¿Qué había significado esa repentina canción?, Jos seguía mirándome fijamente.
-¿Qué te pareció?- dijo por fin el ojimiel.
-Es una canción muy linda- dije con tono nervioso.
-¿Crees que se entiende el mensaje? - me pregunto mientras hacía la guitarra a un lado.
-¿Mensaje? - Esa aceleración tan repentina en mi corazón estaba regresando, mi corazón iba a explotar.
-Los lunes por la noche hago videollamadas con Rebeca, he estado practicando mucho para cantarle esta canción y hacerle ver que aun la amo y que esperare por ella- dijo mientras sus ojos brillaban, realmente la amaba.
-Se entiende a la perfección - dije con una sonrisa, no quería que se notará mi decepción.
Después de aquella charla, decidí que era hora de irme o mi madre se preocuparía, regresamos a la cocina por mi mochila, busque en uno de los bolsillos mi celular para ver la hora.
-Ay no... - mi cara era de terror.
-¿Qué pasa?- pregunto el pelinegro.
-Tengo 33 llamadas perdidas de mi madre, ella va matarme - De verdad lo haría, olvide decirle que llegaría tarde a casa.
-No te preocupes, llegaremos rápido en mi auto- dijo el pelinegro con una sonrisa en su rostro y caminando hacia la puerta principal de la casa, lo seguí hasta llegar al auto y ambos subimos.
Le iba dando indicaciones a Jos para llegar a mi casa,
-Es ahí- dije mientras señalaba la puerta de mi casa y Jos estacionaba su auto.
Gracias por traerme Jos- dije con una ligera sonrisa.
-Gracias a ti Alon, no hubiera podido acabar ese glosario y mucho menos hacer un bizcocho- dijo mientras posaba su mano sobre la mía.
-Nos vemos mañana - dije safando mi mano y abriendo la puerta del auto.
Buscaba mis llaves en mi mochila cuando se abrió la puerta frente a mí, era mi madre y lucía más que molesta.
-¡Alonso Villalpando Camarena, por qué no contestabas el teléfono!- poso sus manos en la cintura clavando su mirada con la mía.
-Lo siento, no lo escuche y tenía que...-sentí una mano sobre mi hombro, giré mi vista y era Jos.
-Fue culpa mía Señora, el profesor de pastelería nos pidió un bizcocho para mañana, además le pedí a Alonso que me ayudará con la tarea de panadería- Jos hablaba con naturalidad frente a mi madre, ¿cómo es que no se asusta de ese ceño fruncido?
-Le pido una disculpa por quitarle el tiempo a Alonso, le prometo que no pasará de nuevo- finalizo el pelinegro dedicándole una sonrisa llena de ternura.
Mi madre se veía sorprendida, relajo su postura y le devolvía la sonrisa a Jos.
-Los perdonaré, pero la próxima vez Alonso tiene que avisarme, ¿ok?- dijo volteando su vista hacía mí, yo sólo asentí.
-Bien, alonso tienes 5 minutos para despedirte de tu amigo - dijo con una sonrisa picara.
Mis mejillas se ruborizaron al instante, espero que Jos no se haya dado cuenta.
-Tú mamá es muy linda - dijo el ojimiel mientras reía un poco.
-Sí, ella llega a ser algo graciosa... - dije con tono algo sarcástico.
-Lamento haberte causado problemas Alon- dijo con una pequeña mueca triste.
-No te preocupes, yo olvide avisarle a mi madre- dije con una pequeña sonrisa.
pasaron cerca de 2 minutos en silencio, solo nos mirábamos de reojo.
-¡Alonso! - Se escucho el grito de mi madre.
ambos nos asustamos de escuchar la potente voz de mi madre.
-Creo que ya deberías entrar- dijo el pelinegro soltando una risa.
-Sí, nos vemos mañana Jos- dije adentrando en mi casa.
-Alon...- dijo y voltee a verlo.
-Muchas gracias por lo de hoy- dijo con una sonrisa y un brillo en sus ojos.
-No hay de que Jos- dije devolviendo la sonrisa, quería abrazarlo.
Me atreví... pase mis brazos sobre sus hombros y lo abrace, estar cerca de él era tan cálido, pasaron dos segundo cuando me arrepentí de aquel abrazo y estaba a punto de soltarme cuando me correspondió el agarre.
-Me gusta los abrazos- dijo mientras me soltaba, se despidió con una última sonrisa y dio media vuelta hacia su auto, subió a él y me hizo una ultima seña de despedida y arranco hacia su destino.
mi corazón iba en ese auto, quería tenerlo por siempre abrazándome.
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Príncipe de Chocolate.
Fanfic"El chocolate posee un auténtico don para arreglar problemas. Unos instantes de tristeza, una jornada estresante, una discusión, una recompensa, un placer secreto... El chocolate siempre nos brinda una respuesta" - Trish Deseine.