Hoy es un día frío, estamos apenas comenzando el invierno y el ambiente fresco se siente hasta dentro de casa.
Son exactamente las 07:38 a.m. por lo cual pongo mis pantuflas de conejo que tienen anteojos, como yo. Fascinante. Ahora, la mercadotecnia es bastante estúpida, pero funciona, yo soy la prueba exacta de eso.
Mantequilla se para desperezándose de su cómoda cama para gatos, ronronea y pasa entre mis piernas para que la tome, vuelve a ronronea al sentir la yema de mis dedos acariciando su pequeña cabeza, la dejó en el suelo y veo como una mota de pelos cae a este.
Bajo los tres escalones donde mi habitación está conectada con el salón, pero la habitación está en una especie de balcón más alto, logrando un estilo bastante relajado. Espacios abiertos.
Me decido por abrir las ventanas, siento el rico olor que proviene de la calle a pan con mantequilla y café, justo frente de aquí hay una cafetería pequeña estilo inglesa.
Procedo de inmediato ir al baño, ya que no aguanto mi orina y además, quiero mi desayuno, hoy amanecí más hambrienta de lo normal, al terminar mi rutina de todas las cotidianas mañanas, me pongo mis lentes de pasta, porque si no, estoy segura que chocaría con alguna estantería o tropezara con cualquier cosa.
Como algo simple, pan tostado con un poco de mantequilla y voy a ducharme. El baño es muy espacioso, abro la llave del agua caliente y lo dejo asi por un rato, ya que demora en calentar, me quito el pijama y mi piel se eriza por el frío, el agua está perfecta, no pude evitar cerrar mis ojos y dejar que el agua golpee mi rostro por un rato.
Voy a mi habitación para lograr vestirme con algo cómodo y simple, unas botas largas negras, pareciera que son para montar a caballo, jeans azul oscuro, suéter color crema, pañuelo café y un abrigo color verde militar, para los vientos que se veían por la pequeña ventana de la cocina, acompañándolo de un moño alto, mis lentes y mi bolso negro en el que podría caber el universo.
Al salir del complejo de apartamentos el viento me abofetea y el pobre pañuelo sale volando para aterrizar en un lindo y simpático charco de lodo, lo tomo con dos dedos y vuelvo a entrar para dejarla secando en el balcón, prometiendo lavarlo cuando volviera, esta asqueroso. Paso por mi cuarto, tomó una bufanda color café claro y la aseguro muy bien a mi cuello. Bajó por las escaleras del edificio, casi llegando a la puerta principal, para abrir esa puerta y ver las lindas calles de la ciudad.
- ¡Eh!, ¡Vamos chica no te deprimas, será un buen día! - Canturreo mientras abro la puerta para salir, al segundo siento el viento, que al ser tan fuerte hace que la bufanda gruesa me golpeé la cara y llené mis lentes de pequeñas pelusas molestas.
- ¡Reverenda mierda! -
Estoy llegando a la pequeña cafetería, en la cual acostumbro casi a diario ir por las mañanas, me siento en la mesa de siempre, sacando mi abrigo y fastidiosa bufanda para tomar mi laptop de su funda, prenderla y comenzar a ver mis e-mails, estoy sentada al lado de una ventana, viendo como los árboles se movían a causa del viento, pero sin escuchar nada, ya que aquello claramente, evitaba cualquier sonido del exterior.
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Las Risas Del Té (LP)
FanfictionTodos somos inestables en algún momento. Necesitamos un café para lidiar con las trasnochadas o el cansado trabajo, un agua con hielos para los días de aire caliente y bronceados, un jugo natural verde cuando queremos imitar por tres días a la chica...