Capitulo 15

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Capítulo 15

Narra Malú

Apagué la alarma del teléfono mientras lo cogía de la mesita, un día más sin ella. Abrí el WhatsApp, pero seguía sin recibir una respuesta de aquel mensaje que le mandé ayer por la noche. Me quedé despierta hasta tarde esperando, pero, fue inútil. Lo había visto, ya que los dos tics estaban azules. La había cagado yéndome de aquella casa y no volviendo minutos después para abrazarla durante toda la noche. Soy consciente, pero quizás lo he sido demasiado tarde.

-¡Buenos días bonita!

Le sonreí sin apenas mirarle mientras dejaba las cosas sobre mi despacho, entró sin avisar y cerró la puerta.

-¿Sigues durmiendo mal? (Le miré y asentí) Malú... tienes que hacer algo... (Dijo sentándose delante de mí, mientras yo hacía lo mismo en mi silla de escritorio)
-Lucas... ya lo he hecho...
-¿Si? (Me preguntó sonriente) ¿Y qué? ¿Fuiste a su casa?
-No...
-¡Malú!
-¿Qué? (Me puse recta y abrí el ordenador) Le envíe un mensaje... (Volví a mirar a Lucas) Pero no me ha contestado.
-Normal...
-Gracias. Es un placer tener amigos como tu...
-Yo tampoco le contestaría a alguien que me deja tirado en el suelo y se va con un hermano medio loco...

Iba a contestarle pero no me dio tiempo, se fue de mi despacho después de decir aquello. Lucas, mi amigo sabía todo lo que había pasado, conocía a mi familia desde hace años, trabajaba conmigo en el  despacho de abogados desde el principio. Recuerdo salir de la facultad juntos, hacer las practicas juntos y acabar en el mismo lugar y juntos. Siempre me ha acompañado, en lo profesional y en lo personal. Incluso nuestros despachos están pared contra pared. Es siempre sincero conmigo, a compartido los momentos más divertidos y también los más difíciles, me conoce mucho, él supo antes que yo que me gustaban las mujeres, y me apoyó confesándome que su debilidad eran los hombres. Fui testigo de su boda hace un par de años con un chico maravilloso, Luis, y ahora están intentando adoptar a su primer hijo. Recuerdo el primer día que le hablé de Vanesa, me sonrió y me dijo 'Es ella...', no entendí que quiso decir con eso, pero ahora, cuando ha pasado tanto en tan poco tiempo, sé lo que quería decir. Vuelvo a mirar mi teléfono, ninguna respuesta por parte de Vanesa, pero si encuentro un mensaje de Alex, me cita para comer en unas horas, le mando un 'Ok' rápido y por fin me centré en mi trabajo.

-Hola hermanita...

Le di un par de besos al llegar al restaurante, dejé el bolso y me senté enfrente de él. Ya tenía una copa de vino, y había pedido su plato.

-Gracias por esperarme...
-Tengo reunión en unos minutos.
-¿Entonces? ¿A qué viene esta comida?
-Bueno... hace días que no se de ti... (Cogió un poco de pasta sin mirarme) o... de Vanesa...

Bingo. Fácil, directo, rápido. No le contesté, pedí una ensalada y agua al camarero que vino a preguntarme, crucé mis manos encima de la mesa apoyando mi barbilla y observándole.

-Después de dos semanas sin hablarme... ¿quieres verme y preguntarme por ella?
-Bueno. (Dejo el tenedor en la mesa) Ya que tú no has tenido el valor de hacerlo...
-¿De hacer qué?
-Ay hermanita... Que poco me quieres...
-Eres un inmaduro. (Me miró, se había puesto tenso) Si... inmaduro, insensible, egoísta...
-Cállate.
-Solo piensas en ti, en conseguir lo que quieres aunque tengas que dañar al que está a tu lado...
-Cállate.
-No. No voy a callarme. Basta Alex. No mientas más, estoy harta.
-Yo no miento. (Cogió de nuevo el tenedor, dio un golpe en el plato)
-Si... claro que si... (Volvió a mirarme) He aguantado mucho de ti... de tus locuras... Tienes problemas serios, cuídate...
-¡Cállate!

Gritó, pero no di ni un solo movimiento atrás, el restaurante quedó en silencio. Nos miramos desafiantes.

-Alex, necesitas ayuda... Yo...
-¡Tú! ¡¿Tú qué!?
-Yo puedo ayudarte.
-¿A qué? ¿A ser normal? ¿A que solo me gusten las mujeres? Por favor... Eso ya lo he intentado y Vanesa...
-Un momento... Que te gusten los hombres no es malo. (Se rio)
-Es verdad... (Dio una carcajada más fuerte) Tu puedes entenderlo... porque... también estás enferma... (Sonrió, y le miré con pena)
-No te equivoques, no me compares contigo... (Me levanté) Yo sé lo que quiero en esta vida, lo que me hace feliz, sé querer y que me quieran, soy afortunada... Pero tú, hermanito... no tienes nada de eso.

Salí de aquel restaurante con un sabor agridulce, no me gustaba tratar así a mi hermano pero quizás era necesario que se dijera cuenta que la vida que llevaba era mala. No tenía ni idea de que le gustaban los hombres, porque nunca ha tenido el suficiente valor de venir y compartirlo, si ese momento hubiese llegado a nuestra vida yo le hubiera contado que mi primer amor fue una chica maravillosa, y que no tenía nada de lo que preocuparse. Aparentar ser lo que no eres te puede volver loco, y eso es lo que le había pasado a él, llevándose a cualquier persona que se le ponía delante, pisándola e hiriéndola. Comí algo rápido en la cafetería del lado del despacho, y subí de nuevo. Estaba a punto de terminar nuestra jornada cuando Lucas entro sonriendo con un ramo de rosas en las manos.

-¿Es para mí? (Le pregunté)
-¡Ya te gustaría! Me lo ha enviado Luis... es de una floristería nueva, que han abierto... (Un momento) Huelen tan bien... (¡Claro!) ¿Malú? ¿Estás aquí?
-¡Lucas! (Cogí corriendo mi bolso) ¡La floristería!

Pasé rápido por su lado saliendo de mi despacho escuchando mi nombre detrás de mí, bajé a la calle y cogí el primer taxi que encontré. Cuando subí llame rápido a Ana.

-Necesito la dirección de la tienda de Vanesa.

No me preguntó para qué, solo se rio, supongo que por mi manera tajante de pedirle eso. Me lo dio, y los pocos minutos el taxista me dejó en la puerta. Miré, y ahí no había nada, solo un restaurante y un local en obras. Me acerqué al camarero que estaba limpiando las mesas de la calle.

-Perdone... (Me miró) ¿Hay por aquí cerca una floristería?
-Había... Cerró hace unos días. Este local (Dijo mirando a la puerta de metal de al lado) era la floristería, y ahora será parte del restaurante.
-Aja... vaya...
-¿Tenía algún pedido, o buscaba a alguien? (Volví a mirarle)
-Si... La dueña...
-¿Vanesa? (Dijo sonriente, asentí) Será mejor que la llame... Se ha ido a Italia.
-¿Italia? (Pregunté extrañada)
-Así es. Lo dejó todo y se fue con su hermana a empezar de nuevo.

Asentí mirando de nuevo la puerta de metal mientras él se retiraba hasta dentro del restaurante. ¿Italia? ¿Empezar de cero? ¡Mierda! Necesito hablar con ella... necesito verle... ¿Que hago ahora? Un momento... Se ha ido con su hermana. Cogí rápido el teléfono, abrí la agenda, por suerte no conozco a muchas chicas que se llamen como ella, fue rápido, el primer nombre de la lista era 'Alba'.

Dejemos las excusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora