Capitulo 21

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Capítulo 21

-Alba... quieres parar ya...

Por fin me hizo caso y se sentó en el sofá, a mi lado.

-¿Cómo puedes estar tan tranquila? (Me preguntó) Se van a ver las caras tu pasado y tu presente...
-Ya... Es un momento importante pero no por ello tengo que estar histérica. (Sonreí) Pero veo que tu si lo estás. (Le di un pequeño golpe)
-Muy graciosa. (Respiró hondo y volvió a mirarme) ¿Tardarán mucho?
-Pues Malú me ha dicho que ya había cogido el taxi, y Manuel supongo que tampoco tardará.

Y dicho y hecho, sonó el timbre y Alba se levantó corriendo, la observé divertida, cogió el telefonillo y contestó.

-Es Malú...

Me levanté y me dirigí a la puerta, la abrí y esperé que llegara, cuando lo hizo la cogí por la cintura y la besé suave. Se sonrojó y me reí.

-Hola, eh, Alba...

Dijo Malú mientras dejaba sus cosas en el sofá, me reí mientras mi hermana se movia nerviosa por casa.

-Déjala... ¿Todo bien?
-Aja (Asintió), el hostal me ha dicho que puedo quedarme un par de noches más, mientras...

El ruido del timbre paró lo que me estaba contando, y un aire frio corrió detrás de mí, me reí cuando vi a mi hermana contestar el telefonillo de nuevo. Miré a Malú y rodeé los ojos, qué paciencia.

-¡Buenas noches!

Manuel, sonriente llegó a la puerta, nos miró y le sonreí. Esperé que Alba fuera la primera que le diese un par de besos pero siempre que estaba él delante se quedaba muda, como en shock. Me acerqué, y le saludé dándole un abrazo.

-Gracias por venir... (Le susurré)
-Estoy un poco nervioso... (Me contestó él aun en el abrazo)
-No eres el único.

Me reí cuando me separé, di un paso atrás y miré a mi hermana.

-Hola... ¿Qué tal?
-Bien... ¿Tu?

Vaya dos. Miré a Malú que estaba aún cerca del sofá, estiré mi brazo y le dije que viniera. Ahora si estaba nerviosa, o mejor dicho, lo estábamos. A Malú le temblaba el pulso, apreté fuerte su mano cuando llegó a mi lado, miré a Manuel.

-Ella... ella es Malú. (Sonrió) Es... (Miré a Malú y sonrió) es mi chica.

Apenas habíamos hablado de nuestros sentimientos, ni mucho menos si lo nuestro era totalmente oficial. Aun así, no pude callarme, ni mentirme a mí misma, que el tiempo diga y ponga las cosas en su sitio. De momento, lo siento así. Sonreí cuando dije aquello, respiré en calma por fin.

-Vaya... (Comentó Manuel) Vanesa me ha hablado de ti... (Miré a Malú, bajó su cabeza)
-Ya... supongo que no muy bien... y bueno, con razón...

Tiré de su brazo para acercar su cara a la mira y darle un beso en la mejilla.

-Pues, todo lo contrario. (Dijo Manuel, ella le miró sorprendida) Estar dolido con alguien pero quererle es jodido... tanto que aunque quisieras no podrías hablar mal de aquella persona, quizás con rabia, en caliente, pero conozco a Vanesa (Sonrió mirándome), cuando quiere a alguien de verdad intenta guardar lo bueno, pensar en todo lo bonito que pasó... así que, puedes estar tranquila, (volvió a mirar a Malú, yo le imité encontrándome con sus ojos clavados en los míos, le sonreí) además, solo hace falta ver como os miráis para saber lo que sentís.

Me reí sonrojada, me acerqué hasta Malú y le dejé un beso rápido en los labios, carraspeé y miré a Alba. '¿Cenamos?' pregunté en alto. Todos me respondieron y fuimos hasta la mesa, había cocinado para ellos mientras el vino se enfriaba. Me gustaba la sensación de sentarnos en la mesa y tener a las personas que quería a mi lado. La conversación fluía Manuel nos habló de la pequeña Vanesa la cual Malú también quería conocer, las risas acompañaban la cena y la botella se iba vaciando. Llegamos al postre, unas delicias italianas que había comprado horas antes en una pastelería de la misma calle donde vivíamos, me lo recomendó Manuel cuando le llamé para invitarle. Quizás el alcohol había hecho mucho más que acompañarnos esta noche, mientras el vino bajaba a buen ritmo la complicidad de Alba y Manuel iba creciendo, sonreí al ver que se reían y se contaban algunas anécdotas de las escuelas.

-¿Qué te parece si nos vamos a dar una vuelta y los dejamos solitos? (Me preguntó Malú)
-Perfecto, te acompaño al hostal.

Asintió y nos levantamos.

-¿Dónde vais? (Preguntó Alba)
-Es un poco tarde, voy a acompañarla al hostal.
-Si... es muy tarde... (Dijo Manuel levantándose) puedo acercaros con el coche...
-No. (Apresuré a decir) Preferimos ir dando un paseo... Pero puedes quedarte con Alba hasta que yo venga. (Sonreí y se sonrojó)
-No hace falta, (Dijo Alba levantándose) él... Quizás... quizás tiene cosas que hacer... Tendrá que ir a buscar a su hija...
-Bueno, (Comentó Manuel girándose hacia ella) en... en realidad no. Se lo estará pasando en grande con los niños en el campamento.
-¡Perfecto! (Exclamé mientras mi hermana me mataba con la mirada) Vuelvo enseguida... (Di unos pasos y volví a girarme) O... quizás no.

Me reí mientras cogía la mano de Malú y salía por la puerta. Necesitaban hablar, necesitaban entenderse y que la cosa fluyera. Calma, tranquilidad y mirarse a los ojos para entender que les está pasando.

Narra Alba

El silencio quedó cuando la puerta se cerró, miré a Manuel un segundo, esperaba que dijera algo, pero no lo hizo. Me moví, no podía quedarme quieta, recogí los platos de la mesa.

-Puedes irte Manuel... No pasa nada.
-Alba... yo...
-De verdad, es tarde... (Abrí el grifo) Mañana debes tener un montón de trabajo.
-Alba...
-Y la niña, tienes que ir a buscarla temprano...
-Alba...
-Mi hermana quizás ni vuelve... Así que...
-¡ALBA!

Frené de enjabonar los primeros platos al oírle gritar mi nombre, me giré mientras me secaba las manos y le miré.

-No quiero irme a ningún lado... Quiero, quiero quedarme aquí, (bajó su cabeza) si tu quieres, claro...

Me reí, era tan mono, no pude dejar de mirarlo en toda la noche, desde que había entrado por la puerta, esos ojos verdes que tanto me dicen, ese pelo castaño alborotado, y esos labios... Di un paso, tiré a un lado el trapo de mis manos, subí mi mano a su barbilla e hice que nuestros ojos se cruzasen.

-Quédate... (Sonreímos)

Dejemos las excusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora