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Me dirigí junto a Kayla y Eric a la puerta de casa de Harry.

- ¡Welcome to the jungle!

Nos abrimos y dejamos pasar a aquel borracho que iba dando voces, necesitaba tomar el aire. Aunque lo primero que tomó fue el suelo. Miré a Eric y Kayla, los cuales reían.

- A divertirse.

Fuimos directos al comedor, donde estaba todo el mundo. Miré por mí alrededor, buscando a Harry. Alguien tocó mi espalda, y al girarme me encontré a Ted tendiéndome un vaso.

- Gracias –dije dándole un sorbo.

Logan y Kayla charlaban, mientras que Eric observaba el panorama como yo. Después de sonreír y darle un sorbo a su bebida, me dio un beso en la sien y se mezcló entre los invitados. Yo negué con mi cabeza y miré a Ted.

- Bonita fiesta.

- Gracias –me miró y sonrió-. Aunque lo divertido lo has puesto tú.

Ted me señaló con la cabeza y miré a un grupo jugando a la botella, pero usando el vibrador. Le di un golpe en el brazo.

- ¡Au! ¿Por qué has hecho eso?

- ¡Te lo regalé a ti! Te regalé a ti el vibrador.

- ¿Por qué le regalaste un vibrador a Ted?

Miré al frente y me encontré a Harry sonriendo. Yo miré a Ted, el cual se encogió de hombros, y maldecí en voz baja.

- Le regalé un vibrador porque patearle el culo requería mucho esfuerzo.

- ¿Ibas a patearme el culo?

- Sí, ¡te lo dije!

- Cooper, ¿quieres decir la frase mágica? –sugirió Ted con una sonrisa.

- Que te den.

Me dio un beso en la frente y desapareció de mi vista. Yo me limpié la frente, y Harry se acercó a mí, riendo.

- ¿De qué iba todo eso?

- ¿Celoso? –dije mordiendo el borde del vaso.

- ¿Debería?

- ¡Ven a bailar, cumpleañero! –gritó una chica mientras estiraba a Harry del brazo, arrastrándole hasta la pista de baile improvisada.

Yo negué con mi cabeza, y decidí dar una vuelta por la casa. Kayla estaba con Logan en un sofá hablando, pero muy pegados. Y la mano de Logan estaba en el muslo de ella. Pronto caerían; Eric estaba en una esquina del comedor hablando con una chica; Harry bailando con otra; Y Ted con un grupo de amigos. Suspiré, y me bebí de un trago el contenido de mi vaso. Después, fui a por más.

Estaba al lado de la mesa de la bebida, mirando a la nada, cuando noté unas manos en la cintura. Reconocía ese tacto. Harry apareció delante de mí, sonriéndome con los ojos achinados. ¿Cuánto había bebido ya?

- ¿Cuánto has bebido?

- No lo suficiente –dijo cogiendo mi vaso-. ¿Cómo sabes que he bebido?

- Porque cuando sonríes, se te achinan los ojos de más.

- Vaya, que observadora –me devolvió el vaso vacío, y yo levanté una ceja, mirándole-. ¿Dos, por favor?

- ¿Tengo pinta de camarera?

- Estás más buena que una camarera, si te sirve de consuelo.

Cooper [h.s au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora