Capitulo 27

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Capítulo 27

Volvió hacia mí, le miré con miedo, moví mis ojos hasta los de Malú cuando noté que Alex volvía a atarme las manos. Subió sus manos por mis brazos, hasta llegar a mi cuello, como si estuviera obsesionado por él. Cerré los ojos, solo quería que Malú también lo hiciese. Que no oyese nada, que no mirase lo que estaba a punto de suceder. Intenté patalear, pero seguía siendo más fuerte que yo, me subió a la barra sonriendo, le miré.

-Vanesa... no estés triste... lo vamos a pasar muy bien...

Narra Lucas

Odiaba el tráfico de Madrid, pero parecía que todo estaba a nuestro favor, y todo el mundo se había quedado en casa aquella mañana. Seguimos el rastro del móvil de Vanesa con el ordenador, salimos de los coches y nos paramos delante de uno desconocido.

-Silencio (pidió el agente).

Se acercó al maletero, la señal daba cada vez más fuerte, apenas podía respirar, estaba nervioso, me moría de ganas de que todo eso terminara. Un paso más, y abrió el maletero.

-¡Mierda!

Gritó, todos nos acercamos un poco. Solo estaba el móvil allí dentro, aun encendido con la llamada a mi teléfono. Pero ni rastro de Vanesa.

-No tiene que estar muy lejos... (Dije)
-Lucas... (Me miró el agente) Puede que sea una trampa... puede que nos esté despistando con el móvil.
-No... Vanesa me llamó para contarme algo, tengo esa sensación...
-Las sensaciones en mi trabajo no sirven de mucho.

Me quedé quieto mientras él volvía a su coche y daba alguna que otra indicación para que investigaran el coche. Alcé mi cabeza y miré a mí alrededor. Paré, paré cuando vi un reflejo en un trozo de ventana. Me acerqué. Unas puertas con maderas, un bar antiguo abandonada, con una puerta de metal, como si fuese el viajo almacén del mismo sitio. Volví a ver el reflejo. Me acerqué un poco más. Y escuché un grito. Di un paso para atrás, corrí hasta los coches de policías.

-¡Agente! (Se giró) ¡He oído la voz de Alex!

Narra Vanesa

Las lágrimas de Malú hicieron que reaccionase, estaba a punto de romperme la camiseta cuando fui más inteligente que él, o al menos, durante un simple segundo, sabía que quizás me dolería más a mí que a él pero tenía que buscar tiempo de donde fuese. Me tiré atrás para que le fuera más difícil coger mi jersey, cuando levantó su cara de mi cuello aproveché y le di un golpe en la boca con mi cabeza. Cerré los ojos por el dolor, él gritó al caer al suelo, fui rápida y bajé de la barra donde me tenía sentada. Me mareé al hacerlo, noté mis piernas temblar, me acerqué al fin a Malú, le sonreí.

-Tranquila... Estoy bien...

Asintió asustada, miró a un lado y gritó, me giré y la mano de Alex cayó en mi mejilla, caí al suelo, pero de nuevo, cansada, agotada, noté sus manos cogiéndome del cuello y subiéndome hasta apoyar mi espalda en una pared. Apartó sus manos de mi cuello, no sin antes apretar mi cabeza contra mi pared dándome otro golpe, estaba mareada, las fuerzas las había perdido ya. Cogió sus dos manos y las llevó a mis pechos, segundos después la camiseta estaba desgarrada. Noté su respiración en mi piel, abrí mis ojos y miré a Malú. No podía. Ella no debía de ver esto. Pero no podía moverme, no podía reaccionar. Rompí a llorar cuando noté de sus dedos en el cierre de mi pantalón, mientras con su otra mano tapó mi boca. Intenté moverme al oír su risa. Estaba a punto de bajar la cremallera cuando una puerta de metal se abrió y la luz de la calle nos cegó.

-¡Sepárese!

Lo hizo, Alex se alejó de mí y caí al suelo.

Narra Lucas

-¡Malú!

Me acerqué a ella con cuidado mientras los agentes se ocupaban de Alex, le solté las manos y seguidamente le quité la tela que tenía n la boca. Se levantó rápido, la observé. Vanesa... Me acerqué a ellas mientras Malú intentaba despertarla con cuidado.

-Mi amor... Por favor...

Apoyó la cabeza de Vanesa en sus las piernas mientras le acariciaba la cabeza, cogí mi chaqueta y me la quité, se la puse encima para taparla.

-Qué hijo de puta.

Di un fuerte golpe en la pared. Di unos pasos para observar donde estábamos. Un viejo bar de carretera abandonado. Muy listo. Aunque no tanto. Un pequeño rayo de sol que entrase a aquel lujar y diera con el reloj que llevaba en su muñeca podía delatarle, como lo hizo. La primera lección que me llevé en la carrera fue que todo detalle mal efectuado en un caso podría llevarte a perderlo, él perdió por un simple reloj.

-Cariño...


Me giré y viví como la madre de Malú entraba en silencio aquel lugar, ella seguía acariciando la cabeza de Vanesa, haciendo oídos sordos.

-Los médicos están a punto de llegar... (Se miraron al fin) Vanesa estará bien, (se sentó a su lado) te lo prometo. (Malú volvió a mirar a su chica mientras su madre continuó) Y... y podréis ser felices, más que nunca.

Tres días después...

Narra Vanesa

-Aquí está el alta.

Le sonreí mientras me levantaba con cuidado de la cama. Iba a caminar hasta la puerta pero me paró.

-¡Eh! (Me giré) Siéntate, vendrá ahora un celador a buscarnos.
-Malú... Puedo andar, no necesito una silla de ruedas ni nada. (Sonreí) Estoy bien.
-Sé que estás bien, boba. (Se acercó a mi) Solo quiero que estés perfectamente. (Cogí una de sus manos)
-Lo estaré, solo... (Miré al suelo) necesito un poco de tiempo...

Cogió mi cara e hizo que la mirase. Susurró un 'Lo sé' y me besó.

-Hola...

Me separé rápido mientras Malú se reía, miré hacia la puerta.

-Perdona... no...
-¿Por qué pides perdón? (Me pregunta Malú)
-Bueno... es... es tu madre...
-¡Uy! Lo soy sí. Me preocuparía más que no le dieras besos... (Se rio y me sonrojé) ¿Cómo estáis?
-Bien, poco a poco. (Le contestó Malú después de darle un abrazo) Le acaban de dar el alta.
-Perfecto. (Me miró y se acercó a darme un par de besos) Papá está a bajo esperando...
-¿Por qué no sube? (Pregunté, Maria bajó sus ojos)
-Él... él se siente un poco culpable... y...

No la dejé terminar, salí rápida por la puerta. ¿Tenía el alta, no? Estaba deseando salir de aquellas paredes blancas y tristes. Odiaba los hospitales con todas mis fuerzas. Llegué rápido a la calle, hice un vistazo.

-Es el coche gris (me dijo Malú detrás de mi), el que está en segunda fila.

Asentí mientras me dirigía hasta el coche. Abrí la puerta del copiloto y me senté.

-¿Vanesa? Pero...
-No, Manolo, está vez, voy a hablar yo.
-Está... está bien... (Me giré para quedar con él cara a cara, respiré y empecé)
-No tiene culpa de nada. Quiero que le quede muy claro que usted no tiene culpa de nada. Si... Es su hijo, y créeme que lo siento... (Bajó su mirada) Pero no puede maltratarse de esa forma. No puede pensar que todo lo que ha pasado estos días ha sido por su culpa. No. (Cogí una de sus manos y me miró) Voy a olvidarme de él, (cerré los ojos un segundo) quiero... quiero vivir, y su hija... su hija me da la vida. Y... lo siento... (Me reí) pero, se viene conmigo a Génova. (Se rio)
-No me imagino a alguien mejor para que siga su vida, Vanesa... (Sonreí) Y por favor, tutéame. Voy a ser tu suegro.

Nos reímos mientras por fin llegó el abrazo tan esperado. Costaría volver a empezar, pero, nada es imposible. Miré a Malú y a Maria de lejos y les dijimos que se acercasen. Me moví al asiento de detrás. Malú me miró esperando que dijese algo de lo que había pasado. Manolo fue mucho más rápido.

-Hija... (Le miremos) Cuida de Vanesa, es muy difícil encontrar a alguien que le brillen los ojos tanto como a ella cuando habla de ti.

Sonreí, mire a Malú. Sabía a qué se refería. Nunca me habían mirado como lo hace ella. Es reciproco. Y maravilloso. Se acabaron las excusas, las mentiras. Nos gusta vivir. Y nuestra vida, es nuestra.






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Y la historia ha llegado a su fin... dejándose las excusas a un lado y viviendo!
Gracias una vez más por estar aquí, sois maravillos@s❤️
¿Os apetece un epílogo?😜

Dejemos las excusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora