Un fuerte estruendo hizo que abriera los ojos, despertándome. Me di la vuelta en la cama, y parpadeé varias veces. Cuando vi a quien tenía al lado, me incorporé de golpe.
- No puede ser.
Ted abrió poco a poco los ojos, y sonrió.
- Buenos días, Cooper.
- ¿Qué haces en la cama de Harry?
- Esta es mi cama –rectificó.
Miré a mi alrededor, percatándome de que efectivamente, aquella no era la habitación de Harry. Volví mi vista a Ted, el cual apoyó el codo en el colchón, y me miró con una sonrisa.
- ¿Y qué hago aquí? ¿En tu cama? ¿Y tú en ella?
- Demasiadas preguntas a la vez –dijo masajeándose la sien-. Solo te digo, que eres una fiera.
- Eso es imposible.
- ¿Por qué?
- Porque no me acostaría contigo ni borracha –solté sonriendo.
- Cierto –asintió, y entonces rió-. Eres de lo que no hay, Cooper.
- Bueno, ¿pero puedes decirme qué hago aquí o no?
- Te bebiste hasta el agua de los floreros, y acabaste borracha. Muy, muy borracha –remarcó-. Ibas a entrar en la habitación de Harry, pero estaba ocupada.
- ¿Por quién? –pregunté.
- Ni idea –dijo encogiéndose de hombros-. Así que decidiste entrar en la mía. Te tumbaste en la cama, y te pusiste a dormir.
- ¿Y por qué has dormido tú también?
- Simple: es mi cama, y estaba cansado.
- Está bien –asentí, y le miré fijamente-. Entonces no pasó nada de nada.
- Nada de nada –repitió, y yo asentí-. ¿Te habría gustado que pasara algo?
- No lo sé –me acerqué a Ted, y me senté encima de él-, dímelo tú.
La puerta se abrió de golpe, y Harry apareció. Ted y yo miramos a Harry, el cual estaba con el ceño fruncido. Carraspeó, y su expresión desapareció.
- Levantaos, hay cosas que hacer.
Salió de la habitación sin cerrar la puerta y yo miré a Ted, el cual se encogió de hombros.
- Al menos no vas desnuda o en ropa interior.
Rodé los ojos y salí de encima de él, saliendo después de la habitación. Tenía a Harry delante mientras bajaba las escaleras, y justo cuando le iba a hablar, se giró, tendiéndome una bolsa de basura.
- ¿Y esto? –la cogí, extrañada.
- Una bolsa de basura –dijo cogiendo más.
- Bravo –aplaudí-. ¿Para qué la quiero?
- Para limpiar.
Sonrió ampliamente y me llevó al comedor. Mis ojos se abrieron ante tal desastre, y le miré con una ceja levantada.
- Si lo sé huyo.
- No haber venido.
Se encogió de hombros, y se agachó, recogiendo los vasos que habían tirado por el suelo.
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Cooper [h.s au]
Action-Te guste o no siempre vendrás a mí-solté con una sonrisa de lado. -¿Cómo estás tan segura?-preguntó ladeando la cabeza. -Porque eres una damisela en apuros. Mi damisela en apuros. Obra registrada en SafeCreative con el código 1511175809323 Fecha de...