INSTITUTO DE RECLUTAMIENTO

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"De pronto recordé que había soñado con eso: Un laberinto asfixiante en el que por más que caminara siempre estaba en el mismo lugar. Algo me atrajo, quizá la incertidumbre o mi propio miedo, y me largué a correr hacia cualquier parte".

-Osvaldo Soriano

Al cabo de un rato, Zoren se había quedado dormida. Las lágrimas se habían esfumado, no porque ya no estuviera triste, si no porque al parecer, se había quedado sin ellas. Una fuerte sacudida la despertó.

-Señorita Peters-dijo el conductor-hemos llegado.

El internado era enorme, claro, si albergaba a jóvenes de todas partes del mundo, tenía que serlo.

Estaba pintado de color azul marino, tenía unos muros que cubrían todo el perímetro y unas púas al final de cada muro por si un desquiciado intentaba escapar. Era un largo camino hasta la entrada, al rededor de éste había un jardín extenso y lugares para entrenar al aire libre, tales como barras, pistas para correr e incluso un campo de tiro.

Zoren se preguntó que había visto el gobierno en ella que la hacia pertenecer a ese lugar.

Cuando finalmente se detuvieron ante la puerta, el conductor la ayudó a bajar. Tomó su maleta de la cajuela y se volteó para ver como la Van se alejaba.

-Bien... Es bonito y reconfortante.

Zoren subió cada uno de los escalones hasta la entrada y toco la puerta.

Abrió una señora de unos 64 años.

-¿Si? ¿Qué se le ofrece señorita?

-Ammm, me llamo...

-¡ZOREN PETERS!-exclamo una voz atrás de la criada, al parecer.

Apareció una figura alta y delgada en el umbral de la puerta. Pertenecía a una señora de unos 40 años, vestía unos leggins pegados y una blusa militar, además de tacones de plataforma negros. Llevaba un cigarro en la mano que hacia que su cabello marrón se destacará por el brillante fuego en la punta del cigarro.

-Amm...Hola

-He oído hablar mucho de ti, querida. Analynn, déjala pasar.

La criada se abrió paso para dejar pasar a Zoren y tomo su maleta.

-Ah, si. Deja la maleta en su cuarto.

Analynn le quito la maleta de las manos y se dirigió hacia las escaleras que conducían al piso de arriba.

-¡Oh! Pero que descortés, soy Roxxana De Rouge, capitana de entrenamiento en el área de jóvenes reclutados. Estuve observándote juntó con el Capitán Anthony, gran puntería con los lápices-y guiñó el ojo.

Zoren se sonrojó.

-Si, supongo...

-¡Bueno! Permíteme mostrarte el Instituto.

Acto seguido, se dirigió hasta la primera puerta a la derecha.

Zoren la siguió.

Roxxana abrió la puerta de par en par.

Dentro había un enorme comedor, y con enorme, se refiere a más de 50 sillas, cada una con su plato y cubiertos de plata. Una araña de cristal colgaba del techo e iluminaba toda la habitación. Cada silla tenia un mantel pulcramente colocado encima y todas estaban perfectamente alineadas. Parecía sacado de un cuento.

-Este es el comedor principal. El desayuno es de 6:15 a 7:15 de la mañana, la comida es de 13:30 a 15:30 y la cena es de 7:30 a 8:30. Más te vale ser puntual, pues no recibimos a nadie después de las horas establecidas.

-Ustedes si que se toman muy en serio la puntualidad, ¿no es así?

-Zoren, el mundo avanza a un paso muy acelerado, los débiles se quedan atrás mientras los fuertes avanzan con paso firme.

Dicho esto, se dio la vuelta y siguió a la primera puerta a la izquierda.

-Aquí es el salón de lenguas goddrianas. Dudo que tengas preguntas, ¿o si?

Era un salón con una gran pizarra, tenía el esquema de lo que al parecer era un Goddrack y había unas 30 sillas. Era como un salón de clases normal.

Roxxana continuo con la puerta a la derecha.

-Aquí es el salón de Cultura Goddriana, más bien las costumbres de estos seres y su conducta.

Era un salón justamente como el anterior.

-Ahora viene la mejor parte, Zoren.

Roxxana siguió avanzando hasta el final del pasillo, donde había un cuadro lector de huellas dactilares.

Roxxana dejo su dedo índice y pulgar por 5 segundos y la pared se deslizó hacia la izquierda.

Zoren no podía creer lo que veía.

Era un salón gigante, con cientos y cientos de armas de todo tipo, espadas, arcos, lanzas, hachas, tridentes, cuchillos de mano, escudos y otras armas más que Zoren no pudo identificar. Había varios muñecos para entrenar, algunas dianas, algunos objetivos en la parte de atrás del salón y todo estaba decorado con un azul metálico.

Se podía leer en la pared de la izquierda con letras mayúsculas:

"SÓLO LOS MÁS FUERTES SOBREVIVEN EN ESTA GUERRA"

-¿Así qué esa es su frase inspiracional? No es muy alentadora, ¿sabes? -murmuro Zoren a Roxxana.

-Es la fría y dura verdad. Bien, aquí pasarás la mitad del día entrenando cultura en el combate con Cazir, un maestro de gran potencial. Y como te pudiste dar cuenta, practicarás conmigo la otra mitad del día en los campos de afuera. ¿quedo claro? Tomarás lengua y cultura 4 días a la semana y entrenarás los otros 3.

-¿Qué no es más importante saber defenderse que saber costumbres?

-No sí no sabes que secretos oscuros alberga tu enemigo o si no conoces sus estrategias. El arte del combate es lo que menos importa en la guerra. Aquí todo es estrategia.

Zoren asintió.

-Muy bien. Ahora sube, que ya es tarde, tu cuarto te espera- Roxxana le entregó unas llaves color dorado con el número 416 e hizo que tintinearan-no las pierdas.

Y se alejó moviendo las caderas.

-Aterradora, ¿no?

Zoren dio un brinco y su corazón dio un vuelco. Se dio la vuelta y se encontró con un guapo chico: alto, delgado pero con músculos, cabello castaño oscuro y unos penetrantes ojos grises.

-Ammm... supongo que si. Y tu eres...?

-Caspian. Caspian De Rouge-y sonrió. Era una sonrisa realmente hermosa.

El corazón de Zoren dio un vuelco, parecía que le habían dado un puñetazo en el estómago.

-Si, se lo que estas pensando "¿Eres el hijo de Roxxana?-hizo una voz graciosa-. Si, lo soy, pero que eso no te impida acercarte a mi-y guiñó el ojo.

-Bueno, aprovecharé tu oferta-Zoren tintineó las llaves de su habitación-¿sabes dónde queda la habitación 416?

Caspian dio un ligero vistazo a las llaves y rió.

-Por supuesto que lo se, la mía es la 417. Sígueme, te guiare por un hermoso pasillo lleno de polvo y arañas.

Zoren se sonrojó sin razón, supongo que lo había tomado como un cumplido, pero no sabía por que. Le atraía ese chico, pero había un misterio por descubrir detrás de esos penetrantes ojos grises.

Siguió caminando, sumida en sus pensamientos, cuando la voz de Caspian la saco de sus pensamientos.

-Bien, llegamos. Toca mi puerta si necesitas algo.

Acto seguido, se metió a su habitación, dejando a Zoren en completa oscuridad.

MORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora