramos mientras seguíamos a nuestro camarero a la mesa que nos tenía asignada, estaba lleno, era un poco oscuro para mi gusto, la música estaba un poco fuerte, aun así le sonreí a Alex cuando nos sentamos. Iba a darle una oportunidad al lugar.
-¿Qué van a tomar para beber?
-Yo...
-Vamos... (Me interrumpió Alex sonriendo) a tomarnos un buen vino blanco. El que quieras, me fio de ti...
¿Le había guiñado un ojo al camarero? Pero... ¿Qué estaba haciendo? Me reí para no salir de allí corriendo y dejarle plantado. Me parecía algo surrealista que me hubiese llevado a un lugar así solo para ligar, y no para hablar de verdad sobre todo lo que había pasado. Nos sirvieron bastantes rápidos, y siempre el mismo camarero, menos en el postre, que vino una chica.
-Por aquí la copa de frutos con chocolate y nata.
Le di las gracias cuando la dejó en la mesa, se giró y se fue.
-Muy guapa...
-¿Perdón?
-La camarera... 8Aun seguía mirándola) Un buen culo, bonita cara...
-Alex... (Mi miró) ¿Qué te pasa?
-Nada. Solo estaba comentando...
No le di importancia, quería no saber mucho más de todo aquello. Nos terminaos el postre, él quería tomarse una copa y le dejé. Estaba algo cansada, me había levantado más pronto de lo normal y había tenido mucho trajín con el pedido. A los pocos minutos nos fuimos para casa.
-Gracias por traerme... 8Dije cuando aparcó delante de casa)
-Siempre es un placer.
-Alex... Yo... creo que deberías hablar con tus padres...
-Vanesa, eso ya lo hemos hablado... (Asentí)
-Pero, cuanto más tiempo tardes peor será.
-¡Vanesa! Es mi vida.
-Ya... pero estoy yo en ella, también... te lo recuerdo. (Se rio)
-¿Todo esto es por lo que ha pasado esta noche?
-¿Y qué ha pasado esta noche?
-Vamos pequeña... (Me acarició la cara, y le miré sorprendida) He sido demasiado atento a los camareros, a las camareras... pero, tranquila... Tú eres mía, y yo soy tuyo... Pero, me gusta pasármelo bien. No tienes porque estar celosa...
¿Celosa? No lo reconocía, no sabía que estaba diciendo ni mucho menos que estaba insinuando. ¿Cuándo ha cambiado? ¿Dónde está el chico amable y sencillo que conocí al llegar a Madrid? No lo veía por ninguna parte, y tuve miedo. Me estaba sonriendo, intenté abrir la puerta pero cogió mi mano, se acercó a mí, y me besó. Me separé después de unos segundos, solté su mano, abrí la puerta y me fui oyendo como me gritaba desde el coche.
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Dejemos las excusas
Fiksi PenggemarQué fácil ponerse en la piel de los demás mientras ves la vida pasar desde la barrera. Que difícil tener la felicidad a tu lado pero no poder hacer nada para cogerla fuerte. ¿No poder o no querer? Miedo, una de las causas más sonadas por el amo. Dej...