1.- "Ponte un Mandil"

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Los primeros rayos del Sol siempre entran por mi ventana para llegar a mi cara, desearía nunca haber pedido la habitación con vista a la calle, empieza ese sonido molesto debajo de mi almohada, la alarma de mi celular cada vez es más fastidiosa, pero sino lo pongo cerca de mi cara podría dormir toda mi vida, desactivo ese molesto ringtone y empiezo a quitar el sueño de mis ojos, 

-¿qué día es hoy?-  dije con voz floja después de estiraba mis brazos en dirección al techo.

tome mi teléfono de nuevo y vi la fecha,  lunes... ¡Lunes 22 de Agosto!, Hoy es mi primer día en la Universidad, giro mi vista hacia la puerta de mi habitación y veo ese perfecto blazer azul colgado, ¡hoy por fin podre usarlo!, salgo de la cama de un salto y me dirijo hacia mi baño, tengo que estar perfectamente presentable en mi primer día de clases, comienzo a abrir las llaves de la regadera y a quitarme las prendas que uso como pijama.

Salí del baño, seque mi cuerpo y comencé a vestirme todo lucia, fui a mi espejo y empece a aplicar productos para que mi cabello estuviera ordenado y presentable, tome mi mochila del escritorio, la noche anterior estuve tan emocionado que la prepare con todo lo que creí necesario para mi primer día, una ultima inspección frente al espejo.

-Perfecto- mi sonrisa no podría ser más grande y llena de emoción

-¡Alonsoooo, se te hará tarde! - grito mi madre 

-¡Ya voy!- camine hacia la puerta de mi habitación, un ultimo suspiro antes de abrirla y comenzar uno de los mejores días de mi vida.    

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-Listo, hemos llegado- dijo mi madre mientras aparcaba el auto frente a mi nueva escuela.

-Es inmensa- mis ojos no podían despegarse de la ventana, esta universidad es realmente inmensa, entonces comenzó ese pequeño cosquilleo en el estomago, estaba nervioso, ¡demasiado!, creo que podría vomitar en ese mismo instante.

-Te irá bien Alonso- comento mi madre posando su mano en mi cabellera ligeramente pelirroja, volteé a verla -¡Demuéstrales que eres el mejor chefcito!    

-¡Mamá! - chille -Ya no soy un "chefcito", no tengo 8 años-

-Para mi siempre serás mi chefcito pequeñito- dijo depositando un beso en mi mejilla -baja ya o sonará la campana-

Asentí y le di un gran abrazo, la vería en unas horas pero de verdad muero de nervios por estar en una nueva escuela, tome mi mochila y baje del auto, comencé a adentrarme y gire mi cabeza en dirección hacia el auto de mi madre, ella seguía ahí haciéndome señas de que siguiera caminando, le dedique una sonrisa para disimular las ganas de vomitar que tenía, seguí el paso y llegue hasta una de las explanadas, había demasiado chicos.

-¡Hola!, ¿estás perdido?- sentí un dedo tocando mi hombro, gire para ver quién se había ofrecido a ayudarme, un chico alto, cabello castaño con un mechón verde -Oh pero que mal educado soy, mi nombre es Bryan, Bryan Mouque, soy alumno de 4to semestre  de Psicología, ¿necesitas ayuda para encontrar tu salón?- me brindo una sonrisa.

-Ah, sí yo soy  Alonso, busco el salón ... -Revise mi mochila buscando mi horario - el salón de Panadería- termine de leer la pequeña hoja que tenía en las manos y alce la vista hacía Bryan.

-¡Eres de Repostería!- dijo con gran emoción - Siempre había querido un amigo en Repostería, siempre hacen cosas deliciosas pero pocas veces lo comparten con los alumnos de otras carreras-  solté una risa, este chico me ofrecía su amistad a cambio de postres -Sígueme, el salón de panadería esta a un lado de las canchas.

Llegamos al Salón y era majestuoso, era mucho mejor verlo en persona que por su pagina de internet.

-¿Se les ofrece algo chicos?- Salio del salón una mujer vestida con una filipina rosa.

-Oh él es de nuevo ingreso y no encontraba el salón- dijo Bryan empujándome ligeramente frente a la mujer - te veo luego Alonso, voy a clase - dio un pequeño apretón a mi hombro y se despidió con una sonrisa.

-Muy bien, pues bienvenido, sonrió la mujer -Pasa y toma asiento en la estación que gustes, en 5 minutos más empezaré la clase- asentí y me adentre al salón.

Cada estación tenía su propia mesa, fregadero, estufa, freidora y horno, todo era de un reluciente color plateado, eran 9 estaciones en total, a primera vista se veían todos los lugares ocupados.

-¡Hey, pelirrojo, aquí hay un lugar! - grito desde el rincón un chico alto y moreno con un gran copete negro, me acerque hacia él.

-Gracias- dije con voz muy baja -mi nombre es Alonso, mucho gusto- sonreí amistosamente, no quiero estar solo vagando por la escuela como en la preparatoria, decidí que él chico del copete sería mi amigo o por lo menos intentaría que me dejará ser su amigo.

-Yo soy Alan, Alan Navarro - dijo devolviendome la sonrisa y estrechando mi mano.

De pronto se escucho la puerta cerrarse de un golpe, la mujer que me dio la bienvenida entro y comenzó a escribir en un gran pizarron blanco al frente de todas las estaciones.

-Muy bien chicos, buenos días a todos y bienvenidos a la carrera de Repostería, me presento, soy la Chef Alicia Gironella y seré su mentora en la clase de "Preparación de Masas Bases en Pastelería y Panadería.", por favor saquen su cuaderno, empezaremos  a repasar algunos términos y técnicas que veremos a lo largo del semestre, quiero que hagan un glosario con ellos y ... -se vio interrumpida por un gran portazo.

Todos volteamos en dirección a la puerta para ver quién la había azotado de esa forma, era un chico de cabello negro y unas grandes cejas pobladas.

-¡Lo siento!, yo no quería aventar la puerta, pero estaba atascada - dijo apenado el pelinegro.

-Veo que el rumor de la sala de profesores era real, ha vuelto Señor Canela - dijo la profesora que rió sarcásticamente.

-Oh vamos Chef Gironella, deje las formalidades - se giro un poco hacia los demás alumnos y alzo su mano derecha - ¡Mi nombre es José, pero díganme Jos compañeritos!- grito para que todos pudieran escucharlo-

-Sólo tome asiento Señor Jos - dijo la Chef y giro hacia el pizarron para seguir escribiendo.

Él chico pelinegro volteo hacia la estación en la que estaba y cruzamos miradas, sus ojos era hermosos, comencé a sentir como mi cara se ruborizaba, desvié la mirada mientras el chico pelinegro se acercaba a la estación, mi corazón empezaba a acelerarse, yo no sabía que hacer.

-Disculpa...- dijo estando a un lado de mí-

-¿S-sí?- conteste con un tono de nervios y sin posar mi vista en él, no quería que viera mis mejillas sonrojadas.

-Yo creo que tú deberías... - tomo mi barbillas y me miro fijamente, me asuste, ¡¿acaso iba a besarme?!

Príncipe de Chocolate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora