IV

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Entre en el departamento y me sorprendí cuando vi a Jeffrey en el balcón, me acerque y vi que estaba fumando.

--Hola –me coloco a su lado y observo la ciudad, era hermoso.-

-- Hermosa –lo mire y tanto que Ian me molestó, pensé que me lo decía a mi. Pero vi que no tenía nada que ver cuando observe que él estaba mirando la ciudad.-

-- Puedo? –hice una seña a su cigarro y el me lo pasó, di una calada y aquel pequeño ardor en mis pulmones se hizo presente-

-- No creo que a tu madre le agrade que fumes –se recostó en el balcón y me observó. Sonreí-

-- A ella no le agrada el 90% de las cosas que hago –hago lo mismo que él y me recuesto en el balcón y lo observó, era bastante atractivo, a su manera, su barba sumaba un montón. Me gustaban los hombres con barba, mierda, Alex, ¿en que estas pensando?-

-- ¿Y ese 10%?

-- Son las cosas que me obligaba a hacer. –suspiro, Jeffrey parecía una persona de confianza, se habían pasado dos semanas desde que llegue y me caía muy bien, el siempre estaba en casa... y agradecía tener alguien con quien hablar.- Como por ejemplo el ballet.

-- ¿No te gusta? –Muerdo mi labio y niego- Ella me dijo que te encantaba, que estabas enloquecida para irte a Nueva York.

-- Lo estaba, pero no por el ballet... -lo miro- si no para alejarme de todo esto. –el me mira confundido- No me gusta ser hija de los abogados más importantes de la ciudad, no me gusta tener el apellido Holly, todos se acercan por interés y al final te lastiman. No me gusta ser perfecta y por eso no encajo en esta familia.

-- Vaya... -rio- no sé qué decirte. Cuando supe que eras mujer, lo primero que me vino a la mente era que eras una mimada... y que no te iba a soportar –ahora fue mi vez de reír-

-- Bueno, me soportas?

-- Me caes muy bien, me alegra que no seas como tu mamá –frunzo el ceño- digo, ella a veces te agobia, te contagia el estrés.

-- Bueno, ahora entiendes porque me fui –vuelvo a dar una calada en el cigarrillo- Solo que a ella le agradas asi como eres, conmigo es diferente. Ella odia que sea tan...liberal? –Me encojo de hombros-

Después de una charla filosófica me fui a duchar, y cuando sali, él ya no estaba más. Me agradaba, mucho, me gustaba hablar con el, sentía que podía confiar en él... siento que no me juzgaría jamás.

Hoy teníamos una cena familiar de reencuentros, mi papá, mi hermano, mamá y yo.

Y yo ni había salido de casa y ya estaba odiando todo, empezando por la ropa que mamá hizo que me vistiera, es que no sabía escuchar, le dije como 800 veces que no me iba a colocar pero no deja de taladrarte la cabeza, hasta que terminé colocándome el vestido y los tacones, odiaba esta ciudad, odiaba todo esto.

Obviamente fuimos a cenar en uno de esos restaurantes carísimos, donde la comida casi siempre es un asco.

Básicamente pase 3 horas de mi vida escuchando como mis padres hablaban de trabajo y mi hermano sobre medicina. ¿Que no saben hablar de otra cosa?, como música, películas, el clima, no lo sé.

Ah, y claro, y yo mintiendo sobre mi vida en NY.

El novio de mi mamá. 《Jeffrey D. Morgan》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora