25.

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Cuando acabé de hablar con Mason, Eric y Kayla, entré de nuevo en casa. Me encontré a Harry sentado en la escalera, y cuando me vio, se levantó.

- ¿Va todo bien? –sonaba preocupado.

- Sí, ¿por qué?

- Oh, no sé. ¿Quieres que te enseñe tu habitación?

- ¿No dormiremos juntos? –pregunté haciendo un puchero.

- ¿Vas a suplicarlo? –Harry levantó una ceja, y yo sonreí.

- Ni loca. ¿Dónde duermo?

Harry negó con su cabeza y empezó a subir las escaleras. Yo le seguí, y al llegar a la planta de arriba giramos a la derecha.

- La habitación del final es la mía –señaló-. Y esta de aquí la tuya –dijo abriendo una puerta.

- Justo a tu lado –dije sonriendo a la vez que entraba en la habitación.

Era una habitación de invitados simple, pero muy bonita. Y la cama era enorme. Por la ventana podía verse la entrada de la casa, y la calle nevada.

- La habitación del final es la de mis padres, y el baño del pasillo es el que usaremos nosotros.

- ¿Y ellos? –pregunté mientras caminaba por la habitación.

- Ellos tienen uno propio –le miré y asentí.

- ¡Harry, Ashley, a comer! –gritó Lauren.

- Ya la has oído.

Junto a Harry bajamos al comedor, y la mesa estaba llena de comida. Mis ojos se abrieron a la vez que me sentaba en la silla.

- Aquí hay comida para un regimiento –dije mirando a Lauren-. ¿La comida familiar no es mañana?

- Mi madre tiene complejo de abuela –soltó Harry riendo.

- Más vale que sobre que no falte –Lauren se sentó y nos sonrió-. A comer.

Cuando acabamos de comer, ayudamos a la madre de Harry a recoger y limpiar. O al menos eso intentamos, ya que Jacob nos echaba de la cocina cada dos por tres. Finalmente, hizo guardia en la puerta, sin dejarnos entrar. Subimos arriba y Harry frenó delante de mi habitación.

- Bueno, te dejo descansar e instalarte.

- ¿No vas a ayudarme? –dije con cara triste.

- Ni loco, estoy muy cansado –bostezó.

- Ese es el bostezo más falso que he visto en toda mi vida.

- Nos vemos luego Cooper –dijo Harry dirigiéndose a su cuarto.

[...]

- Cooper –escuché que me llamaban a la vez que picaban repetidas veces en la puerta-. Ashley, ¿estás despierta?

- Hhm... -murmuré.

- ¡Ashley! –exasperó Harry-. Voy a entrar, y me da igual como estés.

Me tapé más con el edredón, tapándome la cara, y Harry abrió la puerta.

- ¿Todavía estás así?

- ¿Y cómo quieres que esté? –pregunté con la voz cansada.

- Lista.

- ¿Para qué? –me destapé y le miré con los ojos entrecerrados.

Cooper [h.s au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora