38.

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Los meses pasaban, y mi relación con Harry iba cada vez mejor. Estábamos en pleno junio, con un calor abrasador, y a unos pocos días de la graduación. Saqué una nota bastante alta en el trabajo de fin de carrera, y no me graduaba con matrícula de honor, pero un ocho no estaba nada mal. Esa mañana, bien temprano, Harry me había enviado un mensaje, diciéndome que fuera a recogerle al gimnasio al que iba, pero que me pusiera ropa cómoda. Acepté, sino, me estaría dando la tabarra durante días y días.

Aparqué la moto justo delante de la puerta, y bajé de ella, colgándome la mochila de un hombro. Entré en el gimnasio, y miré a mí alrededor, en busca de Harry.

- ¿Tú eres la chica de Marshall? –me giré, y un armario empotrado lleno de tatuajes se acercó a mí.

- Sí, esa soy yo.

- Ven, sígueme –se dio la vuelta y empezó a caminar.

- ¿A dónde vamos? –dije detrás de él.

- Ahora lo verás.

Me abrió una puerta, y pasé yo primera. El olor fue lo primero que impactó, después, observé aquel lugar. Habían varias máquinas de peso libre, cuerdas para saltar, barras y un par de sacos de boxeo. Después, en medio, un ring. En el cual estaba Harry, como no.

- El de ahí arriba es Harry –dijo dándome un codazo.

- Sí, lo sé, le reconozco por sus tatuajes –dije mientras me masajeaba el brazo.

No era por exagerar, pero aquel hombre, llega a darme un poco más fuerte, y me rompe el brazo. Literal. Me hizo un gesto con la cabeza, y le seguí, acercándonos así al ring. Me crucé de brazos, viendo como Harry machacaba a aquel pobre humano. Cuando acabó, se saludaron, y al verme, sonrió. Bajó del ring, secándose con una toalla, y se acercó a mí.

- ¿No podría mi novio hacer cosas normales? –pregunté cruzándome de brazos.

- No soy normal –me dio un corto beso-, y tú tampoco.

- Un cumplido muy bonito –dije quitándole la toalla y lanzándosela a la cara-. Y dime, ¿qué hago aquí?

- Ya es hora de que te subas ahí arriba, y me demuestres lo que sabes.

- ¿Qué? –pregunté mientras reía.

- Tanto que fardas, tendrás que demostrarlo, ¿no? –enarcó una ceja, y yo me mordí el labio.

- ¿No tuviste demostración suficiente la noche en la que te salvé?

- Demuéstralo. Ahora –soltó desafiante, sin perder la sonrisa.

- ¿Quieres ir a la graduación con marcas en la cara?

- No me subestimes, muñeca –dijo dándome un beso-. Prepárate.

Harry fue a buscar unos guantes, mientras yo dejaba la mochila en el suelo.

- ¿Estás segura de esto? –preguntó el armario empotrado.

- Sí, ¿por qué?

- Harry es de los mejores –confesó.

- Y yo también –dije sonriendo.

O eso creía. Me recogí el pelo en una coleta y subí al ring. Harry se acercó a mí, y me ayudó a ponerme los guantes. Yo no dejaba de mirarle, y él sonreía, marcando sus hoyuelos.

- Cooper, me vas a desgatar.

- Te gusta que te mire –apretó con fuerza el guante y me quejé-. Me vas a cortar la circulación.

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⏰ Última actualización: Jan 07, 2018 ⏰

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Cooper [h.s au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora