Capítulo 4
Aún no había conseguido dormirme cuando el despertador sonó, los ojos seguían como paltos mirando el techo. Apagué la alarma. Me di la vuelta en la cama, hoy no era un buen día para salir de ella. Ahora mismo no sabía que era mejor para mí. Seguir con todo esto o volver... volver a lo que dejé. La segunda alarma sonó, cogí el móvil y la apagué, la pantalla se encendió y el fondo de pantalla hizo que reaccionara. La fuerza que puede dar una simple foto en el momento indicado. Éramos nosotros, mi familia. Mis padres abrazándonos a Alba y a mí. Había hecho tantas locuras, había huido tantas veces, prometí que no volvería a hacerlo, así que iba siendo hora de afrontar aquel lunes. Me fui a la ducha, me vestí y cuando llegó la hora de secarme el pelo, los recuerdos la noche anterior y que pensaba haber dejado en la cama volvieron a mí. Y sus labios. Malú y su sonrisa. Su boca... su boca y la mía. El teléfono sonó, y por suerte, pude parar un momento de pensar en ella. Lo cogí, era un mensaje, en la pantalla el nombre de mi hermana dibujó una sonrisa, me daba los buenos días, y me decía que hoy tenía alguna clase que dar en la academia pero que vendría ayudarme en la tienda cuando terminase. Levanté una ceja por inercia, Alba lo que quería era preguntarme todo sobre lo pasado ayer, y la verdad, es que necesitaba desahogarme con alguien, y ¿quién mejor que mi hermana?
-¡Buenas tardes!
Levanté mi cabeza y giré hasta la entrada. La saludé y vino hasta el cuarto de detrás.
-¿Poco trabajo? (Asentí) Uy... (Dio un paso hacia mí) ¿Estás bien? (No le contesté y volví al folio que tenía delante) Guitarra y hoja llena de garabatos... Te conozco hermana.
Cogió un taburete y se sentó a mi lado, la miré y me sonrió.
-Sabes que el papel no te va a contestar... ¿verdad?
Cerré los ojos y me reí, hizo lo mismo mientras me abrazaba pasando su mano por mi hombro.
-Ayer... ayer no tenía que haber ido a esa boda. (Se separó un poco de mi) No era una buena idea.
-No te equivoques, mis ideas siempre son buenas.
-Alba... créeme. (Dejé de mirarla, esperaba que le contase más, miré el folio y después mis ojos se fueron a las cuerdas de la guitarra, toqué unos acordes) Tentación (tarareé) son muchas las ofertas que te llegan y es mejor hacer caso sin miedo a este pobre corazón (miré a Alba y me sonrió) que no siente ni padece si no tiene alguna voz que le hable al oído. (Volví a la hoja) Perdición, que mala cuando llega no se sabe que es peor levantar la mirada o quedarte en tu sillón, y mientras le da vueltas todo gira alrededor, no caigas en la trampa. (Cerré los ojos, había caído en la trampa) Atracción, somos escaparates también el mejor postor una lluvia de imanes que no encuentra su razón una verdad a medias. (Volvía abrirlos y miré a mi hermana) Camino por la vida y ahí no sé qué decir...
Toqué el último acorde de aquel verso que había construido en un par de horas, miré a Alba esperando que ella me entendiera. Me sonrió.
-Malú ha llegado como un torbellino a tu vida, ¿me equivoco?
Me apoyé en la guitarra, no le contesté, no creo que hiciera falta. Había llegado aún más fuerte que eso. Y no sabía cómo trabajarlo dentro de mí. Nunca me había sentido así, siempre que me ha gustado alguien he tenido la suerte de ser correspondida, o simplemente que aquella persona no me diera cancha para poder seguir, pero en este caso ha sido una auténtica locura.
-Nos besamos...
Lo solté, necesitaba decir aquellas dos palabras y ver cómo reaccionaría mi hermana, no dijo nada, abrió los ojos sorprendida, respiró y volvió a centrar su mirada en mis ojos.
-¿Y ahora qué? (Me reí sarcástica) ¿Has hablado con Alex?
-No. Hoy llega, estaba de viaje... (Dejé la guitarra a mi lado derecho, giré el taburete y miré a mi hermana)
-Tiene que decir a su familia que no sois pareja... Cuanto más tarde más difícil será.
-Lo sé, igual que sé que no es fácil.
-Ya... (Sonrió nostálgica) Aun, aún recuerdo cuando me presentaste a tu primera pareja. (Negó con la cabeza mientras seguía hablando) ¡Casi te mato! (Me reí) Me costó asimilar que te gustan las chicas, pero... he aprendido mucho de ello. Llevo la frase que me dijiste tatuada muy dentro de mí, 'El amor es piel'. Mamá aún se subiría por las paredes ahora... (Se rio) Peeeero... te apoyó porque te quería, y quería lo mejor para nosotras. La felicidad está por encima de todo, eso es lo que tiene que aprender Alex.
-Ya... Hoy hablaré con él. (Asintió) Oye... estos consejos debería dártelos yo, como hermana mayor que soy.
-Vanesa, (cogió una de mis manos) todo esto lo he aprendido de ti. (Sonreí) Y de tus textos intensos... ¡Madre mía, hermana!
Volví a girarme riendo, tenía que romper el momento bonito. Qué paciencia. Pero, no puedo negar que me encantaba que lo hiciera. No le gustaba mostrar sus sentimientos, igual que a mí. Cuando éramos pequeñas era todo lo contrario, siempre estábamos juntas, nos apoyábamos, y no podíamos estar enfadadas más de dos minutos. Nunca podíamos irnos a dormir sin darnos un abrazo de buenas noches antes. Todo eso cambio cuando empecé la universidad, las compañías, las locuras, y mis viajes. Las huidas de casa, los que dirán, y las conversaciones nunca acabadas. Mi padre dijo que me había hecho mayor a mi manera, y que no había vuelta atrás. Cuando cayó enfermo volví de mi último viaje, dejé Argentina atrás para volver a España. Cuando la enfermedad acabó con él y la depresión ganaba la batalla a mi madre, Alba y yo vendimos la casa de Málaga, decidimos dejar atrás todos esos recuerdos y refugiarnos en Madrid. Siempre nos había gustado esta ciudad, y era la manera de empezar de nuevo. Cuando llegamos nos costó unos meses volver a sentarnos en la misma mesa para poder escucharnos y llorar, gritarnos y sonreírnos de nuevo. Costó, pero lo conseguimos. Y ahora, volviendo a casa, después de dejarla en su piso, pienso en que cómo serían nuestras vidas si todo aquello no hubiera pasado. Llegué a casa, me descalcé y me puse cómoda, me preparé un té y puse un poco de música. Cogí el móvil, Alex vendría a verme en unos minutos, teníamos una charla pendiente.
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Dejemos las excusas
Fiksi PenggemarQué fácil ponerse en la piel de los demás mientras ves la vida pasar desde la barrera. Que difícil tener la felicidad a tu lado pero no poder hacer nada para cogerla fuerte. ¿No poder o no querer? Miedo, una de las causas más sonadas por el amo. Dej...