Capitulo 14

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Capítulo 14

Le miré sin entender nada, ¿tenía una hija? Y... ¿se llamaba Vanesa? Pero... ¿Cómo? ¿Cuándo? Miré a Alba y estaba con la misma cara que yo, no podía parar de preguntarme mil cosas, volví a mirar a Manuel.

-Deja de pensar tanto Vanesa...
-Papi, ¿se llama como yo? (Manuel le sonrió y asintió, la niña me miró) Me guzta tu nombre (Se rio e hice lo mismo)
-¿Vas a buscar otra guitarra? Mi amiga Vanesa sabe tocarla también... Así podremos jugar todos juntos.
-¡Zí! ¡Jugar!

La niña salió corriendo mientras los otros también la seguían, nosotros nos quedamos ahí sentados observando como entraban a las aulas que estaban instaladas en aquel edificio.

-La adopté... (Miré a Manuel) Su madre era voluntaria, se quedó embarazada de un hombre nada bueno, y ella... murió segundos después de dar a luz. No habíamos hablado nunca de cómo se llamaría su bebé, ni siquiera estaba lista para ser madre... Días después decidí que lo mejor para los dos era que se quedara conmigo. Apenas hacia un par de meses que había llegado aquí y me convertí en padre... Y es... (Dejé de mirarlo) Vanesa... Yo...
-Tranquilo (Le miré), no pasa nada... (Su mano pasó a mi mejilla recogiéndome una lágrima traviesa, sonreí tristemente mientras cerraba los ojos)
-Creo que no lo vamos a superar nunca... (Los volví a abrir y negué con la cabeza)

Nos abrazamos fuerte, y dejé caer alguna que otra lagrima. Nos separamos cuando oímos ruidos provenientes de un pasillo, la pequeña Vanesa salía sonriente cogida de la mano de un niño un poco más mayor él llevaba una guitarra en su otra mano.

-¡Grazie! (Le dijo Manuel a su hija mientras cogía la guitarra)

Sonreí intentando volver la normalidad, miré a Alba, estaba seria, supongo que no había entendido muy bien lo que cavaba de pasar, más tarde acabaría de hablar con ella. Cogí la guitarra y miré a Manuel.

-¿Cómo los viejos tiempos? (Me preguntó)

Me reí, puse mis dedos en las cuerdas y toqué los primeros acordes.

-¿Te acuerdas? (Le dije sonriente mientras el asentía)

Me sentí bien, miré a mi hermana y me sonrió. Unos acordes más, Manuel me acompañó y mi voz, sin más, salió.

'Tranquilamente vienes por detrás abrazándome con fuerza (sonreí, y miré a Manuel) no sé qué hacer, no te pido más... que no me rompas mucho la cabeza. (Rio) Dejo la puerta abierta por si quieres pasar, ay, no me digas que no entras... Aquí me tienes nadie me va a parar mírame y tócame estoy dispuesta. (Me sonrojé y miré al frente) Será lo que tenga que ser, si aún nos late la piel y soltamos las riendas... seguimos queriendo, queriendo jugar y al final nuestra ropa quedó...desordenada.'

Los niños por suerte no entendían mucho aquella canción, mi hermana nos acompañó y animó con sus palmas. Esa letra la compuse el primer año que conocí a Manuel, esas primeras escapadas a nuestras residencias en la universidad, mientras la ropa quedaba desordenada y a nosotros nos importaba más bien poco no dormir aquellas noches.
Cenamos con ellos al terminar de cantar, contamos alguna historia antes de ayudar a acostarles, y nos despedimos de Manuel para irnos a casa. Pedimos un taxi y a los pocos minutos nos dejó en el piso.

-Estoy muy cansada... (Le dije a Alba mientras me sentaba en el sofá)
-¿Si? (Le miré y asentí) Yo... yo quiero preguntare algo... pero... si quieres ir a dormir... (Me puse recta en el sofá y la miré)
-¿Estás bien?
-Si... pero, tengo la sensación que no me has contado cosas... (Dejé de mirarla) Vanesa, por favor.
-Tienes razón... (Respiré hondo y me senté delante de ella)
-¿Qué no vais a superar nunca? (La miré) ¿Vuestra relación? ¿El no estar juntos? Podéis estarlo... Nada ni nadie os va a...
-No. Alba, no es eso. Nuestra historia terminó. No es eso. Te conté que perdí el bebé que esperábamos... (Asintió) pero, no... no te dije que... después de eso los médicos me dijeron que no podía tener hijos. (Bajé mi vista hasta mis manos, estaba nerviosa) Quise morirme...
-Vanesa... (Miré a mi hermana, estaba emocionada, no pude impedir que de nuevo las lágrimas cayesen)
-Fue un infierno... no... yo no...

No me dejó continuar, me apretó contra ella abrazándome fuerte, una mano en mi espalda y otra en mi cabeza, la cual escondí en su cuello desahogándome como nunca. A los segundos me moví a su lado, y apoyé mi cabeza en su hombro, mi llanto había reducido, mi respiración había mejorado, los recuerdos de todo aquello hacían que mi cuerpo reaccionara así, pero ahí estaba mi hermana, acariciándome la cabeza, mientras me cantaba 'No me compares' del maestro Alejandro Sanz.
Me desperté al oír el sonido de mi móvil, levanté mi cabeza del cuerpo de mi hermana, nos habíamos quedado dormidas en el sofá, abrazadas, en silencio. Sonreí, que suerte tengo. Me levanté para ir a buscar el teléfono. Abrí mi bolso y ahí estaba, lo desbloqueé y el nombre de Malú apareció. Me paralicé, tardé unos segundos en leer lo que ponía.

'Quiero hablar contigo... ¿podemos vernos?'

Dejemos las excusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora