Donde Todo Finaliza.—...Dame una maldita razón, solo eso pido, una razón.
No había ni un sólo ruido en mi habitación, todo era opacado por el silencio, un silencio acogedor, un silencio solitario. La brisa del invierno acariciaba deliciosamente mi rostro, el frío era lo demasiado grato para mí, me encontraba frente a mi escritorio, la ventana me brindaba la vista perfecta del patio frontal de mi casa, el cielo mantenía un perfecto grisáceo, nítido como la nieve al juntarse con la tierra.
No diré que la vida nos marca, porque no es así, nos marcan aquellas personas que un día estuvieron pero hoy ya no están, nos dejan cicatrices aquellos momentos que tiempo atrás fueron felices, pero ahora no son más que elementos de nuestra tristeza aguda, nos marcan nuestros padres, con su poca atención brindada y todas sus palabrerías que dicen solo para cumplir con su compromiso como causantes de que estemos en este mundo.
No sé si en algún momento te ha pasado algo similar como lo que pasa cuando mis revoltosos pensamientos hacen vigilia en mi cabeza, lo cual muy a menudo me hace pensar y sentir que somos una marioneta de alguien, si, todos nosotros, los seres humanos; Un experimento de alguien que intenta aprender las millones de causas por las cuales el ser humano se deprime, es feliz, llora, ríe ama, odia, juega, patea, y muchas cosas más que transcurren en nuestro diario vivir. Y si no es eso, pues no sé qué teoría tengas tú sobre la vida y el por qué estamos aquí.
Cuando les comentaba a mis padres alguno de mis problemas, siempre salían con su frase estelar: "Ora a Dios, Él te dará respuesta y el problema se resolverá"
Sinceramente, perdí la cuenta de cuántas veces escuché esa frase por parte de ellos, lo que no comprendían era que me había cansado de orar a Dios, lo que ellos no entendían era que yo necesitaba de su consejo, de sus palabras... de su cariño.
Llegó el momento en el que decidí callar, decidí ahogarme con mis inquietudes, con mis rabietas, con cada uno de mis defectos emocionales. La vida me estaba sacudiendo de la peor manera, estaba barriendo conmigo a tal punto que el piso echaba hasta chispas de brillo, no le podía añadir duda que el que manejaba los títeres era todo un maestro, nos arrastraba por el suelo hasta aprender la lección.
Pero mírame, observa donde estoy; Me hago el rudo, no acepto que soy una marioneta más, la cual está atada desde mi mano derecha, hasta mi pierna izquierda con finos pero fuertes hilos transparentes que día a día intentan hacer que la lección se plasme en lo más profundo de mi alma.
Una pequeña lagrima comienza a descender por mi mejilla izquierda, lo había decidido y no daría un paso atrás, no anhelo cumplir la tarea que la vida me ha dejado, no quiero volver a confiar en alguien, no quiero ser parte de su experimento. El frasco de pastillas se encuentra en mi mano derecha, presionado con fuerza, transmitida a causa de la furia y melancolía que producía todo mi ser, mis manos temblorosas finalmente se juntaron, con la izquierda rodeé la tapa del frasco y lo abrí, tomé la pastilla con el dedo pulgar y el índice y la posé frente a mis ojos.
—Lo siento mucho— susurré mientras mis ojos se cerraban con fuerza y mis lágrimas descendían con lentitud.
¿Será esta la decisión correcta?...
ESTÁS LEYENDO
Más Frío Que La Nieve | Libro 1
Teen FictionLas lágrimas del cielo con melancolía caían danzando, esos hermosos copos de nieve que poco a poco decoraban los árboles de blanco anunciaban la llegada de un triste invierno para Liam Ponce. La vida puede amargarse de mil maneras, y generalmente a...