V

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Estaba intentando cocinar cuando se abrió la puerta, me di vuelta y vi como Jeffrey entraba a la cocina. Suspiré aliviada, espero que sepa cocinar.

--Sabes cocinar? –le pregunto señalando las verduras que estaba picando-

-- Hola, algo, por qué?

-- No quieres ayudarme? –junto las manos implorando, el ríe y se saca la chaqueta de cuero y lo lentes-

-- Espaguetis? –yo asiento encantada, bien, al menos no prenderé fuego la cocina, el apartamento ni el edificio-

En realidad no demoramos mucho haciendo la comida, fueron unos 30 minutos, los cuales se pasaron muy lentos. Como entre la mesada y la isla no había mucho espacio, cada movimiento que hacíamos nos rozábamos alguna parte del cuerpo, los brazos, las caderas, las veces que el cruzaba por detrás y rozaba mi trasero... mierda, el ambiente estaba bastante tenso. Estaba agachada guardando las tablas de picar verduras cuando sentí que Jeffrey rozo sus partes en mi trasero, quede roja. Sentí como él carraspeo y se alejó, dios mio, esto esta que arde. Almorzamos en un silencio bastante incomodo, creo que fue muy mala idea hacer eso juntos.

--Y donde almorzabas en Nueva York? –me observa- si no sabes cocinar...

-- En en comedor –respondí obviamente y después me arrepentí, mierda, metí la pata- Digo...

-- La escuela de ballet tiene comedor? –alza las cejas- vaya, cuantas horas ensayan o entrenan? –niego-

-- No, en el comedor de... -el me interrumpe-

-- ¿Qué escondes Alex? –Frunzo el ceño- Se que estas mintiendo, soy investigador recuerda.

-- n-no estoy mintiendo

-- Sea lo que sea, puedes confiar en mí –se levanta y se agacha frente a mi- Se que nos conocemos hace menos de un mes, pero eres una gran persona Alex, se lo difícil que es estar en una familia asi... es entendible que cometas errores.

-- Yo... -suspiro, quiera aceptar o no confiaba el Jeffrey- abandone la escuela de ballet a los seis meses de irme... -observo como el ni se inmuto, como si ya se imaginara eso- Hace un año estoy en una universidad publica, de arte. Mi mamá va a matarme, pero estoy agarrando coraje para decirles la verdad. No aguanto más tener que mentir –siento como una lágrima baja en mi mejilla- No me gusta mentir, pero no quiero decepcionarlos, te juro que hice lo posible para hacer sus gustos, estar a su altura, pero no, puedo. No puedo estar atada a una carrera, a una ciudad, yo quiero ser libre Jeffrey.

Inmediatamente siento sus brazos rodearme y lo abrazo también, nunca nadie me había dado un abrazo tan cálido, sus brazos eran tan reconfortantes que me sentía en casa, si, me sentía en casa. Escondí mi rostro en su cuello y su aroma me invadió, por un momento envidie a mi madre. Aunque estoy segura que ella no sabía disfrutar ni de un 5% de lo que este hombre podía dar.

El novio de mi mamá. 《Jeffrey D. Morgan》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora