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- Estoy agotada – dije a la vez que me estiraba en la cama de Harry.

- Qué poco aguante tienes –dijo Harry dirigiéndose a su escritorio.

- ¿Poco aguante? –apoyé mis codos en el colchón y le miré, con una ceja levantada-. Llevamos todo el día caminando. Creo que podría trabajar como guía turística y todo.

- Exagerada –se giró en su silla y empezó a teclear cosas en el ordenador-. Por cierto, me gusta cómo vas vestida hoy.

- Vaya, ¿Harry dedicándome un cumplido? Creo que me voy a desmayar.

Me levanté de la cama y me acerqué a él. Observé el tablón que tenía, lleno de recortes, entradas de cine y fotos. Me fije en una en especial. Salían Ted, Logan, Harry y otro chico más.

- Se te ven unas bonitas piernas –dijo mirándomelas.

- ¿Quién es? –señalé al chico de la foto, y Harry lo miró. Su cara cambió por completo. Sus labios se transformaron en una fina línea, y el iris de su ojo se volvió más negro.

- Adam –murmuró.

- Pues es muy guapo. ¿Por qué no le he conocido todavía? –dije mirando más detenidamente a aquel moreno con ojos azules y una sonrisa perfecta.

- Porque está muerto –volví mi vista a Harry, con los ojos muy abiertos.

- Oh, vaya, yo... lo siento –susurré.

- Era el hermano mayor de Ted, y el primo de Logan. Los cuatro éramos inseparables, gracias a él. Murió en un accidente de moto, y eso me hundió. Fue como perder a un hermano. Y me fui de aquí. Ted y Logan decidieron hacer lo mismo, y nos mudamos a una casa los tres juntos.

Parpadeé varias veces, digiriendo aquello que me explicó Harry sin yo pedirlo.

- ¿Ted y Logan son familia? –pregunté, sorprendida, y Harry asintió-. Vaya, cualquiera lo diría.

Volví a mirar la foto, y entonces caí en lo que me dijeron la noche anterior los padres de Harry. Este era el motivo por el cual lo había pasado tan mal estos últimos años.

- Tú me recuerdas mucho a él –Harry se levantó y le miré-. Tan egocéntrica, tan testaruda, tan valiente. Tan... tú –dijo a la vez que colocaba un mechón de pelo detrás de mí oreja.

- Pero yo soy más guapa –sonreí, y Harry rió.

- Estoy seguro de que Adam y tú competiríais por ganar un premio de belleza –dijo sentándose de nuevo en la silla.

- Premio que ganaría yo, obviamente –dije agachándome para ver qué estaba haciendo-. ¿Qué haces?

- Acabar un trabajo –en esos momentos me di una palmada en la frente, pero demasiado fuerte-. ¡Au!

- ¿Pero qué haces?

- ¡Se me olvidó! –exclamé.

- ¿El qué? –preguntó Harry, sin mirarme.

- ¡Mi portátil, mi trabajo! –empecé a pasarme las manos por el pelo, nerviosa-. ¡Cómo no lo envíe, voy a suspender, y como suspenda, voy a morirme!

- Cálmate –dijo Harry tecleando rápidamente-, ni vas a suspender, ni vas a morirte. ¿Por qué no llamas a Kayla y le dices que te envíe el trabajo por mail?

Harry se giró para mirarme, y yo sopesé esa idea.

- Menos mal que piensas de vez en cuando –dije sacando mi móvil y marcando el número de Kayla-. Gracias.

Cooper [h.s au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora