Más Frío Que La Nieve | Libro 1

Epílogo

E P Í L O G O

Narrador.

La mañana después de la tragedia.

La mañana estaba demasiado tranquila, sin embargo, el sol no regaló su resplandor de alegría. Rara vez una leve ráfaga de viento acariciaba las ramas de aquellos árboles haciendo tirar sus últimas hojas para poder así, darle camino a las nuevas.

Una pequeña avecilla cantó con un triste silbido a aquella casi oscura habitación de Liam para luego saltar desde la ventana y luego comenzar a volar hasta la habitación del señor y la señora Ponce. Kate comenzó a despertar, sus ojos simularon un temblor, se restregó sus ojos, dio un bostezo, se puso de pie y se dirigió al baño.

Después de varios minutos, Nicolás abrió sus ojos de golpe, observó que tenía cinco minutos más para hacer una pequeña oración,  y luego alistarse para poder ir al trabajo. Aquellos padres estaban tan contentos de tener a su hijo "de vuelta".

Caleb seguía acurrucado con su cobija de Spiderman, la luz de aquella lámpara de noche al estilo de un Minion hacia que su cara se arrugara a pesar de estar dormido. Sus manos fueron lo primero en moverse para luego comenzar a abrir sus ojos lentamente. Una pequeña sonrisa comenzó a extenderse por si rostro, según él, sus días en casa ya no serían tan aburridos, pues ya tenía a su hermano "de regreso".

Keneth esa mañana despertó, está vez no sentía el estrés asfixiante que siempre le invadía. Su pecho bajaba y subía con tanta tranquilidad. Se sentó en su cama para luego llevarse de inmediato la mano al cabello que caía en su cara para tirarlo hacia atrás. Somnoliento llevó su mano a la mesita que estaba a la derecha de su cama para coger su teléfono y revisar si tenía algunos mensajes, pero nada, su bandeja estaba tal y como lo dejó la noche anterior. De un salto salió de su cama, vería a sus amigos, juntos, otra vez.

Sofía había despertado muy temprano, antes de que sólo comenzara a asomarse, había estado sentada en el despliegue de su ventana desde las cuatro de la madrugada, observando aquél bonito cielo, rara vez pudo hacer que sus ojos brillaran al cruzarse una estrella fugaz por el manto. Ella pensaba, pensaba en su futuro, en su familia, en sus amigos. Era una madrugada cargada de muchos pensamientos, la mayoría eran muy agobiantes, y unos contados que lograban sacarle sonrisitas.

Los Ponce comenzaron a ponerse muy activos, Caleb se dirigió a la habitación de Liam y dió dos toques esperando que Liam respondiera, pero nada, el pasillo estaba muy silencioso, comenzó a insistir, pero no hubo respuesta. Bajó a la cocina.

—Mamá, Liam no responde— Dijo con preocupación.

—No te preocupes— asintió su madre —, despertará mas tarde, seguro y se desveló.

—Pero... ¿Y el colegio?

—Dejaré que falte hoy, tu ve tranquilo a esperar el autobús.

8:03 AM.

La señora Ponce se dirigió a la habitación de Liam y tocó varias veces. Tampoco respondió,  se cansó y fue por un manojo de llaves que mantenía en su habitación, sus manos temblaban, una duda de que su hijo había recaído en depresión la comenzó a atormentar. Con prisa cogió las llaves y abrió la puerta del cuarto de Liam.