Era el día de descanso de Mauricio. Él sabía que Sofía también descansaba. El chico había pensado en invitarla a algún lugar, quizás al museo de arte de la ciudad, una comida... Algo para agradecerle su apoyo. Sin embargo después de lo sucedido el día anterior, Mauricio no sabía si su amiga lo rechazaría.
Estaba seguro de que Sofía no le había dicho toda la verdad. Por un momento, el chico creyó que la verdadera razón detrás de su 'enojo', serían los celos.
Sofía celosa.
Mauricio sonrió. Qué cosa tan estúpida. O quizás no. Su amiga no era de las personas que se sonrojaban y si la memoria no le fallaba, el chico estaba convencido de que la había hecho sonrojar un par de veces.
Con el corazón palpitándole a toda velocidad, Mauricio tomó su celular y marcó el número de su amiga. Después de un par de timbrazos, contestó.
— ¿Diga?
—Sofi. Soy yo, Mauricio. Estaba pensando en invitarte a algún lado, ya que los dos no trabajamos hoy. Compensarte... bueno, todo. ¿Qué dices?—dijo el chico a toda velocidad.
— ¿Mauricio?—preguntó la chica. El chico notó por primera vez todo el ruido que se escuchaba del otro lado. Risas, música. Miró su reloj: las nueve de la mañana. Demasiado pronto para una fiesta, pensó—. Espera.
Se escucharon pasos, el cerrar de una puerta y luego el ruido amortiguado de la fiesta.
—Listo. Es un martirio estar allá adentro—comentó su amiga—. ¿Qué decías?
— ¿Estás en una fiesta?—le preguntó el chico.
—Ah sí. Ayer fue el cumpleaños de un... um, un amigo—le contó—. Les dije a los demás chicos que no podía ir pero pasaron por mí después de trabajar porque, al parecer, la fiesta estaba muy buena y no podía perdérmela—. Mauricio escuchó la burla en la voz de la chica—. Como sea, las cosas se salieron un poco de control y tuve que quedarme para asegurarme de que nada malo pasara. Pero parecer ser que estos borrachos no tienen botón de apagado. En cuanto se acaba el alcohol, alguien llama a la tienda para traer más y uf.
— ¿Y por qué no te vas? Seguro estás muy cansada.
Su amiga soltó un pequeño bufido.
—No tienes ni idea.
— ¿Entonces por qué no te vas?—repitió el chico.
Hubo unos segundos de silencio
—Mi amigo—contestó al fin Sofía—. Cuando bebe, no es el mejor en tomar decisiones. Alguien debe cuidarlo.
— ¿Y tienes que ser tú?—preguntó el chico, sin comprender.
— ¿Ahora? Sí. Todos los demás están igual de borrachos, tal vez más.
—Sofía, no es tu problema. Estoy seguro de que...
—Amor, ¿qué haces aquí? Todos te extrañan allá adentro—dijo la voz de un hombre. Se escuchaba borracho.
— ¿Ese es tu amigo?—preguntó Mauricio, ahora un poco molesto.
—Un segundo—le dijo Sofía. Después el chico escuchó que alejaba el celular y su voz se escuchó amortiguada, quizás por su mano—. Vuelve adentro, estoy al teléfono; en un minuto regreso.
—Amor...
—No me digas así—le siseó Sofía a aquel hombre—. Vuelve adent...—Sofía soltó un chillido—. ¡Bájame!
—Cuando estemos adentro, te bajo.
—Sofía... ¡Sofía!—gritó Mauricio—. ¿Estás bien? ¡Sof...!
La llamada se cortó.
Mauricio aventó su celular contra la cama y se pasó las manos por el cabello.
No podía quedarse así. Tenía que saber si su amiga estaba bien, en dónde estaba, quién era aquel hombre... El chico sentía que se volvía loco.
Tomó su celular para llamarla de nuevo pero antes de hacerlo, un mensaje apareció en la pantalla.<<Siento aquella interrupción. Escuché tus gritos. Estoy bien, no te preocupes>>
El chico respondió enseguida.
<< ¿Segura? Si quieres puedo ir a recogerte. Dame la dirección y estaré ahí lo más pronto posible.>>
<<¡Vaya! Pensé que tu papel de héroe estaba reservado solo para Lucía. No creí que también quisieras ser el mío... Pero yo no soy una damisela en apuros. Estoy bien, Mau. Están borrachos pero no son malas personas. Nos vemos mañana ;)>>
El chico respiró profundamente, intentando calmarse, pero no pudo evitar soltar una maldición.
¿Héroe? Mauricio nunca había querido ser un héroe, y no pensaba que lo fuera. Lucía parecía haber necesitado la ayuda de alguien, y a él no le había costado nada dársela. Nunca había querido que Lucía lo mirara y pensara en él como el príncipe azul que venía a rescatarla. Sí, en un principio había querido ser más que su amigo, pero Sofía había aparecido y lo había confundido.
Y seguía confundiéndolo.
¿Qué demonios quería de él? Después de ese mensaje, la chica parecía enojada con él. Pero, ¿tenía derecho a estarlo? Teniendo a ese "amigo", Sofía no parecía estar en ninguna posición de reclamarle nada. ¡Él y Lucía no iban por la vida diciéndose "amor", por todos los cielos!
Su teléfono volvió a sonar.
—Diga—contestó el chico con más brusquedad de la debida.
— ¿Mal momento?—preguntó su padre.
—Papá—dijo el chico, un tanto apenado—. Lo siento. ¿Qué pasa?
—Nada, hijo. Tu madre y yo queríamos saber si aún están en pie los planes de la comida.
El chico cerró los ojos. Había olvidado la invitación de sus padres para comer.
—Sí, claro. Estaré ahí para las tres, ¿está bien?
—Por supuesto. Te esperamos aquí.
Mauricio terminó la llamada y decidió apagar su celular. Ya no quería saber nada del mundo... Y apenas eran las nueve.

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La chica del tren
General FictionComo todos los días, Mauricio sube al tren que lo lleva al trabajo, ajeno a todo y a todos hasta que su mirada capta a una joven. No sabe nada de ella, lo único que sabe es que no puede dejar de mirarla. * * * * * ADVERTENCIA ⚠️: Esta historia no es...