RECLUTADA

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"Tengo miedo de que no estés a mi lado, tengo miedo a que pueda sentir dolor porque me engañe, tengo miedo a perderte por otra, tengo miedo de estar sin ti, tengo miedo de perder al amor de mi vida que eres tú".

Zoren Peters era diferente. O quizá la palabra diferente no sea la más adecuada. Estaba vacía. Si, esa es la palabra adecuada. Vacía. Vacía como una botella: un exterior brillante pero adentro no había nada que ocultar o decir.

Cuando fue reclutada, estaba en su cuarto estudiando para su examen de biología,cuando se escucho un fuerte ruido abajo, como si algo o alguien hubiera derribado la puerta principal.

Se detuvo en seco. Hubo un silencio casi aterrador, si no hubiera sido por su perro Jeffet que seguía ladrando. De repente, su madre apareció en el umbral de la puerta:

-Zoren, cariño, necesito que bajes. Tenemos que hablar.

Zoren estaba realmente paralizada, su madre parecía estar sumida en una burbuja, como si ese sonido tan estrepitoso nunca hubiera ocurrido.

-Mamá, yo...

-No hay tiempo para preguntas, Zoren- respondió su madre en un tono seco, ella jamás le había contestado de esa manera- sólo baja y hablaremos.

Seguido esto, cerró la puerta.

Zoren se quedo paralizada, no por miedo, si no por sorpresa. Se puso sus botas y bajó al comedor.

Ahogó un grito casi ensordecedor.

Su madre, su hermana Georgette y su padre estaban atados a unas sillas, mientras un hombre alto de cabello blanco, se paseaba alrededor de ellos.

-Señorita Peters. Ojalá mi visita no sea inoportuna.

-Lo es- pensó Zoren en voz alta- ¿Por qué están mis pa...?

El hombre la interrumpió.

-Señorita Zoren usted no me conoce, pero yo si. Vengo del Gobierno de los Estados Unidos de América y estoy encargado del Área de Reclutamiento de Jóvenes, o ARJ si lo quiere ver así. Supongo que ya escucho de la guerra que el mundo está por enfrentar, ¿no es así?

Zoren asintió.

-Entonces mi visita ya no deja mucho que desear, ¿o si?

Zoren estaba paralizada. Por su puesto que lo sabía. Volteo a ver a sus padres: su madre estaba seria, con la vista en el piso, su hermana tenía el rostro cubierto de lágrimas y su padre, la miraba con ojos expectantes.

-Me van a...

-Exactamente. La vamos a reclutar.

Georgette empezó a gritar a través de la cinta pegada a su boca, cuando el hombre de cabello blanco chasqueo sus dedos, y un golpe sordo le dio a Georgette en el cuello.

-¡DEJEN A MI HERMANA!-grito Zoren- ¡DEJEN A MI FAMILIA EN PAZ SI QUIEREN QUE VAYA CON USTEDES!

-Señorita, me temo que eso no será posible. La única manera de mantenerla vigilada es tener cautiva a su familia.

-¿Por qué?-dijo Zoren al borde del llanto- ¿Por qué a mi?

-La hemos estado observando por al menos 2 meses. No reclutamos jóvenes sin conocer sus antecedentes. Y usted muestra una conducta que puede ser útil para la guerra que estamos a punto de enfrentar. Así que por favor, empaque sus cosas. No necesitará mucho, sólo un par de mudas de ropa, y...

-¿A dónde llevarán a mi familia?

-Es información confidencial

-¡¿A DÓNDE LLEVARÁN A MI FAMILIA DIJE?!

-Señorita Peters entiendo que esto pueda ser difícil al principio pero pronto se adaptara. Hasta su familia está de acuerdo.

-No...Ellos no...

Lentamente, el hombre de cabello blanco se acercó hacia la madre de Zoren, Hayden, y le quitó la cinta de la boca.

-Cariño... Se que eres lo bastante inteligente para sobrellevar esta situación. Ser reclutada es una gran responsabilidad. No te preocupes por nosotros, estaremos bien.

Zoren no lo podía creer.

Después el hombre se dirigió a Georgette.

-Zoren, yo...-no se le entendía muy bien debido a que sollozaba constantemente.

Zoren estaba al borde del llanto.

-Yo... Sólo quiero que tengas cuidado. Yo estaré bien, mientras tenga a mamá y a papá. Siempre has sido mi modelo a seguir, y se que esta vez no me defraudarás.

Con lágrimas en los ojos, Zoren dirigió la mirada hacia su padre, mientras le quitaban la cinta.

-Hija... Tu sabes que siempre estaré y estuve orgulloso de ti. Y si logras esto, estoy seguro que no seré el único.

Zoren estaba inmóvil. Su propia familia "echándola".

-Así que, señorita Zoren, porfavor suba a empacar sus cosas. No creo tener que mandar un guardia a vigilarla-y sonrió- por cierto, me llamo Anthony, General Anthony Maxwell.

Concluido esto, Zoren fue a empacar sus maletas mientras lloraba como nunca lo había echo.

Se despidió de su familia con el dolor de una niña pequeña cuando ve que su globo se va hacia el cielo. Así se sentía ella, que lo había perdido todo.

Salió de la casa y se subió a la Van que la esperaba.

Lloro todo el camino al Internado de Reclutacion.

Se había preguntado que se sentía que te arrancarán el corazón y todos los recuerdos que este guarda, bueno, ahora

lo sabía.

MORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora