Capítulo 5: "Chocolate Caliente"

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  Mis manos tenían un poco de sudor, mis párpados olvidaron como pestañear, para luego pestañear tres veces seguidas, por un segundo quedé estática, mi pie izquierdo comenzó a moverse con mi típico tic nervioso y mis ojos podía jurar que ya tenían...

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  Mis manos tenían un poco de sudor, mis párpados olvidaron como pestañear, para luego pestañear tres veces seguidas, por un segundo quedé estática, mi pie izquierdo comenzó a moverse con mi típico tic nervioso y mis ojos podía jurar que ya tenían un lugar para mirar toda la vida, si este momento se extendiera. A ella.

  ¿Qué debería responder a eso?, O sea, yo tengo todo un dilema en mi cabeza, hasta ahora en mi vida, nunca me había atraído una chica, espera. 

¿Atraerme una chica? 

  Yo sabía que ella sí tenía un gusto por las mujeres, su apariencia masculina me lo decía, podría ser confundida con un chico, pero eso no quiere decir que le gusten las chicas, ya me estoy haciendo un lío. Otoño nerviosa, mil pensamientos por segundo. Eso no era algo bueno.

  La pregunta de Laura me dejó en un colapso moral, mental y existencial, tomando en juego todo lo que medite que le diría si venía, solo fantaseando, porque pude jurar por mi gato que ella no vendría y de forma clara, no me esperaba esa pregunta ya que con suerte sabía su nombre, su edad, que le gustaban las tortugas y odiaba con su vida el cerdo. 

Su edad... Su edad es atractiva, tiene 29. Basta.

  Su cara solo lograba decir que esperaba mi respuesta, con una apariencia demasiado neutra y tranquila para mi gusto, pareciendo una abogada. ¿Como alguien puede tener tanta calma siempre?.

 Ella solo estaba como si nunca hubiera preguntado algo tan incómodo como eso, mejor dicho, como si nunca hubiera siquiera abierto la boca. Quisiera poder ser tan neutra como ella. Yo hago una pregunta así y antes lo más probable es que bote el agua por la nariz o me ría antes de preguntar, siendo así que cuando lo diga, no se entienda.

- Pues Laura no lo sé. Nunca me paso por la cabeza la verdad – Mis manos pasaron nerviosas por mi cabello y me costaba sostener la mirada, mientras miraba en sus ojos un brillo juguetón. 

  Ella está disfrutando esto.

  Esa respuesta decía mi mente que era la más entendible y lógica, pero como siempre. Bienvenidos a mi mundo de actitudes impulsivas de la mierda. No solo podía decir eso, claro, decente no soy.

- Claro que es una cita Laura. Después de esto follaremos, ya sabes, cosas de lesbianas - ¿Cosas de lesbianas? ¿Qué son cosas de lesbianas?, Otoño, mereces un escobazo ahora. No, la muerte.

  Podría pagarle al mejor fotógrafo de todo el mundo para que capturara el momento preciso donde su cara se deformo. No, mejor tomaría la fotografía yo. Su cara era un completo y auténtico poema. Sus ojos se agrandaron y sus cejas se elevaron, su actitud de sorpresa no se hizo esperar. No juegues conmigo, mi amor.

  Yo solo me resigne a beber un gran sorbo de mi copa de vino con una sonrisa de suspicacia, mirándola demasiado fijo, ahora yo tomando todo el abundante control y aire que me robo ella hace unos minutos. ¿Quien se robo el aire ahora?.

Las Risas Del Té (LP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora