Capitulo 16.

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Capítulo Dieciséis: Deja que tu corazón ame de nuevo.

"-ERROR."
-Liam Ponce - Pensamientos Torturadores.

Liam.

Sabía que si cerraba mis ojos en el transcurso del camino ella estaría tranquila, dejaría atrás su cara de amargura, dejaría atrás su vergüenza. Y allí estábamos, frente a frente, Valentina estaba roja que hasta se podía comparar con un tomate. Si, el sueño me estaba matando el sueño pero cuando medio abrí mis ojos pude observar que ella tenía mis ojos sobre mi.

-¿Estabas despierto?- Valentina por fin me estaba dirigiendo la palabra.

Asentí.

-Eres un tonto ¿Sabes?

-Eso lo sé desde el día en que hice que tus lágrimas cayeran por tus mejillas.

Ella rodó los ojos y bajó de el auto.

Soy un maldito, ¿Como puedo estar haciendo esto con Valentina? Ella no merecía nada de esto, sólo me tenía que alejar de ella y así ella volvería estar sola, sonriente, sin pensar en un chico que pasa pensando en otra chica.

Bajé del auto y allí estábamos, en medio de la nada, rodeado de un hermoso y relajante paisaje, se podían observar las montañas al fondo, un cielo a la perfección, el cual ya estaba brillando a causa de las estrellas, alrededor estaban las cabañas, era una especie de hotel perfecto, hasta el momento, el mejor que había visitado, quizás era por este era el primer hotel que visitaba.

-¡Wow!- Sofia estaba como si caería pronto desmayada a causa del paisaje.

-¡Maldita sea!- Soltó Shelsey -; ¡Podría vivir aquí para siempre!.

Keneth sólo sonrió al escuchar a su amor platónico decir tales palabras.

-Esto es... Maravilloso- Se escuchó decir a Valentina.

-¡Lo es!- Dijo una emocionada Emma lanzándose hacia Ashton quien tenía una sonrisa de orgullo en su rostro.

-¡Se los dije chicos!- Dijo Ashton quien seguía abrazado a su chica.

Esto está malditamente genial -Pensé-
No quería expresar muchas emociones realmente, sabía que esto duraría muy poco y después todo volvería a su estado: Noches tristes, almohada húmeda a causa de las lágrimas, nuevas cicatrices a mis brazos, piernas y abdomen. Otro espejismo que me ponía la vida, irónica y estresante, ya hasta me estoy acostumbrando a sus pésimas jugadas.

Mientras todos seguían emocionados y en shock a causa de la hermosura de aquel lugar. Mi curiosa mirada comenzó a girar por todo el lugar hasta quedar fija en un muelle que llevaba a un lago que reflejaba tristeza, soledad y belleza. Comencé a dirigirme a aquel lugar dejando a los demás.

La noche estaba cayendo, se podían observar las luciérnagas danzar con la obscuridad, todo parecía en sueño, podía pellizcarme pero no despertaría, pues todo aquello era real. Se escuchó el crujir de las tablas de aquel muelle cuando la zuela de mi zapato hizo con el, sin temor avancé hasta llegar al final. Era vista perfecta, el ambiente que tanto deseaba, era... Oscuridad y soledad, lo que más anhelaba.

Más Frío Que La Nieve | Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora