MORTAL

DEMONIOS

"They say that the best blaze burns brightest, when circumstances are at their worst"

-Sophie Hatter, "Howls moving castle".

Zoren yacía inconsciente, en una sala de piedra.

Le dolía todo, pero en particular la espalda.

Su vista era borrosa, sin embargo, alcanzó a ver un torso que conocía muy bien.

-¿Caspian?

El joven volteó a verla, y se agachó en el piso junto a ella.

-Claro que no soy Caspian, niña boba.-y le dio una bofetada a Zoren.-

Se levantó y unas escamas comenzaron a salir, mientras revelaban el cuerpo de una mujer.

Roxxana.

Zoren seguía adolorida, y aún más por la bofetada de Roxxana.

-Todo esto hubiera sido más fácil si no hubieses gritado mi identidad, Zoren. Como si Dianna no hubiera sido ejemplo suficiente.

Zoren se heló.

-¿Tu...?

-Ya, no seas tonta, no finjas que no lo sabes. Si, yo secuestre a Dianna, si, yo te envíe las notas, y si, yo maté a Lucy.

Zoren se tensó.

-Tu no eres Roxxana.

-Por Dios niña, claro que no lo soy. Roxxana desapareció hace mucho tiempo. ¿Porqué eres tan tonta?

Zoren no necesito responder porque la criatura siguió hablando.

-Tu y yo nos conocemos. Y no me refiero a este momento, te conozco desde pequeña.

Zoren abrió los ojos como platos, y recordó.

"-¡Eres muy bonito! ¿Sabes que sería estupendo? ¡Qué fueras mi mascota!"

-Tu...

-¿De donde creías que habías sacado tus poderes?

-¿Que haces aquí, Hannibal?

-Ah, claro que me recuerdas. ¿Así es como recibes a un viejo amigo?

-Pensé que habíamos echo un trato.

-Si, pero... ya sabes, no me gustan los compromisos.

Zoren se levantó al ver que la ilusión de que traía cadenas atadas era falsa.

-Hannibal, habíamos acordado que no le harías daño a nadie.

-Si, debiste comenzar ese trato con tus padres.

Zoren se quedó helada.

-¿Q-que?

-Si, mami y papi ya no están, Zoren. Ups.

-¡Eres un idiota!

Zoren se abalanzo hacia el Goddrack, sintiendo como su cuerpo se transformaba.

Ambos habían sido buenos amigos en el colegio, y lo había reconocido gracias a la cadena que pendía en su cuello. Zoren se la había regalado.

Sin embargo, todo había cambiado cuando en clase, habían pasado una foto de el, era el líder de uno de los clanes de Goddrack más fuertes de la costa oeste, y eso explicaba porque se había ido de la escuela. Lo habían reclutado. Pero debió de haber sido reclutado desde hacia mucho, mucho tiempo, porque transformo a Zoren cuando ella tenía sólo 11 años de edad.

Estaban envueltos en una pelea, una pelea verdadera.

Zoren nunca había peleado con otro Goddrack, y sabía los riesgos que esto implicaba.

Pero Hannibal no era un cualquiera.

Había poseído a Roxxana, eso explicaba sus ojos grises y comportamiento extraño, había dejado de existir hacia mucho tiempo.

Había irrumpido en el instituto, había vigilado a Zoren y ya no tenía duda de que fuera el chico de las notas misteriosas.

Ya debía de saber demasiada información acerca de ellos, y los que amaba estaban en peligro.

Hannibal golpeó a Zoren en el abdomen y esta cayó al suelo, sus tentáculos rodearon el cuello de Hannibal y ambos rodaron por el piso.

Zoren encontró un pedazo de vidrio roto y lo clavó en el pecho de Hannibal, bajándolo por su pecho formando una línea vertical de sangre.

Este soltó un aullido temible pero la herida se recuperaba.

Zoren abrió los ojos como platos.

-Si...-dijo la criatura.- no eres la única.

Hannibal tomó el trozo de vidrio y lo incrustó en el costado de Zoren, y sintió un dolor que nunca antes había sentido.

Gritó con todas sus fuerzas y pudo oír como alguien entraba en la habitación.

-¡Zoren! ¡¿Estas aquí?!

La inconfundible voz de Caspian.

Ambos Goddracks se levantaron y miraron a Caspian, mientras seguían peleando, pero Hannibal fue el primero en hablar.

-¡Caspian! ¡Ayúdame!

Zoren se sobresaltó y grito.

-¡Caspian, no le creas! ¡Soy yo, Zoren!

Pero esto no pareció servir de nada ya que Hannibal seguía hablando.

-Caspian, es una impostora, ¡soy yo! ¡Ayúdame!

Caspian traía un cuchillo muy grande en la mano, se acercó y lo clavó en el corazón de el Goddrack del lado derecho.

Zoren abrió los ojos como platos.