_____ Scott de 19 años. Pelo castaño claro, ojos marrones miel y buen cuerpo. Nada del otro mundo. Es agente del FBI en Califonia gracias a un proyecto de éste.
Un día normal llega a la comisaría y le dicen que tiene un nuevo compañero para el caso...
Mi alarma sonó a las ocho de la mañana como cada día. Me estiré entre las sábanas y recogí todo el valor para levantarme. Abrí el grifo de la ducha de mi pequeño piso y dejé que se fuera calentando el agua. Volví a mi cuarto y me planté en el armario, no tardé mucho en elegir la ropa, porque debía de ir lo más negro posible al trabajo. Escogí unos pantalones negros ajustados, una camiseta blanca de mangas cortas con un nudo en la barriga y mis Adidas Superstar con líneas negras. Lo dejé en la cama y me duché lo más rápido posible. Me sequé y me puse la ropa. Me lavé los dientes y la cara. Me hice un chongo muy despeinado. Cogí mi maquillaje y sombreé mis ojos con tonos dorados y marrones e hice un delineado de gato en negro, mis labios los pinté de un color lila oscuro. Me puse todos los piercings de color plata a juego en mi oreja derecha y los dos que tenía en la nariz. Me dirigí de nuevo al armario y cogí mi gran caja de fundas y le coloqué una negra con una luna y un paisaje. Guardé la caja y miré la hora en mi móvil, las nueve menos veinte. Cogí una chaqueta de cuero negra, un bolso negro y unas gafas de sol también negras. Metí el pintalabios en el bolso, me miré una última vez en el espejo y salí del cuarto.
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Ordené un poco el salón y puse una lavadora para que cuando llegara del trabajo hubiera terminado. Mi móvil empezó a sonar y vi que era una llamada de Alex. Alex es mi mejor amiga, tiene dos años más que yo, veintiuno, pero esa chica forense de pelo negro y ojos marrones se ha convertido en mi mayor apoyo dentro y fuera del FBI. Yo tengo diecinueve años y sé que pensaréis que soy muy joven para ser policía, pero el FBI hizo un proyecto de integrar y convertir en policías a jóvenes dispuestos a ello y al final solo cuatro lo hemos logrado. Alex, Jace, yo y un chico. Pero ese chico por desgracia es el mayor engreído que he conocido jamás, aunque nunca he querido conocerlo por lo egoísta y estúpido que es. No creo que me equivoque, porque puedo hacer el perfil de una persona en los primeros minutos de hablar con ella, y eso es una de las cosas por las que me eligieron para el proyecto. Descolgué el móvil para hablar con Alex.
- Hola ______, por fin contestas.
- Hola, ¿ya estás abajo?
- Sí te espero en el coche, hoy no hay aparcamiento así que baja rápido.
- Vale ya voy.- Le contesté y colgué. Cogí las llaves de mi apartamento y salí. Baje corriendo las escaleras y salí del edificio. Un pitido de un coche se escuchó a lo lejos hacia mi izquierda y me dirigí hacia allí, cuando vi a Alex anduve más rápido y me senté en el asiento del copiloto de su coche negro.
- Son las nueve menos diez _____.- Me protestó Alex arrancando el coche.
- Lo siento, pero he tenido que recoger y poner una lavadora no soy maga y todo se hace solo.
- Vale. Me han llamado del depósito.
- ¿Nuevo caso?
-Sí. El cadáver me lo han asignado a mí, así que supongo que es para ti el caso.- Me explicó. Alex y yo éramos compañeras, si era mi caso era su cadáver y viceversa.- Pero me han comentado también que este caso es muy extraño y que necesitarás un compañero.
- Espero que sea Jace, es muy buen investigandor.- Jace tiene veinticinco años, es moreno, tiene los ojos verdes y buen cuerpo, aunque no me guste admito que es bastante guapo. Alex no respondió y en poco tiempo llegamos a la comisaría.
- Adiós _____, te iré informando.
- Vale. ¡Adiós!- Me despedí y cerré la puerta. Entré en el edificio y después de saludar a todos Jace se acercó a mí y una sonrisa se dibujó en mi rostro pensando en que me diría que él era mi compañero.
- Buenos días _____.
- Buenos días.- Le saludé sonriente.
- El jefe te está esperando en su despacho para decirte quien será tu compañero.- Asentí escondiendo mi decepción y me dirigí al despacho. Cuando llegué estaba el jefe sentado en su gran sillón de cuero negro con sus manos entrelazadas sobre la mesa y en las dos sillas que hay enfrente de su mesa una estaba ocupada por una persona de cabellera castaña.
- Siéntate agente Scott.- Hice lo que me ordenó y de reojo miré a la persona sentada a mi lado. No me lo podía creer mi compañero iba a ser el mayor engreído del mundo, el agente Nash Grier. Tenía el pelo castaño claro, ojos azules y buen cuerpo. - Bien, este caso el cual os hemos asignado se esté investigando aún como ya sabéis pero creemos que los hermanos O'Connor están involucrados. Nos hemos informado y este sábado, es decir mañana, dan una fiesta glamurosa en la que se subastarán cuadros y creemos que en éste cuadro.- Dijo señalando una foto.- Hay varios chips que necesita el comprador para el siguiente crimen. Sé que no sois agentes especiales, pero podría ser vuestra oportunidad para convertiros en ello. Necesitamos que finjáis ser una pareja adinerada de recién casados e ir a esa fiesta a comprar el cuadro.
- Pero no tenemos tanto dinero, pueden inflar la apuesta hasta millones de dólares.- Añadí.
- Inocente, lo pagará el estado.- Me replicó Nash.
- Tú te callas.- Le dije apuntándolo con el dedo.
- ¡Silencio!- Gritó el jefe poniendo orden dando un golpe en la mesa.- Mañana a las dos tendréis que estar aquí y nuestros especialistas en disfraces os vestirán, peinarán, maquillarán y colocarán micrófonos y esas cosas para estar listos a las cinco que es cuando empieza la fiesta. Os llevarán en una limusina y desde el minuto uno debéis ceñiros al papel.
- Pe...- Intentó decir Nash.
- Y si hace falta besaros os besáis y punto.- Añadió alzando la voz para interrumpir a Nash.- Más tarde os llegarán los perfiles que tendréis que estudiar, analizar e interpretar mañana. Ya pueden irse.- Concluyó. Los dos salimos y cerré la puerta.
- Que ni se te pase por la cabeza que porque hayas sido elegido policía del año me vas a mandar.- Le dije seria agarrándole del brazo antes de que se fuera.
- No me va a hacer falta, sé lo buena que eres Scott.- Dijo sensualmente mirándome a los ojos. Le mantuve la mirada seria hasta que él la apartó.- Voy a ir a la escena del crimen, ¿vienes?