XI

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Después de Ian irse, decidí pintar algunos cuadros, mi mente viajaba a mil por hora y quería plasmar todo en un lienzo antes que se me olvidara. Asi pase hasta el jueves, pasaba todo el día encerrada en mi habitación pintando, creo que habré hecho como 5 cuadros. Aparte unos mechones sueltos de mi moño de la frente y suspire al ver mi pintura, estaba perfecta... justo como la imaginaba.

Golpearon la puerta y dije que pasara, seguramente era Ian de nuevo. Pero me di cuenta que no era asi cuando escuche su voz, ronca.

--Hola –entró y cerró la puerta, después se apoyó en ella y miró mi lienzo- Vaya... es hermoso.

-- Gracias. Lo único que hice estos días fue pintar –me encojo de hombros y miro mis manos, están todas manchadas. Inmediatamente me levante y fui hacia el baño a lavarme las manos-

-- Estar semi desnuda te inspira? –comentó Jeffrey riendo. Observe mi atuendo, estaba solo con unas bragas y una camiseta blanca. Mierda-

-- Tal vez... -salgo del baño y lo observo- Y a ti que te inspira?

-- Pues no lo sé, no hago pinturas. –sin pensar dos veces, agarro mi camiseta y la saco por mi cabeza, quedando solo de bragas, Jeffrey me mira asombrado-

-- Esto te inspira? –Susurro divertida, ya que sus ojos no dejan de ver mis pechos-

Sin dudar dos veces el se acerca y me besa, un beso apasionado, anhelado. Saco su chaqueta y lo empujo hasta que cae en mi cama, se acomoda de tal manera que queda recostado en el respaldo de la cama, me mira ansioso. Bajo mis bragas y me siento en su regazo, el sonríe y vuelve a besarme, dios, me encantaba la manera en que besaba, sus besos eran tiernos pero a la vez tenían su toque caliente.

Me moví sobre su jean, mierda, la tela de su bragueta estaba rozando mi centro.

El tomo uno de mis pechos con su boca, chupo, lamió, mordió, mierda y mas mierda, creo que voy a correrme solo con esto. Tomó mi otro pecho y succiono mi pezón, a la misma vez froto su entrepierna en mi centro y yo casi grité, lo volvió a hacer y sentí mis piernas temblar, cuando lo hizo por tercera vez sentí que mis líquidos corrían por mis muslos.

--Mojaste mi pantalón favorito –susurró sobre mi oído-

Sin dejar de besar su cuello, me levanté y baje sus pantalones y boxers, su erección salió disparada, era bastante grande. Sin ninguna previa más comencé a bajar sobre su miembro, hasta que me sentí llena total.

--Eres muy estrecha –mordió el lóbulo de mi oreja y yo gemí, mierda, mi segundo orgasmo estaba a punto de llegar.-

Un rato después caí rendida en su pecho y cerré los ojos, no quería nada más. Sentí como el salía de mi y pasaba los brazos por mi espalda, sus caricias no tardaron en llegar. Sabía que iba a quedar dormida, siempre lo hacía cuando me acariciaban de esa manera. Me dormí con una sonrisa en el rostro, Jeffrey me gusta, me gusta mucho.

El novio de mi mamá. 《Jeffrey D. Morgan》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora